Ciudadania Express
Miércoles 23 de noviembre, 2011. 12:55 pm

Reflexionan sobre las complejidades del doblaje en cine y televisión

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Oaxaca, México.- En la penúltima mesa del ciclo 80 Años de Cine Sonoro en México, realizada la noche de este martes 22 de noviembre en la Fonoteca Nacional, intérpretes de la cinematografía nacional, coincidieron en que la voz del cine y la televisión, representa la luminosidad que llegó a las pantallas después de la oscuridad del silencio. Jorge Arvizu afirmó que muchos actores han construido sus carreras a través de la voz, para construir fantasías tanto en radio, programas televisivos, dibujos animados y en producciones cinematográficas. “Yo comencé a hacer doblaje con mucha curiosidad por el proceso técnico y creativo que conlleva darle vida a un personaje, ya sea de carne y hueso o salido de la imaginación de un dibujante”. Recordó que su personaje más famoso, El Tata, surgió en una serie televisiva que protagonizaba con María Victoria, llamada Mis Huéspedes, en la que el famoso personaje se distinguió no sólo por vestir una bata y unos calzones antiguos, sino por su voz. “Yo pensé que el personaje iba a durar una o dos semanas, pero al momento que surgió la frase ‘¡Quiero mi cocol!’ se volvió parte de la cultura popular, siendo utilizada por estudiantes, oficinistas, albañiles, convirtiéndose en una voz que cobró vida propia”. Por su parte, Bruno Bichir dijo que el doblaje en México ha sido una proeza de creatividad y que se construyó muchas veces gracias al talento de los propios actores, quienes a menudo recibían programas de Asia, Europa y Estados Unidos que tan sólo traían una sinopsis y con una gran cantidad de diálogos sin traducción. “A mediados de los años ochenta yo estudié en el Centro de Capacitación Cinematográfica, donde me incorporé a diversos aspectos de la producción, me sorprendía que mucho del sonido directo de las películas nacionales de entonces fuera muy malo, de hecho numerosas películas eran mal entendidas porque el sonido era pésimo, incluso en las salas de exhibición”. Recordó que muchas de las películas de los años cuarenta sonaban mejor que las películas de los ochenta, gracias a técnicos como los hermanos Rodríguez que dejaron una escuela. “Yo soy de la generación sándwich, en la que el sonido estaba en desarrollo. En ese tiempo muchos actores teníamos la esperanza de algún día poder balbucear y darle matices a la voz como Marlon Brando, pero nuestro sistema sonoro no lo permitía, afortunadamente hoy la mayoría de nuestras películas pasan por las salas THX y contamos con una de las mejores industrias sonoras del mundo”. Y agregó: “Cuando pasamos del cine silente al cine sonoro, dimos un salto cuántico a la honestidad y a la entraña de las emociones humanas, Francis Ford Coppola dijo recientemente que el cine es aún un arte muy joven, y hoy el reto de muchos actores y creadores es seguir experimentando”. Rebeca Patiño, quien en sus inicios se formó como asistente del documentalista Julio Pliego, recordó la libertad que antaño tenía el doblaje para que los autores dieran rienda suelta a su creatividad. “Hoy, con tantos intereses de industria, existe algo que se llama el match de voz, que consiste en encontrar la voz más parecida al personaje extranjero de la película o la serie de televisión, sin embargo, a menudo otorgan estos papeles a personas sin mucha experiencia y que no pueden otorgar tantos matices”. Mencionó que muchas productoras internacionales se rigen hoy por estándares de mercado y por doblajes donde los significados abarquen todos los territorios. “Como directora de doblaje, sobre todo para televisión, todavía existe un poco de libertad para realizar el match de voz, no obstante, a menudo nos topamos con el reto de las traducciones, hoy no se puede improvisar con términos coloquiales como antes, porque quizá una simple palabra tiene otro significado en otra parte de América Latina”. Humberto Vélez mencionó que hoy la sistematización del doblaje ha llegado a tal punto que a muchos actores se les pide realizar su trabajo, no contra la imagen del personaje moviendo los labios, sino contra la gráfica del protools en la sala de edición, quitando mucho de la espontaneidad y el ambiente natural de una escena. “Yo entré al doblaje inspirado por Jorge Arvizu, quien dobló al famoso Pedro Picapiedra, dotando al personaje de una gran simpatía y humanidad, años después, cuando me ofrecieron entrar al grupo de actores que doblarían la serie de Los Simpson, sentí que le rendía homenaje”. Y añadió: “En el doblaje han pasado muchos talentos que ha dotado de voz al cine y la televisión, gente como Narciso Busquets, quien tenía tal genialidad que podía doblar de espaldas al micrófono y la pantalla, la historia sonora de México está viva gracias a toda la gente que ha participado en su construcción a lo largo de las décadas”. Finalmente, Jorge Arvizu recordó que uno de sus trabajos más entrañables fue cuando dobló al famoso personaje de Benito Bodoque, de la serie de dibujos animados Don Gato y su pandilla, al que dotó de una voz de niño pequeño, aún cuando el personaje original tenía una voz ronca de gangster. “Cuando vi al gatito, me pareció que aquella voz ronca que los equipos estadunidenses le habían puesto, no iba mucho con su personalidad, creo que mi mayor recompensa fue cuando años después visité los estudios de Hanna-Barbera y el mismo Bill Hanna me invitó a tomar un café y me confesó: “Me gustan mucho más las voces que hicieron en México para Don Gato, en realidad son mis preferidas”, concluyó.
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