Ciudadania Express
Miércoles 07 de noviembre, 2012. 01:04 pm

Alejandra Robles reivindica con su canto a las afromexicanas

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Ernestina Gaitán Cruz/CIMAC Oaxaca,  México.- .- Alejandra Robles es la más joven de las intérpretes oaxaqueñas que a últimas fechas ha destacado en la música como Lila Downs, Georgina Meneses, Susana Harp y Ana Díaz. [caption id="attachment_185796" align="alignright" width="199"] Foto: Noel Suastegui[/caption] Como ellas, va forjando un camino artístico propio, porque aunque las cinco nacieron en la misma entidad, se criaron en poblaciones y circunstancias diferentes. “La Morena” es originaria de Puerto Escondido, en la costa chica de Oaxaca, y sus antepasados eran oriundos de la costa de Guerrero, zonas donde se ubica población de ascendencia africana, así que ella se reivindica como afromexicana. La cantante de figura menuda, a quien le gusta usar ropa con colores alegres, así como joyería que diseña inspirada en motivos oaxaqueños, y que destacan su piel canela, se ha caracterizado por interpretar lo mismo sones que chilenas, ritmos caribeños y bailes africanos. Desde niña tuvo la necesidad de expresarse mediante el canto y apoyada por su madre, María Elena, pero en especial por Noel, su padre, quien tiene una fe ciega en su talento. Ella desde los ocho años participó en festivales escolares, y ante su firme decisión de dedicarse a la música, su padre le dio la oportunidad de empezar a cantar en su restaurante. “Cuando no había mucho trabajo, como a las 5 de la tarde, me anunciaba con las pocas personas que estaban. Yo me subía a cantar y, guau, me acuerdo que la primera vez yo temblaba. Luego me gustó cantar para el público y con el guitarrista Fernando Nataren empecé a tocar en bares”. Después estudió canto en la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca y en el año 2000 ingresó al 12 Conservatorio de Música en Francia.  A su regreso se inscribió en la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana en la Licenciatura de Ópera, y sigue estudiando canto clásico, baile africano y zapateado. Como nació cerca del mar, sus interpretaciones, los ritmos que elige y sus composiciones tienen reminiscencias de la vida marina, el ambiente de los pescadores, “la comida tan deliciosa de Puerto Escondido”, el mar y hasta de los surfistas, sin olvidar su compromiso social con la gente común que vive en desigualdad social y que además es discriminada por ser de color. “Mi ombligo está en la arena de Puerto Escondido, mi vida está allá. Si yo muero, ahí me tienen que enterrar porque estoy enamorada de mi tierra… las carreteras cuando vas cruzando las rancherías, ves esas casitas de palma donde los pobladores te guisan un pescado a las brasas porque no tienen estufa y sabe delicioso”. Pero no sólo le canta a su gente. Su sensibilidad y el amor a la tierra donde nació la llevaron a involucrarse en un proyecto social que convenció al pintor Francisco Toledo y a la directora del Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), para establecer una biblioteca comunitaria en Chacahua. Con lo que obtengan de su reciente disco comprarán los libros y harán la biblioteca. La iniciativa creció y ya realizaron los primeros talleres de lectura con los maestros Fernando Aceves y Raúl Herrera. “Me hace muy feliz darle un poco a mi tierra. Ellos son afromexicanos, la mayoría son negros y llevarles un poquito de cultura, de música, de arte y que exploren, porque es algo que desgraciadamente no creo que imaginen que existe, llevárselos, dárselos y buscar por ahí qué sensibilidad tienen, es el objetivo”. Las emociones que siente por las condiciones en las que vive su gente, las expresa en canciones. Una muestra es su composición “Tu bendición”, del reciente disco “Sirena”: “Soy un poco de lo que dejaron, sombras y migajas de lo que se robaron./ Soy un pueblo metido en la sierra y ahora ¿qué hacemos con tanta miseria?/ Soy mezcal, tierra y maíz, seguimos de pie en este país/ Y tengo la bendición de mi madre, la fe, la mirada, la sonrisa de mi padre/ Y soy la palma que en la jungla se mece./ No te vayas mi moreno, que a esta tierra perteneces”. El componer es una necesidad igual que el canto, aunque reconoce que aún no es constante y le parece complejo escribir. “Creo que es importante decir lo que siento, como una experiencia personal porque cuando lo escribes es como si lo sacaras. Es como si al decirlo fuera algo que se limpia, algo que se cura”. Por ello su reciente producción que saldrá el próximo año contiene dos composiciones propias, “Tu bendición” y “Oración a la Virgen (de Juquila)”, ésta es dedicada a los recursos naturales que aún hay en pie. “Me comparo mucho con las palmeras, con la arena, con el mar, con los caminos que hay allá y le pido finalmente a Dios que nos mande su bendición a todos porque no la tenemos fácil”. ¿Y del amor?, se le pregunta. “No estoy casada ni tengo hijos, así que estoy dedicada al 100 por ciento a mi carrera”, responde. ¿Has conquistado a alguien con tu canto?, se le inquiere. Luego de unas prolongadas carcajadas responde que a varios. “Las costeñas somos tan coquetas que eso sale natural”. En 2003 Alejandra Robles obtuvo la beca del Foesca con un proyecto de revaloración de la identidad africana a través de la chilena de Oaxaca. Ha compartido escenario con Armando Manzanero, Eugenia León, Celso Piña, Alberto Cortez, Tania Libertad, Rata Blanca, Tony Levín, Mart’nália y La Sonora Dinamita, entre otros, y en su reciente disco, “Sirena”, comparte créditos con Alex Lora y Regina Orozco.
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