Oaxaca, México.- Los claroscuros del único hijo sobreviviente del Benemérito de las Américas, Benito Juárez Maza (1852-1912), un personaje polémico pero hasta ahora poco investigado, se ponen al descubierto en un libro escrito por la historiadora Esther Acevedo, quien presenta información inédita, obtenida, en buena parte, del archivo personal del biografiado.
El título de la edición, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), Por ser hijo del Benemérito. Una historia fragmentada. Benito Juárez Maza. 1852-1912, obedece a que en los textos de su correspondencia aparecen constantemente frases tales, como: “Por ser hijo del padre que nos dio la patria”, “Por la cuna gloriosa de que usted nació”… en clara alusión a los favores que obtenía dada su alcurnia.
Este libro, presentado la víspera en la DEH, apunta a la necesidad de seguir la indagación sobre este personaje, pues aunque las más de 200 páginas esclarecen aspectos de la vida familiar, social, política y de negocios de “Beno” —como le llamaban sus íntimos—, hay otros, como su militancia masona, que todavía resultan incomprensibles, destacó la investigadora de la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del INAH.
“Benito Juárez Maza fue el único hijo varón, sobreviviente del Benemérito; cabe recordar que cuando la familia se refugió en Nueva York, Estados Unidos, durante el Imperio de Maximiliano, murieron José, de 7 años, y Antonio, que tenía poco más de un año. Benito crecerá rodeado de mujeres, y de alguna manera intimidado por la presencia de sus cuñados, entre ellos Pedro Santacilia, quien fue amigo cercano de su padre”.
A través de más de tres mil documentos, procedentes del acervo personal de Benito Juárez Maza, que está bajo el resguardo de los descendientes de la que fue su esposa, la francesa María Klerian; y de los archivos de Notarías de la Ciudad de México y “Genaro Estrada” de la Secretaría de Relaciones Exteriores, entre otros, Esther Acevedo logró perfilar la personalidad ambigua de este personaje, presente en varias facetas.
“Benito Juárez, porque él firmaba así, sin el apellido Maza, fue una persona que siguió los pasos de su padre. Cuando éste (Benito Juárez García) falleció en 1872, el hijo tenía 20 años, de modo que tuvo la oportunidad de vivir una temporada en Palacio Nacional y de participar en los altos honores al Benemérito de las Américas. Eso, sin duda lo marcó”, expresó Esther Acevedo.
Luego de estudiar en Estados Unidos durante el exilio familiar, Juárez Maza se matriculó en la Escuela Nacional Preparatoria y, al igual que su padre, tomaría la carrera de abogacía, de la cual desertó.
A pesar de que Porfirio Díaz cuestionó el gobierno de Benito Juárez a través del Plan de la Noria, en 1871, siempre tuvo conciencia del peso de Juárez; “por esa razón, tiempo después admitió a su hijo, Benito Juárez Maza, y le envió como diplomático a varios países de Europa: Italia, Alemania y Francia”, anotó la autora del libro.
De las aproximadamente 120 fotografías que se distribuyen en esta biografía, 110 son inéditas, y corresponden a los retratos de Benito Juárez Maza —desde su adolescencia hasta la adultez—, los que tienen una importancia particular. En ellas, dijo Esther Acevedo, hay una clara intención de expresar a familiares y amigos: “Estoy bien”, debido a sus ausencias, fuera por el exilio en Nueva York o por sus actividades diplomáticas en Europa.
Pasaportes y nombramientos que avalan la actividad masónica de Juárez Maza, son parte de la documentación de primera mano que también ofrece la publicación. “Existen dos documentos en particular, en uno se le da el nombramiento a grado 13, y en el otro a grado 32. Lo interesante es que ambos son del mismo día, 16 de abril de 1893, y el ascenso en una logia no era inmediato, esto lleva a cuestionar la seriedad de la masonería mexicana”.
El carácter ambivalente del hijo del Benemérito, opinó Esther Acevedo, también se expresaba en el ámbito político. “Mantuvo aparentemente buenas relaciones con el presidente Díaz, quien lo favoreció con varias concesiones en sus negocios y como diputado tuvo un aliado; en la Cámara fue uno de los dos diputados (junto con su amigo José Peón del Valle) que se negaron a aceptar la renuncia de don Porfirio en 1911”.
Sin embargo –continúa—, “la militancia de ‘Beno’ en el Partido Liberal y su cercanía a Bernardo Reyes lo fueron separando del régimen porfiriano. Esto se manifiesta en que no fue el candidato del estado de Oaxaca, por parte de don Porfirio, sino que se lanzó por su cuenta desde el Partido Liberal. Claro que este hecho lo llevó a perder la gubernatura frente a su rival Emilio Pimentel”.
Ya fuera del país Porfirio Díaz y en una segunda elección, Benito Juárez Maza lograría convertirse en gobernador de Oaxaca, no obstante, la Revolución Mexicana había estallado y fue incapaz de comprender este proceso.
“En algunas de sus cartas nos damos cuenta que desconocía los alcances de la Revolución, en ellas cuestiona a sus correligionarios acerca de la pertinencia de que se reelija en la gubernatura, o ¿hacia dónde debía inclinar la balanza?, ¿hacia los hacendados… hacia los campesinos?”
En opinión de Esther Acevedo, Por ser hijo del Benemérito. Una historia fragmentada. Benito Juárez Maza. 1852-1912 puede responder a una necesidad que ya manifestaba el politólogo Daniel Cosío Villegas, “él decía que ya no hacía falta más historias sobre próceres, sino de ‘personajes secundarios’ que nos ayudaran a entender cuál era el proceso de la historia.
“Creo —concluyó la historiadora— que los 40 años de vida pública de este personaje, Benito Juárez Maza, nos acercan a una élite poderosa, política y económicamente, que vivió durante el Porfiriato, y que una vez terminado este régimen siguió rodeada de excentricidades y de lujos. Una familia que no tuvo conciencia del momento histórico del país”.