Autor de Los hombres que dispersó la danza, Henestrosa llegó a la Ciudad de México el 28 de diciembre de 1922 buscando a José Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública para pedirle —asistido por un intérprete que le traduce del zapoteco al español— una beca, relata Adolfo Castañón en su texto El hombre que dispersó la sombra, publicado en la Revista de la Universidad.
El escritor zapoteca, considerado uno de los exponentes más complejos y profundos de la literatura mexicana, aprendió el español como segunda lengua convirtiéndola en un puente con el zapoteco, su lengua natal, la que afirmó le permitió conocer de forma más aguda muchas de las variaciones y matices de la belleza del castellano.
Fue autor de libros esenciales en la literatura mexicana como Retrato de mi madre y otras narraciones, creador de ensayos, artículos y relatos, presentes en las páginas de revistas y periódicos; así como de prólogos y contribuciones en libros en los que exaltaba a su pueblo y pasado indígena.
El también político, escribió poemas, canciones y corridos como: La Martiniana, La Paulina, La Vicenta, La Ixhuateca, Las juchitecas: oro, coral y bambú, y La Llorona, de las que existen numerosas interpretaciones, realizadas por Álvaro Guerra, el trío Montalbán, Tehua, Susana Harp, Georgina Meneses, Lila Downs, entre otros, que espontáneamente han dado voz y música a la palabra lírica del escritor oaxaqueño.
La labor de Andrés Henestrosa como periodista y cronista fue abrumadora, señala Castañón, al escribir más de 20 mil artículos y ser titular de columnas y secciones como Alacena de minucias, Reloj literario, Divagar en diarios como Novedades, Excélsior, El Universal, El Día, El Popular, Unomásuno, entre otros medios; editor y bibliófilo fundador y director de revistas o colecciones como Neza, Didza, Las letras patrias, Mar abierto, El libro y el pueblo.
Para Castañón, Henestrosa fue un orador talentoso, dotado de una rara capacidad de improvisación y articulación, dueño de ingenio y de una dicción nítida e impecable; quien recibió numerosos reconocimientos y galardones como el Premio Internacional Alfonso Reyes (1992); la medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República (1993), la Medalla al Mérito Benito Juárez (1993), y el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Lingüística y Literatura (1994).
Andrés Henestrosa falleció el 10 de enero de 2008 víctima de una complicación por neumonía. Marcó con su prosa nuevos senderos en la cultura del siglo XX. Dirigió el departamento de Literatura del INBA de 1952 a 1958, fue diputado federal de 1958 a 1961 y de 1964 a 1967, e Ingresó a la Academia Mexicana de la Lengua el 23 de octubre de 1964 como miembro numerario, ocupando la silla XXIII.
En el homenaje de cuerpo presente que se le realizó en el Palacio de Bellas Artes, el poeta Alí Chumacero expresó que con su muerte se perdió no sólo a un gran escritor, sino un gran espíritu. "Él era, por encima de su pluma, un hombre capaz de decir siempre aquí estoy. Vivo, valiente, severo consigo mismo, supo vivir y supo hacer de sí mismo lo que siempre fue: el gran hombre que todos quisimos".
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