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Oaxaca, México.- Al compartir un homenaje crítico a Gabriel García Márquez, en ocasión de los 30 años de haber sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura 1982, el poeta Armando González Torres dijo anoche que ese autor, profundamente humano, “despliega virtudes como la piedad y la tolerancia”.
Durante la tertulia “La memoria del corazón: Gabriel García Márquez”, que el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) organizó para releer, revalorar y disfrutar la obra del colombiano universal, González Torres expresó públicamente sus afinidades y sus desavenencias con el laureado escritor.
Centró su ponencia en
Cien años de soledad, destacó que el mundo de Gabriel García Márquez pone en contacto al lector con una realidad ancestral y sostuvo que la belleza, el encanto y la lozanía de esa obra cumbre de la literatura en español se mantiene impecable a pesar del paso de los años y las generaciones.
En el acto también tomaron parte la autora Elisa Corona y José Mariano Leyva, en tanto que Rosina Conde moderó la mesa de análisis, cuyo objetivo fue que los autores de diferentes generaciones abordaran distintos aspectos de la obra de García Márquez, desde su propia experiencia como lectores.
De esta manera, el poeta y ensayista Armando González Torres, ganador del Premio Bellas Artes de Ensayo Literario
José Revueltas, habló del entorno del
boom latinoamericano en relación con “Cien años de soledad” ante el público que ocupó en su totalidad la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
La ensayista Elisa Corona, Premio Nacional de Ensayo
José Vasconcelos 2008, leyó su ponencia
Las malas mujeres de Macondo, mientras el ensayista José Mariano Leyva, quien en 2009 obtuvo el Premio Bellas Artes de Novela “José Rubén Romero”, habló del ejercicio de libertad narrativa y creativa de García Márquez.
Los tres pusieron énfasis especial en
Cien años de soledad y
El amor en los tiempos del cólera. Además, los participantes en la mesa leyeron diversos pasajes de la obra del Nobel colombiano, de acuerdo con sus gustos personales y los textos que los han marcado como lectores y a lo largo de sus carreras literarias.
Hace 30 años Gabriel García Márquez reconoció, durante la celebración del banquete en la ceremonia del Nobel, que creía recibir el máximo galardón de la literatura como un homenaje a la poesía, “esa energía secreta de la vida cotidiana, que cuece los garbanzos en la cocina, y contagia el amor y repite las imágenes en los espejos”.
Anoche se recordó que concluyó dicha participación afirmando que era la poesía “la única prueba concreta de la existencia del hombre”, en clara referencia a Luis Cardoza y Aragón. De esa manera, se destaco en la tertulia, y en nombre de la poesía, fue que el INBA organizó también esta celebración con público y autores.
Ya en dicha oportunidad, García Márquez en su discurso de aceptación del premio, titulado
La soledad de América Latina, en franca alusión a “Cien años de soledad”, se había referido a la desmesurada realidad social y política de América Latina, que no parece cambiar a pesar de los años transcurridos, según el INBA.
Gabriel García Márquez nació en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1927. Radica en México desde 1975. Es narrador, periodista y guionista de cine. Estudió derecho en la Universidad de Bogotá y ha recibido el Premio Esso 1961 por
La mala hora y el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Columbia en 1971.
Recibió el Premio
Rómulo Gallegos 1972 por L
a increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada el Premio Mundial de Periodismo de la Organización Internacional de Periodistas en 1977; Legión de Honor, en grado de Gran Comendador, por el Gobierno de Francia, 1981, y el Premio Nobel de Literatura 1982.
Además, la Orden del Águila Azteca en 1982 y el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Cádiz en 1994. A la fecha, su obra se ha traducido a casi todos los idiomas. Muchos de sus libros son actualmente de texto en escuelas de nivel medio y medio superior, en diversas naciones alrededor del mundo.
En su obra destacan las crónicas
Relato de un náufrago (1970),
El general en su laberinto (1989) y
Noticia de un secuestro (novelada) (1996). En cuento,
Los funerales de la Mamá Grande (1962),
La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1973),
Ojos de perro azul (1974) y
Doce cuentos peregrinos (1992).
En novela,
La hojarasca (1955),
El coronel no tiene quien le escriba (1958),
Cien años de soledad (1967),
Crónica de una muerte anunciada (1981),
El amor en los tiempos del cólera (1985) y
Memoria de mis putas tristes (2004).
Sus memorias están plasmadas en
El olor de la guayaba.
Conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza (1982) y
Vivir para contarla (2002).