Oaxaca, México.El artista y maestro Shinzaburo Takeda, radicado en Oaxaca desde 1978, recibirá este 9 de noviembre en el Palacio Imperial de Tokio, Japón, la medalla de la Orden del Tesoro Sagrado de manos del emperador Akihito, en reconocimiento al trabajo docente que el artista de origen japonés ha desarrollado en la Escuela de Bellas Artes de la UABJO y en otros espacios de Oaxaca.
La Orden del Tesoro Sagrado (Zuiho Sho) fue instituida en 1888 por el emperador japonés Meiji y es conferida en ocho diferentes clases. La que recibirá el Maestro Takeda este 9 de noviembre corresponde al tercer grado de la Orden, con rayos de oro y collar de listón como distintivo.
Esta condecoración japonesa (cuyo equivalente occidental sería la Orden del Imperio Británico) se confiere a quienes se han distinguido en los campos de la investigación, los negocios, la industria, el cuidado de la salud, el trabajo social, labores gubernamentales y el mejoramiento del nivel de vida de personas con capacidades diferentes.
La medalla funde simbólicamente tres de las joyas más significativas del Tesoro Imperial: el Espejo Yata, simbolizado por una estrella central de plata, con ocho puntas; la Joya Yasakani del más valioso jade, representada por una guirnalda con puntos de esmalte rojo, y la Espada Personal del Emperador, representada con rayos de esmalte blanco.
La Orden del Tesoro Sagrado es conferida por el emperador del Japón tanto a ciudadanos de origen japonés como a extranjeros que han realizado aportaciones valiosas a la nación nipona. Entre los más conocidos personajes que han recibido la medalla de la Orden en el Tercer Grado se encuentran el actor cinematográfico Toshiro Mifune y el escultor Isamu Noguchi.
En el caso del pintor Shinzaburo Takeda, la Orden se le confiere por su destacada labor como maestro de varias generaciones de artistas plásticos oaxaqueños, así como por sus iniciativas filantrópicas para perfeccionar la enseñanza en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, donde Takeda es catedrático de la Instructoría en Artes Plásticas desde 1979.
El pintor y grabador Shinzaburo Takeda nació en una familia de campesinos en Seto, un pueblo de ceramistas del Japón, en 1935. Como estudiante de arte fue decisivamente influido por las enseñanzas y la obra de Tamiji Kitagawa, quien impulsó a la joven generación japonesa de la década de 1960 a integrar en el quehacer artístico no sólo una visión política, sino una la búsqueda de contenidos místicos.
Así fue como Takeda llegó a México en 1963, buscando la efervescencia política que caracterizaba por entonces al arte de la nación. En los once años que pasó en la capital de la República, Takeda se inscribió en la Academia de San Carlos, al Taller de Gráfica Popular (donde asistió a clases nocturnas), hasta sumarse a los alumnos de los muralistas en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”. Con esta experiencia, Takeda estaba ansioso de entrar por su cuenta en contacto con el mundo indígena.
Sus habilidades como pintor le aseguraron a Takeda un trabajo en el Museo Nacional de las Culturas, donde tuvo contacto con antropólogos, arqueólogos y otros investigadores sociales que lo encaminaron a su descubrimiento de las culturas indígenas. Hacia 1975, el artista japonés disfrutó sus iniciales encuentros con el México profundo. Quizá el recuerdo más vívido de esa época, para él, sea la imagen de los voladores de Papantla.
En 1978 Takeda llegó a la región Mixteca de Oaxaca, donde fue seducido por la enorme riqueza cultural, social y natural del estado. No tardó el pintor y grabador japonés en culminar su formación mediante las enseñanzas de un chamán, con quien sostuvo un prolongado aprendizaje, definitorio de su arte.
No poco de la fascinación que Oaxaca ejerce en Shinzaburo Takeda proviene de su identificación con la cultura campesina que halló en los pueblos del sur de México. Esta cultura no se limita a la producción agrícola, sino que se manifiesta asimismo en producciones estéticas de extraordinaria belleza y originalidad. Con esto, Takeda pudo asimilarse por completo al ambiente oaxaqueño, lo cual se refleja no sólo en su obra plástica, sino también en su labor docente y de promoción artística.
Takeda se convirtió en un japonés-oaxaqueño, al grado de establecerse en la capital del estado para vivir, crear y enseñar su notable arte. Desde 1979, el pintor y grabador nacido en Seto dedica un importante caudal de su tiempo y su energía a formar a los estudiantes de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
Esta labor formativa ha rendido frutos extraordinarios. No sólo ha encauzado a numerosos jóvenes oaxaqueños por los caminos del arte, sino ha logrado el surgimiento de más de una docena de prestigiados artistas cuyos principios fueron generosamente guiados por el gran maestro venido de Oriente.
Además de velar por la educación de sus estudiantes, adaptando la tradición tan estrecha que une al maestro con sus discípulos en la cultura japonesa, Takeda y los pintores más talentosos que él impulsó, han creado a partir de 2008 la Bienal Nacional de Artes Gráficas que lleva el nombre del veterano maestro. La Bienal se ha convertido ya en un referente artístico en México y va camino de instalarse en el ámbito internacional. Así continúa Shinzaburo Takeda su fructífera existencia en México, sin olvidar sus raíces niponas pero con la decidida voluntad de que Oaxaca sea la culminación de su destino.