El libro fue dado a conocer este 3 de diciembre en el Centro Cultural Elena Garro, publicación disponible en las librerías de Educal. Acompañando Villoro y Caparrós estuvo el comentarista de fútbol Roberto Gómez Junco, quien comenzó la velada parafraseando algunas aseveraciones contenidas en el texto.
Del argentino Caparrós dijo: “Es inevitable que a cada rato se equivoquen los árbitros” y de Villoro: “Ningún otro deporte tiene un sistema de jurisprudencia tan endeble, es decir, tan parecido a la realidad”. Así Gómez Junco ilustró algunos de los puntos cardinales con que fue construido el texto, a través de los cuales se crean reflexiones juguetonas sobre el significado de este deporte en la vida moderna.
Caparrós resaltó en ese sentido que el fútbol ha logrado la popularidad de que goza gracias a la sencillez de sus reglas, de la practicidad con se puede jugar, “prácticamente con cualquier cosa que ruede y con los pies, sin necesidad de ningún otro artilugio y la cancha puede ser cualquier espacio, algo que le otorga superioridad sobre cualquier otro deporte”.
Gómez Junco continuó: “Ambos escritores hacen público su gusto por este deporte, una práctica que hasta hace pocos años era vista como algo negativo, que prácticamente ningún escritor o intelectual se atrevía a decir por considerarlo como algo inferior o exclusivo de otros sectores de la sociedad.
“Pero con textos como éste, me parece que no solo se muestra la profundidad de las comparaciones que se pueden hacer a partir de los elementos que se dan cita en el fútbol, sino que un par de escritores como ellos pueden desarrollar la misma pasión y gusto por este deporte como cualquier otro aficionado del mundo”.
Una vez que los comentarios pasaron a la cancha de Caparrós, el autor argentino resaltó que el libro no surgió de una idea previa al mundial, “que es una pausa que se hace en el mundo para ejercer la democracia”, sino que al ser ambos amigos y compartir el gusto por el fútbol, “era obvio que en nuestras correspondencias, estando los dos en Sudáfrica por distintas razones, comentáramos lo que pasaba en la justa”.
Villoro señaló que la obra tiene el propósito de compartir ese gusto y pasión por este deporte, “de una manera un tanto reflexiva, pero sin mayores pretensiones, en pleno disfrute y libertad de esta ‘nueva’ condición de libertad para poder decir que se es un escritor y al mismo tiempo se profesa un cierto fanatismo por el fútbol.
“Las comparaciones entre las reglas del deporte y lo que pasa en la cancha con la realidad cotidiana, incluso la política, se encuentran con gran facilidad, y eso es lo que hicimos Caparrós y yo. Como por ejemplo esta situación que comenta Gómez Junco respecto a la negativa de los intelectuales a aceptarlo; recuerdo que cuando era niño, en 1966 el inolvidable Ángel Fernández era un gran cronista que nació en radio y cuando pasó a la televisión comenzó a narrar los partidos a partir de metáforas, algo que es muy literario, así que siempre ha existido una relación entre ambos”.
Villoro agregó que el encuentro con las narraciones de Fernández crearon en él la asociación del fútbol con la palabra, de tal modo que años más tarde, cuando comenzó a ejercer la literatura y el periodismo, le fue algo natural mantener vivo el gusto por el fútbol e incluirlo como tema de debate en sus textos, que como en este caso, son compartidos con otro colega y amigo suyo.
Caparrós señaló que en Argentina ocurrió lo mismo, “allá se consideraba al fútbol como el opio de pueblos y que no se podía ser revolucionario en América Latina y al mismo tiempo seguir la campaña en algún torneo de nuestro equipo favorito. Y no se dónde quedaron los ideales revolucionarios pero el deporte sigue con nosotros, así que hay que disfrutarlo, eso es lo que compartimos en esta correspondencia.
“Ahora bien, acerca de la relación que tiene con la realidad, me parece interesante decir que ésta manifiesta sobre todo en lo imperfecto de sus reglas, en los errores de los jugadores o del árbitro, que en muchas ocasiones resulta ser el villano de la historia a quien más se le cuestionan sus decisiones. Pero de eso se trata la vida, de decidir y esperar que los resultados sean positivos, ese es el principio, creo yo, de por qué es tan popular, además de que no es ni siquiera necesario estar consiente de ello”.
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