Oaxaca, México.- El impacto del llamado turismo cultural —en el que se puede incluir el ecológico y de aventura, místico o exótico— representa una fuente de recursos económicos para las comunidades; sin embargo, es preciso implementar mecanismos que regulen y supervisen su incidencia en las prácticas culturales y tradiciones de los pueblos, que muchas veces llegan a desvirtuar o alterar su sentido. Esta es una de las premisas planteadas en el coloquio sobre Patrimonio Cultural Inmaterial, que se desarrolla en el Centro Cultural Santo Domingo, de la ciudad de Oaxaca.
Organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y la Secretaría de las Culturas y las Artes (Seculta) del estado de Oaxaca, el coloquio ¿Salvaguardia contra turismo? Desafíos en la gestión de elementos del patrimonio inmaterial de la humanidad, reúne expertos de Cuba, Croacia, Perú, Argentina, Brasil, Guatemala, Indonesia, Italia, España, Kenia y México, cuyas expresiones culturales inmateriales han sido inscritas en la lista representativa de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
El encuentro, que se lleva a cabo del 12 al 15 de octubre, promueve el intercambio de ideas y experiencias sobre las acciones de salvaguardia de los elementos culturales inscritos en la lista representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, de la UNESCO, así como el análisis sobre el impacto del turismo en dicho legado cultural.
Asimismo, se abordan temas como la necesidad del fortalecimiento de la identidad de los pueblos, y el impulso de estrategias de participación comunitaria, que han resultado exitosas en diversos países; también se revisa el beneficio económico que resulta de la comercialización de dichas prácticas, como es el caso del tango, en Argentina, o el flamenco, en España, entre otras.
Francisco López, director de Patrimonio Mundial del INAH, destacó la necesidad de enfrentar los retos que implica que un Patrimonio Cultural Inmaterial sea inscrito en la lista representativa de la UNESCO, pues implica un compromiso del Estado y también de la comunidad para que ese bien se siga desarrollando, dado que nuestro país recientemente obtuvo la inscripción de algunas manifestaciones culturales como la Fiesta de los Parachicos, de Chiapas; la Pirekua, de Michoacán, Los Voladores, de Veracruz, y la Cocina tradicional mexicana, entre otras.
El director de Patrimonio Mundial del Instituto agregó que es necesario avanzar en temas como la Lista de Salvaguardia Urgente, que consiste en adoptar medidas adecuadas de conservación de las expresiones o manifestaciones del Patrimonio Cultural Inmaterial cuya viabilidad —esto es, su recreación y transmisión continuas— corre peligro.
Agregó que también se tiene pensado avanzar en la lista de “Buenas prácticas”, que contempla apoyos a quienes trabajan en el fortalecimiento de prácticas identitarias en las comunidades “portadoras de la tradición cultural”.
Luego del acto inaugural, la primera conferencia magistral estuvo a cargo de Jaime Urrutia, del Centro Regional para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina (Crespial), localizado en Cuzco, Perú, quien abordó el tema “Patrimonio, identidad y turismo”.
Urrutia destacó la necesidad de no falsear, por presiones de las agencias de turismo, las prácticas culturales, ritos y tradiciones. Y señaló dos ejemplos que suceden en Perú, donde se ha montado una aldea yagua para que sea visitada por los turistas; sin embrago, “los yaguas de esa aldea son meros actores que viven en la ciudad de Iquitos”; también se escenifica un espectáculo similar en islas flotantes del lago Titicaca, atribuido a los uros, pero “los uros se extinguieron en el siglo XIX, así que los músicos y danzantes son peruanos de la ciudad de Puno”.
El especialista en Patrimonio Cultural destacó que se deben crear mecanismos para resistir los embates de los agentes de turismo, fincados en el “respeto a las prácticas originales” de los pueblos y también fortalecer las leyes y reglamentos en la materia, para que no sólo se contemple la derrama económica.
Urrutia recalcó que “la salvaguardia del patrimonio cultural está íntimamente relacionada con la identidad de los pueblos”, y que esta categoría es un “concepto dinámico que evoluciona, puesto que es un elemento situacional y grupal”. Lo fundamental, añadió, “es la autoafirmación de los grupos portadores”.
Durante la primera mesa de trabajo del coloquio se presentaron casos concretos de Patrimonio Cultural Inmaterial que han sido inscritos en la lista representativa de la UNESCO, como son: “El Flamenco: símbolo identitario y recurso socioeconómico”; “Patrimonio vivo de Cuba: la Tumba francesa”, expresión de cantos, danza y música de origen haitiano que pervive en el oriente de Cuba; la ceremonia ritual de origen maya conocida como Rabinal Achí, de Guatemala; y “El vuelo de los siglos: ceremonia ritual de los Voladores”, que ha arraigado entre la comunidad totonaca del estado de Veracruz, México.
Desde España, llegó Eusebia López Martínez, especialista en flamenco y miembro del Instituto Andaluz del Flamenco, institución que vela por la investigación, el desarrollo y la difusión de este arte considerado “uno de los marcadores de identidad andaluza”.
López Martínez destacó que, desde hace varios años, en la Junta de Andalucía, así como en el gobierno nacional, existe una política integral para la salvaguardia del flamenco, que incluye la investigación (se ha digitalizado la mitad de 300 mil documentos sobre este arte), la educación, la producción y promoción de espectáculos, apoyo a festivales nacionales e internacionales, y otros estímulos, como un circuito de peñas.
Reconoció que uno de los factores polémicos del flamenco es que es “un arte, pero un arte comercial”, lo que genera suspicacia en sectores académicos, pero dijo que en el Instituto Andaluz del Flamenco se concibe a este patrimonio como “transmisor de las costumbres, historia y filosofía de un pueblo”.
También, Grisell Fraga, del Ministerio de Cultura de Cuba, presentó otro caso de gestión comunitaria exitosa: la “Tumba Francesa”, expresión ritual y ceremonial de la religión vudú, de Haití, que llegó a Cuba en el siglo XVIII, y aún sobrevive en fraternidades del oriente del país, como Santiago de Cuba y Pinar del Río, entre otras.
Por su parte, Abisaí de la Cruz Morales destacó las particularidades de la danza-drama conocida como “Rabinal Achí”, que se lleva a cabo del 15 al 19 de enero en la comunidad de Rabinal, Guatemala, y que recoge la cosmogonía de los antiguos mayas, sobre todo su concepción holística del espacio y el territorio.
Finalmente, durante la primera jornada, se concluyó con la presentación del expediente de Los Voladores de la región Totonaca, de Veracruz, a cargo del investigador Francisco Acosta, quien destacó la creación del Centro de Artes Indígenas, que se ubica a un kilómetro de la Zona Arqueológica de El Tajín.
Dijo que dicho centro es una escuela donde se imparten diversas materias y también la danza de Los Voladores, además de que rescata el conocimiento y filosofía totonaca, y ha permitido consolidar el Consejo Ritual de Los Voladores para supervisar el desarrollo de esta danza, que desde hace 40 años se encuentra en el mercado turístico y se ha ido desvirtuando.
El coloquio internacional ¿Salvaguardia contra turismo?, Desafíos en la gestión de elementos del patrimonio inmaterial de la humanidad, continuará hasta el 15 de octubre en el Centro Cultural Santo Domingo de la ciudad de Oaxaca.