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Oaxaca, México.- Con motivo del bicentenario de la publicación del primer volumen de cuentos infantiles de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, la Biblioteca
Menéndez Pelayo de España ha organizado una serie de actividades para su celebración.
Se trata de una exposición titulada
Queremos cuentos, que recopila los títulos clásicos más populares, y de un nuevo programa, que se llamará
Libros con ruedas, que tiene como propósito el préstamo de lotes temáticos a diversos colegios con el propósito de que estas viejas historias no caigan en el olvido.
De acuerdo con el portal de la biblioteca, la muestra recoge además fotografías de portadas de volúmenes publicados en los años 30 o los 40 del pasado siglo, que contrastan con las ediciones más modernas.
Asimismo, informó que dicha exposición, que podrá ser visitada hasta el 1 de marzo próximo, surgió de una colaboración entre el colegio público
La Paloma y la Biblioteca
Menéndez Pelayo.
Nacido el 24 de febrero de 1786 en Hanau, Alemania, Wilhelm Carl Grimm fue un reconocido filólogo, historiador y escritor, que junto con su hermano Jacob Ludwig (1785-1863), realizó una serie de recopilaciones y estudios sobre cuentos folclóricos de su país, mismos que les proporcionaron fama y prestigio mundial.
Las vidas de los hermanos Grimm corrieron en paralelo durante gran parte de su existencia: hijos mayores de una familia acomodada y de convicciones profundamente religiosas y tradicionales, la muerte prematura del padre (un abogado acomodado), en 1796, y de la madre, en 1808, dejó a la familia en una situación económica muy comprometida.
Los hermanos realizaron estudios en Kassel y en Marburgo, donde conocieron y recibieron la influencia del poeta y folclorista Clemens Brentano y del jurista Friedrich Karl von Savigny, quienes despertaron en ellos la pasión tanto por la literatura popular como por los estudios comparados de Derecho y de Historia antigua y moderna.
Los problemas de salud de Wilhelm le impidieron, al contrario que a su hermano, encontrar una ocupación estable hasta 1814, cuando fue aceptado como secretario de la biblioteca del príncipe elector de Kassel; tres años antes, en 1811, había publicado su primer trabajo importante en solitario,
Cantos épicos daneses antiguos.
Un año después, en 1812, los hermanos Grimm publicaron la primera edición de los
Cuentos de la infancia y del hogar, que conocería una segunda edición, revisada y modificada, en 1816.
La segunda edición de los dos centenares de cuentos folclóricos recogidos por ambos hermanos de la tradición oral, fue editada con escasos retoques, lo que la convirtió en la primera obra realizada en la historia con criterios auténticamente rigurosos y científicos, muy cercanos a los que utiliza la etnografía moderna. contó con un prólogo de Wilhelm Grimm titulado “Sobre la naturaleza del cuento”.
En dicho texto, Wilhelm defendió que los cuentos folclóricos contemporáneos descendían directamente de los mitos religiosos antiguos, y que su importancia literaria e histórica estaba muy por encima de lo que se había tradicionalmente considerado hasta entonces.
En el mismo año en que publicaron la segunda edición de sus cuentos, los hermanos Grimm renunciaron a sus puestos de funcionario para dedicarse, en condiciones bastante difíciles, al estudio de la literatura folclórica y antigua alemana.
Entre 1816 y 1818 publicaron varios volúmenes de Leyendas alemanas y, poco después, en 1821, Wilhelm Grimm publicó un estudio sobre las antiguas runas.
En 1826 ambos publicaron su traducción de las
Leyendas y tradiciones de hadas del sur de Irlanda, de Thomas Crofton Croker, para la que escribieron un prólogo que resumía sus ideas sobre los cuentos de esos seres mágicos paneuropeos.
También por aquellos años, los hermanos Grimm se ocuparon intensamente del estudio de textos literarios arcaicos con fuerte presencia de lo popular, y realizaron importantes trabajos sobre el
Cantar de los Nibelungos y
El pobre Heinrich, de Hartmann von Aue.
A finales de la década de 1820, cada hermano eligió seguir caminos intelectuales propios, aunque nunca dejaron de estar muy unidos en lo personal.
Mientras Wilhelm continuaba su labor medievalista con un trabajo titulado
Las leyendas heroicas alemanas, Jacob volvió a centrarse en los estudios filológicos de carácter eminentemente lingüístico.
En 1829 perdieron el favor del príncipe elector de Hessen-Kassel, por lo que se vieron obligados a trasladarse a la cercana Universidad de Göttingen, donde durante años desarrollaron labores de bibliotecarios y profesores.
Cuando el recién coronado rey de Hannover abolió en 1833 una constitución moderada que consideraba excesivamente liberal, la protesta de los hermanos Grimm, junto con otros cinco profesores, no se hizo esperar y como resultado fueron destituidos de sus cargos.
En 1840 aceptaron la invitación del rey de Prusia, Federico Guillermo IV, para enseñar en la Universidad de Berlín. La estabilidad y tranquilidad que les ofreció su nueva situación les permitió comenzar la empresa más ambiciosa de cuantas se propusieron: el
Diccionario alemán.
En él ofrecen una vasta recopilación de todas las voces alemanas con anotación de etimologías, variantes a lo largo de la historia, desarrollos semánticos, usos diversos, dialectalismos, coloquialismos y citas de dichos y proverbios.
Tal empresa no pudo ser culminada por sus iniciadores, y es que Wilhelm murió el 16 de diciembre de 1859, en Berlín, justo cuando la redacción del diccionario había llegado hasta la letra D, y Jacob cuando alcanzaba a la letra F.
De acuerdo con los expertos, nuevas generaciones de filólogos concluirían su ambicioso empeño, que habría de servir de modelo a muchos otros diccionarios históricos que se proyectaron en otros lugares de Europa.