Citlali LÓPEZ/CIMAC
Oaxaca, México.- La imagen muestra los ojos de una indígena mixteca con el rostro cubierto por una pañoleta. La cabeza está oculta bajo una gorra y las manos llevan guantes obreros.
La mujer forma parte de un equipo de trabajadores del campo dedicados a cortar, empaquetar y hacer los cargamentos para las granjas de Ocean Mist, en Winterhaven, California, Estados Unidos.
La gráfica integra la exposición itinerante “Sobreviviendo. La vida de los jornaleros agrícolas oaxaqueños y sus familias en Estados Unidos”, del fotógrafo David Bacon.
El también activista y periodista dijo que en los últimos 10 años aumentó el número de indígenas oaxaqueñas en los campos agrícolas y cada vez en empleos más duros, debido a que generan mayor número de ingresos. Para estas mujeres, las jornadas de trabajo son de 6 y 12 horas en las que tienen que cargar cajas de hasta 20 kilos.
Bacon señaló que, a pesar de los peligros y lo difícil que es para las mujeres migrar de forma irregular, a partir del año 2000 la migración femenina creció de forma más rápida que la de los hombres. “Ahora la migración de mujeres y hombres de Oaxaca es ya casi pareja”, expuso.
Basado en el estudio “Indígenas trabajadores del campo” (Indigenous farm worker study), de Rick Mines (2010), a finales de los años 90, 7 por ciento de las y los migrantes en los campos agrícolas de California era originario de alguna comunidad indígena, principalmente de Oaxaca, y actualmente es de 29 por ciento y casi la mitad son mujeres y sus hijos.
El estudio contabilizó 54 mil personas que han emigrado de 350 pueblos oaxaqueños, es decir, cerca de 150 personas por comunidad.
David Bacon añadió que por el tamaño de muchas comunidades indígenas, es de explicarse que algunos pueblos quedaran en el abandono o se convirtieran en lugares de ancianos y menores de edad.
Para una mujer, expuso el fotógrafo, migrar es doblemente riesgoso porque tiene que confiar su vida a un “coyote” (traficante de personas), además de que “hay una historia muy triste y sucia de asaltos contra mujeres que están cruzando (la frontera)”.
El riesgo aumenta para las mujeres que migran con sus hijos. El también autor del estudio “Desplazados, desiguales y criminalizados”, estimó que hay cerca de 500 mil indígenas de Oaxaca viviendo en EU; 300 mil sólo en California, quizá 50 por ciento sean mujeres.
Otra fotografía de la exposición itinerante muestra a una indígena mixteca. A sus espaldas se levantan campamentos de tela y lonas. Ella no tiene más de 20 años y entre sus brazos carga a su hijo descalzo. La migrante vive en un campamento fuera de Del Mar, California.
Una imagen más muestra a Guillermina Díaz, de la región mixteca. Ella y su hermana son el soporte de otros tres miembros de sus familias, quienes duermen y viven en una sola habitación en una casa en Oxnard. Comparten casa con otra familia de migrantes. Con el rostro completamente cubierto por una pañoleta, Guillermina corta las fresas de los campos de cultivo.
David Bacon señaló que estas mujeres están expuestas a grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas que ponen en riesgo su salud.
Bacon es también defensor de los Derechos Humanos de las y los migrantes mexicanos, y ha llevado su exposición a los municipios de mayor expulsión de migrantes en Oaxaca en coordinación con el Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante (IOAM).