Guadalupe Cruz Jaimes/CIMAC
Oaxaca, México.- ,Por temor a que su papá la reprendiera, Reina López, indígena mixteca originaria de Oaxaca, se practicó un aborto con ayuda de la partera de su pueblo, ubicado en el municipio de Santiago Juxtlahuaca.
La joven -que ahora tiene 26 años de edad- recuerda que no fue sencillo tomar esa decisión, pero “me tenía que bajar la regla, si no él (su padre) me iba a matar a golpes”, indicó en entrevista.
A una década de este hecho, Reina López, quien vive en el Distrito Federal (DF) con su pareja y sus dos hijas, reconoce que aunque fue “difícil” interrumpir su primer embarazo “fue lo mejor” por que no tenía alternativas, “no tenía a dónde irme y mi papá era malo con nosotras”.
La mujer, dedicada al comercio en la zona centro de la capital, relató a Cimacnoticias que a los 16 años de edad tuvo un novio que conoció en la cabecera municipal de Santiago Juxtlahuaca, donde ella laboraba desde los 13 años como trabajadora del hogar.
Ella salió de su pueblo llamado San Miguel Cuevas por la situación de pobreza que había en su casa, “no teníamos ni para comer, la íbamos pasando con chile y tortilla, y mis papás no nos podían dar nada, ni para zapatos porque éramos muchos hijos”.
Reina López indicó que cuando conoció a su novio éste le prometió que se casarían, “pero cuando le dije que estaba embarazada, que teníamos que juntarnos y que tenía que decirle a mí familia; no lo volví a ver”.
Entonces la joven indígena sintió temor de enfrentar a su padre, pensó en no regresar a su pueblo para que no se enteraran, pero no sabía a dónde ir y tampoco tenía dinero para marcharse.
Ante la falta de alternativas decidió pedirle ayuda a una partera de su comunidad. “La señora me dijo que tenía que quedarme en su casa tres días para que me cuidara. Pedí un permiso para faltar a mi trabajo, y durante esas tres mañanas me dio un ‘te dulce’ en ayunas”.
Ella recuerda que por los sangrados se sintió débil unos días, pero el malestar pasó pronto. Sin embargo “estuve triste, porque allá es muy mal visto que una haga eso”. Poco a poco, se recuperó y conoció a otra persona con la que se unió y migró al DF hace 7 años.
“Ahora todo fue diferente, yo quería a mis hijas y estaba con su papá, no estaba sola como esa vez”, indicó la mujer, quien vive en la delegación Coyoacán.
HILDA
La purépecha Hilda Casillas, originaria del municipio de Pénjamo, Guanajuato, también tuvo un aborto, pero en esta ciudad y en circunstancias diferentes a la indígena mixteca, ya que el procedimiento fue en una clínica pública y en condiciones seguras.
La mujer de 45 años dijo a Cimacnoticias que ocurrió “cuando ya tenía tiempo viviendo aquí y fue por razones de salud”, ésta es una de las 7 causales por las que el aborto es legal y gratuito en los servicios del DF.
Hilda Casillas sufrió preclampsia durante el cuarto mes de su segundo embarazo, pero pensó que era controlable, ya que en su embarazo anterior tuvo el mismo padecimiento y su hijo nació de seis meses y sobrevivió.
Sin embargo, empeoró la salud de la purépecha, de entonces 30 años, y tuvo que practicarse un aborto porque la gestación colocaba en riesgo de sufrir un grave daño a su salud e incluso de morir.
Ella recuerda que “fue muy doloroso” porque su familia no la apoyó. Recordó que “mi suegra me dijo que hasta las perras protegen a sus crías, y que yo no había sabido ser mujer para cuidarme y tener al bebé”.
La habitante de la delegación Cuauhtémoc refirió que en la capital las personas de su comunidad, reproducen las normas sociales aprendidas en su pueblo y “ven mal el aborto, dicen que quien lo hace pues es una mala mujer”.
Lo anterior, a pesar de que en la capital el aborto es legal, seguro y gratuito por las causales de violación, cuando es imprudencial, si pone en riesgo la salud o la vida de las mujeres, si el embarazo es resultado de inseminación artificial no consentida, y por voluntad de las mujeres hasta las 12 semanas de gestación.
La normatividad en el DF parte de que la interrupción legal del embarazo (ILE) forma parte del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, principio del ejercicio de su ciudadanía.