Oaxaca, México.- Raúl Anguiano, quien nació el 26 de febrero de 1915 en Guadalajara, Jalisco, es uno de los pintores y grabadores más influyentes en las artes plásticas contemporáneas, consideró el historiador Gregorio Luke, quien resaltó que la obra conocida como
La espina es el fundamento más contundente para sostener esa aseveración.
Concaculta, en ocasión del aniversario 97 de su nacimiento, recuerda al artista a través de Luke, quien lo conoció en los últimos años de su vida.
El especialista resaltó que a partir del mencionado cuadro, es posible destacar tres aspectos relevantes.
“El primero que me parece relevante destacar, es que Anguiano fue uno de los pocos pintores que mantuvo vivos los postulados de la Escuela Mexicana de Pintura, que promovieron las grandes figuras del arte nacional, como Diego Rivera o David Alfaro Siqueiros, y que son fundamentales para el desarrollo de la plástica en el siglo XX, pero a partir de los cincuenta se generó toda una serie de disidencias, un movimiento de ruptura, en el que jóvenes artistas como José Luis Cuevas cuestionan las propuestas de ese movimiento.
“Aunque Anguiano no fue el único, pues incluso Siqueiros, que vive hasta 1974, es un ejemplo de ello, pero de alguna forma el mercado va cambiando y el arte en el mundo, principalmente el de Estados Unidos y de Europa, se preocupa por estimular la producción de obras que no fueran nacionalistas, sin contenido político, para así provocar que los años ochenta y noventa se convirtieran en épocas duras para aquellos artistas en quienes aún persistían esos elementos”.
Luke señaló que entonces se decía que el arte se había vuelto internacional, además de que prácticamente se dejaron de hacer murales. En ese contexto, Raúl Anguiano se mantiene fiel a los postulados de la Escuela Mexicana de Pintura, que son, por un lado la vocación pública del arte, así como la concepción vasconcelista de que el arte es un derecho y no un privilegio.
Anguiano continúa produciendo murales, incluso en los últimos años de su vida tenía comisiones de murales por realizar, tanto en México, como en Estados Unidos, en particular en California.
De esa manera, mantiene viva hasta su muerte la idea de hacer murales en los que destacan los temas mexicanos y la defensa del dibujo como expresión artística.
“Lo conocí a los 80 años y normalmente a esa edad los artistas ya hicieron sus obras principales, pero en su caso, no se podía escribir una biografía porque seguía trabajando, haciendo contribuciones importantes al arte mexicano, es decir, realmente estaba cerca de lograr que el muralismo resurgiera tanto en México como en Estados Unidos, lo cual es un mérito enorme, uno fundamental.
“Otro aspecto muy importante, es que a pesar de ser un hombre que defiende los postulados de la Escuela Mexicana de Pintura, es también un innovador y eso es algo a lo que no se le ha dado mucho crédito. Los comentarios más frecuentes se refieren a que se trataba de un pintor que se mantenía dentro de los parámetros del nacionalismo y cuya obra es válida por la calidad de su dibujo, pero opino que Anguiano es un gran renovador de la plástica”.
La opinión del historiador se sustenta en que Anguiano estuvo presente en el viaje a la selva lacandona cuando se descubre Bonampak –hecho que se le atribuye a Giles Healy y Carlos Frey en 1946–, y que, al lado de los arqueólogos responsables del proyecto que acaba por convertirse en una expedición trágica en la que muere Frey, el pintor descubrió algo más que las glorias de esos vestigios mayas.
Encuentra algo diferente e inesperado: el indígena contemporáneo, pues hasta entonces, todos los artistas mexicanos habían tomado esas imágenes como elementos de sus obras, pero siempre referidas a épocas pasadas, por ejemplo Diego Rivera, hizo grandes murales que celebran la cultura azteca o maya.
Pero para el historiador Gregorio Luke, Anguiano toma ese mismo elemento pero la referencia no es al pasado, sino al presente, lo cual se puede ejemplificar en la obra
La espina, en la que aparece por primera ocasión un indígena contemporáneo.
El cuadro presenta a un lacandón vestido según la tradición de su pueblo, sentado y precisamente retirando una espina de su pie; detrás de él hay una selva devastada por la deforestación. Este cuadro se usó durante años para ilustrar algunos textos de educación primaria.
“De esa forma, al mismo tiempo que Anguiano dota a los indígenas de una dimensión real, al presentarlos como seres humanos contemporáneos, con lo cual se anticipa a problemas muy actuales, también pinta la destrucción del medio ambiente, para así ser el primero que incluye en su discurso pictórico la tala salvaje de los bosques.
“Entonces es a un tiempo un continuador y defensor de la Escuela Mexicana de Pintura, de todos sus postulados, y un pintor que introduce el tema del indígena contemporáneo, así como lo referente a la necesidad de cuidar el medio ambiente y la ecología”.
Además, Anguiano fue un artista con una gran diversidad temática a pesar de que sus obras más conocidas sean las de temática indígena, como
Mujer con iguana, o bien los desnudos, pero su producción incluye series de tipo surrealista que apenas ahora se están estudiando como tales.
“Desde luego que Raúl Anguiano perteneció al Taller de la Gráfica Popular, por lo que en ese sentido, generó una aportación a esos recursos expresivos. Algunos cuadros de él son clásicos, como
La loca, que es en verdad extraordinaria, o Las dolientes, otra obra maestra, sus alfareras y el arte erótico, así como el taurino, que se han comenzado a redescubrir, así que el artista aún tiene muchas cosas por decir”, concluyó Luke.