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Rodolfo Morales a once años de su partida

Lunes 30 de enero, 2012.
03:16 pm
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Carlos Pasarán Jarquín /Agencia Imagen33 Oaxaca, México.- El 31 de enero del 2001 murió un hijo excepcional de esta tierra. Dejo un legado rico y un ejemplo de altruismo. Quiso mucho a Oaxaca y a su gente; a ambos los llevaba el corazón y los inmortalizó con su arte. Once años han transcurrido desde la partida de Rodolfo Morales y su ausencia aún duele. [caption id="attachment_147198" align="alignright" width="300" caption="Francisco Toledo y Rodolfo Morales"][/caption] El Señor de los Sueños sigue siendo recordado por su bonhomía. De caminar pausado y trato fácil, siempre contribuyó con las causas nobles. El rescate y protección del patrimonio histórico y la devastación ecológica fueron dos de sus preocupaciones constantes. Preocupado por contribuir a la educación de su gente, destinó parte de su patrimonio a tal fin. Así, creó en una casona de su propiedad un Centro Cultural, en el cual funcionan un área de cómputo para consulta de estudiantes, una biblioteca comunitaria, un teatro al aire libre y una sala de proyección de videos documentales y de arte. –0– [caption id="attachment_147197" align="alignleft" width="300" caption="Foto: Museo en Ocotlán de Morelos: Imagen 33"][/caption] El maestro Morales nació el 8 de mayo de 1925, en Ocotlán de Morelos. Su inclinación por los pinceles comenzó a muy temprana edad. Descubrió desde joven que la pintura no siempre se plasma en trazos lineales, que a veces es más bella si no es tan perfecta, sólo en esa forma muestran su humanidad, su hechizo, las manos manchadas de aquel que se atrevió a crearla. Viajó a la Ciudad de México en 1948, donde ingresó  a la escuela de pintura de la Academia San Carlos. Se dio a conocer a través de la exposición de sus obras en la Galería "Casa de las Campanas", en Cuernavaca, Morelos. Durante su juventud realizó viajes por muchos países, visitando principalmente los museos. Conoció a Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Salvador Novo, Carlos Chávez, Mariano Azuela y Manuel Toussaint. En 1975 en maestro Rufino Tamayo acogió calurosamente su obra y estimuló su creación artística. En 1985, Morales decidió regresar a su tierra natal para trabajar incesantemente en la creación y difusión de sus obras. En 1992 se estableció formalmente la Fundación Rodolfo Morales A.C., institución dedicada al rescate del Patrimonio Arquitectónico y Cultural de los Valles Centrales de Oaxaca; a la restauración de monumentos históricos; a la promoción del arte popular, la música y las artes escénicas; a la preservación de las tradiciones y el apoyo a obras sociales; así como al fomento educativo para la niñez y juventud de Ocotlán. Durante los últimos años de su vida, a través de la Fundación que creó, se dedicó a fomentar los valores culturales oaxaqueños, a realizar campañas de reforestación y la conservación y difusión del patrimonio artístico de la región. La obra de Rodolfo Morales está dentro de grandes colecciones públicas y privadas en diversas partes del mundo. Su última serie titulada “Mercados”, donde en cilindros de gran formato muestra a mujeres vestidas de novias, la vida cotidiana, montañas, valles y cantos, ha sido exhibida en Sudáfrica, Alemania y Hungría entre otros países. Su obra mural se encuentra plasmada en la estación del metro Bellas Artes en la Ciudad de México, donde expresa, de manera muy personal “La visión de Francia en México”. La alegoría de las fiestas populares se exhibe en el salón de pinturas del Palacio de Gobierno de Oaxaca; en el Hotel Royal Pedregal se muestran dos murales cóncavos, y en la Sala de Cabildos del Ayuntamiento de Ocotlán se pueden ver pasajes de la historia de México. –0– Cuando falleció el maestro Rodolfo Morales. Ocotlán entero se volcó para despedir a un pintor que además de ser un artista fundamental del siglo XX, procuró dotar a su ciudad y a su estado de un bienestar que contempló la ecología, la restauración y la defensa y la creación del patrimonio artístico. [caption id="attachment_147201" align="alignright" width="300" caption="Foto: Imagen 33"][/caption] “La muerte de Rodolfo Morales deja un hueco que no podrá ser llenado; es un artista irremplazable que forma parte de una árbol enorme y fecundo que nació y creció en Oaxaca…”, dijo Sari Bermúdez, entonces titular del Conaculta, durante la presentación de sus cenizas en la Fundación Cultural que lleva el nombre del pintor. “Rodolfo Morales fue un benefactor de su tierra y de su gente. Además de ser un creador, un pintor con 53 años de trayectoria, no cincuenta, como decía con su pícara sonrisa, se situó al margen de las vanguardias para instalar su arte en el corazón de lo popular. Rodolfo Morales fue uno de los precursores de la ciudadanización de la cultura, pues con y muchas veces a pesar del Estado, contribuyó a enriquecer no sólo la vida cultural de Ocotlán y del estado de Oaxaca sino de México entero…”. La ceremonia luctuosa se realizó en la casona de Morales de su natal Ocotlán. Políticos e intelectuales hicieron acto de presencia, pero también estuvo ahí, de manera discreta, el pueblo y su fe profunda. Velas, veladoras, incienso y flores marcaron la despedida de ese hombre excepcional. Sus