Ciudadania Express
Miércoles 25 de mayo, 2011. 02:35 pm

Recuerdan al dibujante Gabriel Vargas a un año de su fallecimiento

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Heriberto BLANCARTE/Conaculta Oaxaca, México.-“Gabriel Vargas tenía un sentido del humor original propio, que ha trasminado a muy altas capas de la población. Es un admirable cronista de todo un impulso vital de las clases populares, es un creador del idioma y de la experimentación fonética de donde emerge un humor sin mayores exigencias, traducible e irrepetible.” Así lo expresaba el escritor, cronista, crítico y periodista Carlos Monsiváis, al referirse al creador de La familia Burrón, considerado uno de los referentes indispensables de la cultura popular del siglo XX mexicano. A un año de su fallecimiento, Gabriel Vargas Bernal (Tulancingo, Hidalgo, 5 de  febrero, 1915- Ciudad de México, 25 de mayo, 2010) es homenajeado todos los días por los mexicanos en su vida cotidiana, por los ambientes urbanos, la manera de hablar y la idiosincrasia de nuestro pueblo, que inspiraron a personajes como Borola Tacuche o Regino Burrón, así como lugares como el célebre Callejón del Cuajo donde acontecieron historias que identificaron a varias generaciones.          Muchos coinciden en que a Gabriel Vargas se le deben muchos de los modismos que la generación del Internet continúa utilizando todos los días sin conocer su procedencia.          Expresiones como “De volada”, “De rechupete”, “A todo mecate” “Esos oclayos de miedo” o “A mover el bigote”, surgieron precisamente en sus historietas, integrándose casi instantáneamente al lenguaje popular.          En opinión de los expertos no hay precedente de que un dibujante,  historietista y argumentista mexicano haya influido a tantas generaciones y de forma tan extensa en la población con su obra. El universo que Vargas  recreó a lo largo de más de 2 mil episodios de La familia Burrón, continúa presente en muchos aspectos de la cultura urbana de México.          Los personajes de Gabriel Vargas aparecieron por primera vez en 1948, dentro de la publicación Pepín y como parte de Los Superlocos, pero con el tiempo, la gracia de los mismos hizo necesario que tuvieran su propia historieta.          Algunos seguidores de los personajes aseguran que si se juntaran los tirajes aparecidos en los años cuarenta, y hasta la década de los sesenta del siglo XX, en realidad existirían más de 3 mil argumentos de La familia Burrón.          La mayoría de los caricaturistas coinciden en que Gabriel Vargas revolucionó también los lenguajes con los que se construyó la historieta en América Latina durante el siglo XX, al dotar a sus dibujos y diálogos de una simbiosis hasta entonces desconocida.          Entre estos nuevos lenguajes destaca el ocuparse cinematográficamente de cada cuadro, haciendo un verdadero arte de los segundos planos visuales para construir todo un entorno para sus personajes.          Si Borola, Regino o Reginito, deambulaban por la calle, Vargas los enriquecía con edificios, gendarmes, niños jugando, obreros, cilindreros, teporochitos o vendedores ambulantes.          Hubo un tiempo en que los escritores mexicanos hablaban de la manera como Gabriel Vargas retrataba a Doña Borola, Don Quirinos, Reginos, Reginitos, Diablos Lambertos y Boba Liconas, que todos podían encontrarse de carne y hueso en las calles de la ciudad.          Gabriel Vargas ingresó a los 13 años al diario Excélsior como dibujante, ilustrando algunos de los suplementos. Posteriormente ganó un concurso convocado por la editorial del coronel José García Valseca e ingresó a trabajar en su diario a los 16 años como jefe del Departamento de Dibujo. Inició en 1932 sus colaboraciones en la revista Jueves de Excélsior y poco más tarde en la revista Chamaco, donde realizó diversas series en torno a Pancho Villa. En 1942 ingresó a la revista Pepín, realizando Los Superlocos, en franca competencia con Los Supersabios de la revista Chamaco.          En 1948 publicó El Señor Burrón o Vida de Perro, que marcó el nacimiento de una de las familias de historieta más famosas de la cultura popular mexicana del siglo XX. Cuatro años más tarde, los Burrón aparecieron en su propio espacio con 34 páginas a color. En 1978, el caricaturista fundó su propia editorial y realizó más historias de los Burrón que continuaron de forma ininterrumpida hasta 2009.          A un año del  fallecimiento de Gabriel Vargas, la Dirección de Museos de Tulancingo, Hidalgo, comunidad donde nació Gabriel Vargas, realizará este 25 de mayo un homenaje a un costado del Museo del Ferrocarril, donde ya existe una placa conmemorativa con su imagen. Asimismo, el 28 de mayo, en la Biblioteca Sor Juana Inés de la Cruz, se realizará la presentación del libro Gabriel Vargas, una historia chipocluda, del autor Agustín Sánchez.          El libro, editado por la Dirección de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, rinde homenaje al caricaturista nacido un 5 de febrero de 1915, con un recorrido a través de su vida y obra, mostrando desde su primer dibujo realizado en 1930, hasta los últimos días de La familia Burrón. La edición está además enriquecida con  ilustraciones de algunos de los 2 mil números publicados, así como bocetos impresos en diversos medios.
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