Oaxaca, México.- Actual Presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), Carlos Carrera es uno de los directores más sólidos del cine mexicano actual, el mismo que ha podido surfear con libertad lo mismo por el cine de animación que por la ficción, tanto como en corto como en largometraje.
Hace 20 años estrenó su ópera prima
La mujer de Benjamín, que le valió elogios de la crítica nacional e internacional. Luego vendría su cortometraje
El héroe con el que conquistó la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cannes. Después vendría el polémico filme
El crimen del Padre Amaro, que se convirtió en la película más taquillera de la historia en el país y su nominación al Oscar en la categoría de mejor película extranjera.
Hoy a más de dos décadas de explorar el cine, Carlos Carrera trabaja en su primer largometraje en animación Ana, que prepara en 3D y que tiene contemplado estrenar en el otoño de 2012.
Carlos Carrera agradece la distinción que le hace el Festival Internacional de Cine de Monterrey y destaca la importancia de encuentros como este “porque creo que la manera de sentar las bases para un futuro del cine mexicano es a través de la existencia de festivales que forman y atraen público, además de proponer una oferta distinta de cine”.
En el marco del FIC Monterrey se pueden revisar los largometrajes que el director ha filmado desde
La mujer de Benjamín,
La vida conyugal,
Sin remitente,
Un embrujo,
El crimen del Padre Amaro,
Backyard. El traspatio y
De la infancia.
Para el realizador en el cine actual más que tratar de filmar la realidad, hay que hacer un balance entre lo bueno que hay, pero sin dejar de ignorar las cosas malas que aquejan al país. “De hecho hay un proyecto que yo estoy trabajando, que sería una combinación entre animación y documental, pero creo que en las películas que he hecho sí domina una temática social.
“Pero al hacer el cine lo que más me interesa es contar cómo las circunstancias influyen en la vida de las personas”, y recuerda que cuando filmó
El Crimen del Padre Amaro, su interés no estaba en cuestionar a iglesia sino ver cómo impacta eso en el terreno de lo humano.
Si bien Carrera es uno de los pocos cineastas que transita por diferentes géneros con mucha libertad, afirma que no le gusta encasillarse en géneros ni formatos, por eso no tiene un gusto en especial. “Mi interés es hacer cine. Claro que el proceso de filmar una ficción es más estresante y lleno de adrenalina, a diferencia de la animación y eso me gusta.
“La animación tiene una ventaja enorme sobre la ficción y es que puedes hacer lo que se te ocurra, controlar y crear todo”, comenta.
Sobre el panorama de la industria del cine animado en México, Carlos Carrera considera que ha sido muy accidentado ya que desde hace décadas se han hecho destacados intentos, pero en la década de los 60 se cristalizaron proyectos interesantes, pero no se logró una continuidad.
Actualmente, destaca que ha habido un resurgimiento del cine en animación en México con esfuerzos como los de Ánima Estudios, Ricardo Arnáiz, los hermanos Riva Palacio, entre otros; pero hace falta su consolidación.
El cineasta dice que en México se ha logrado superar el problema de la producción. Hoy el número de películas que se filman es considerable, pero desafortunadamente muchas de ellas no llegan a estrenarse.
Hay cintas mexicanas –expone– que tiene un gran éxito en los festivales internacionales, obtienen premios y reconocimientos y eso está muy bien, “pero sólo se cumple una parte de lo que debería ser el cine, es decir tener un cine mexicano que llegue al público y que se sienta reflejado en su cinematografía. La realidad es que las películas nacionales no tienen mucho espacio ni en los cines, ni en la televisión comercial.
Ante este panorama, comento que desde la AMACC y con otros organismos como la Asociación Mexicana de Productores Independientes, se analiza la posibilidad de impulsar una nueva Ley de Cinematografía que estimule la distribución y exhibición de cine mexicano