cenizas fueron depositadas en el Ex convento de la comunidad. –0– Además de la creación del Centro Cultural, la Fundación Rodolfo Morales llevó a cabo la restauración y rehabilitación del Ex convento de Santo Domingo de Guzmán de Ocotlán, el cual cuenta con diferentes áreas de uso como: museo de arte colonial, arte religioso, arte popular, área para exposiciones temporales y conciertos. También realizó la rehabilitación de los templos y centros de población en Santa Ana Zegache, San Baltasar Chichicapam, San Pedro Taviche, San José Progreso, San Jacinto Ocotlán, Magdalena Ocotlán, San Felipe Apóstol y San Martín Tilcajete. Del mismo modo, se inicio la formación de un taller de restauración y rehabilitación en Santa Ana Zegache, con jóvenes de la región que tendrá como objetivo apoyar a comunidades que no cuentan con recursos para estos trabajos. La Fundación creó viveros comunitarios con la finalidad de conservar especies nativas de la región, que sirven para la artesanía de las comunidades. De esa manera, se reforestaron 18 hectáreas de árbol de copal en San Martín Tilcajete, y se plantaron seis mil árboles de jacarandas a la orilla de la carretera Oaxaca–Ocotlán. Bajo la supervisión del arquitecto Esteban Sanjuán Maldonado, se rehabilitaron y restauraron cinco casas en el centro histórico de la ciudad de Oaxaca para diferentes usos y de cuyas rentas hoy se mantiene la Fundación. La Fundación fue pionera en el proyecto del rescate del río Atoyac, con la participación de 30 comunidades afectadas por la contaminación que arrastra al recibir aguas negras. Rodolfo Morales murió hace once años, dejando un gran legado y un ejemplo de altruismo. Hombre irrepetible, sencillo y de gran corazón, cuanta falta hace hoy a Oaxaca. –0– A once años de la partida de Rodolfo Morales, su estudio sigue intacto. En la segunda planta de su silenciosa vivienda, en el corazón de Ocotlán de Morelos, la puerta de madera se abre para permitir la entrada al mundo del pintor. Aquí pasaba cinco horas diarias antes de partir a la ciudad de Oaxaca, para continuar con su labor pictórica en otro estudio ubicado a un costado del Jardín del Pañuelito. Metódico como era, se levantaba antes de las siete, preparaba el café en una antigua parrilla y comenzaba a dar forma a sus sueños en el taller de collages. Tras dos horas de trabajo y un buen desayuno, se trasladaba a su querido estudio a pintar. Música clásica y mexicana lo acompañaban a través de una gustosa faena. Sobre la mesa los tubos y botes de pintura acrílica y al ole, los pinceles de distintos grosores, mangos y pelajes, espátulas y trapos. Más allá, en un anaquel, los solventes, más pinturas y pequeñas herramientas. Como si estuviera ahí, su sillón frente a un caballete con una obra en proceso, y en el piso sus botines negros con manchas de pintura. Rodolfo Morales dejó 18 cuadros inconclusos y trazados 29 bocetos. Trabajaba varias obras a la vez; en ocasiones dedicaba más tiempo a unas que otras, y era común que olvidara alguna durante meses antes de volver a ella con renovado brío, para acabarla con maestría en una mañana. El cuarto luce intacto. Como si esos once años de ausencia se redujeran a nada. Como si el maestro continuará ahí. –0– Muy cerca del estudio, en la segunda planta de la casa, también se localiza una galería, en la que se muestran diversas obras de Morales en diversas técnicas que son patrimonio de la Fundación. [caption id="attachment_147298" align="alignright" width="300" caption="Foto: Imagen 33"][/caption] Y ahí mismo se ubica un centro de cómputo, con 22 equipos y servicio gratuito, abierto a los jóvenes de escaso recursos para la elaboración de sus tareas y trabajos escolares. Mención aparte merece el Ex Convento de Santo Domingo, el cual, con 12 años de existencia, se ha convertido en un referente cultural de Oaxaca y México. Alberto Morales, sobrino del fallecido artista y Presidente de la Fundación, hace ver la titánica tarea que representa mantener activo el legado de Morales, tal cual fue su deseo. Pago por mantenimiento, nóminas, energía eléctrica, difusión y demás gastos son cosa cotidiana, lo que ha impedido emprender nuevos proyectos.  Por ello, hace unos años, se planteó a las autoridades federales la posibilidad de obtener recursos a fin de lograr la restauración y ampliación del Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, en Ocotlán. La idea, explica Alberto Morales, es instalar un museo dedicado al maestro, donde se exhiba su rica obra de forma permanente. Lamentablemente, luego de varios años de trámites burocráticos, de promesas y compromisos incumplidos, el proyecto fue rechazado por los diputados federales. El Presidente de la Fundación no oculta su desencanto, pues lejos de recibir el apoyo que esperaba por parte de los legisladores oaxaqueños en el Congreso, éstos se hicieron los desentendidos. Pero como siempre hay que mirar hacia adelante, siempre más allá de las miserias mundanas, y quienes creen en el Proyecto han decidido reelaborar su estrategia incluyendo ahora al Gobierno del Estado, a la iniciativa privada y a la sociedad en su conjunto. “No se busca otra cosa que reconocer el trabajo del maestro. Un trabajo gigantesco en pro de la cultura y la ecología que no sólo es de Ocotlán o de Oaxaca, sino que es de todos”.
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