Oaxaca, México.- La historia de los libros de Katsumi Komagata va de la mano con la de su hija. Este artista japonés habló ante sus expectantes seguidores sobre su trayectoria, en el Salón de los Ilustradores, en el marco de la 25 de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara.
[caption id="attachment_139811" align="alignright" width="300" caption="El Diseñador Japones Katsumi Komagata muestra sus trabajos en el Salón de los Ilustradores de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. FIL/Pedro Andrés."]
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La editora francesa Elisabeth Lortic, quien también colabora con Komagata, presentó un video que circula en la Internet, en donde se lanza un novedoso artefacto tecnológico que cambiará el rumbo de la lectura “portátil, sin circuitos eléctricos, sin baterías” y que “con una simple sacudida de dedo nos lleva a la siguiente página”. Se refiere, claro, al libro.
Para Komagata, la necesidad de hacer libros de contenido tridimensional fue comunicarse con su pequeña hija. Su libro,
Yo voy a nacer, es un extraordinario viaje desde el vientre de la madre, hasta el nacimiento. Con páginas agujereadas y diferentes colores, el libro logra narrar historias que también serán disfrutadas por los más pequeños.
Triángulos y círculos que se reducen cuando se abren, cuadros que se convierten en rectángulos al abrir la página, espacio con movimiento, formas sencillas y colores es lo que distingue el trabajo del artista japonés.
De esta manera, Komagata también hace libros que pueden ser leídos por personas invidentes, quienes tienen muy desarrollado el sentido del tacto. Con pequeños dobleces logra desplegar figuras y sensaciones como, por ejemplo, los latidos del corazón. Doblar y desdoblar son el equivalente de la sístole y la diástole.
[caption id="attachment_139812" align="alignleft" width="300" caption="Foto:FIL/Pedro Andrés."]
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El artista afirmó que después del desastre en Japón causado por el tsunami en las costas de Fukushima, que dejó más de 23 mil personas muertas y miles más desaparecidas, él, como todo el pueblo japonés, ha intentado reponerse. “A pesar de esa tragedia, la vida sigue”, afirmó Komogata.
En uno de sus libros sólo hay un arbolito que se yergue entre las páginas en blanco, mientras el paisaje va cambiando gradualmente, según las estaciones del año. Así pasan ciclos enteros hasta que el árbol muere. Al igual que el arte de Komagata, ese árbol renace siempre en la página siguiente y sigue contando historias.
La obra de Katsumi Komagata, que remite a la tradición japonesa del origami y que se inspira en juegos tradicionales de su país, ha sido expuesta en el MoMA de Nueva York y el Centro Pompidou, en París.