Oaxaca, México.- La sequía en Estados Unidos, los desastres climáticos registrados en Europa y Asia, la especulación financiera, la volatilidad en los mercados agrícolas y la orientación de cultivos a la producción de biocombustibles, configuran una nueva tendencia en el alza de precios de granos básicos y plantean un escenario mundial incierto ante la crisis alimentaria, coincidieron académicos y expertos en el V Seminario de Actualización Crisis, Seguridad y Soberanía alimentaria, realizado en la UNAM.
Las consecuencias de esta problemática tienen múltiples aristas en México, desde el alza en los productos de la canasta básica, el precio de los energéticos y el impacto en los recursos naturales, hasta la disminución de la superficie agrícola, el abandono y deterioro de tierras cultivables, así como el bajo aprovechamiento del potencial productivo del campo, a lo que se suman la violencia en el medio rural y la migración.
Nuestro país importa 40 por ciento de los alimentos que requiere, para lo que se destinan más de 20 mil millones de dólares al año. Tan sólo en el primer semestre de 2012, se gastaron dos mil millones de dólares para satisfacer las necesidades de consumo de maíz. Ello revela la urgencia de impulsar estrategias que aseguren la soberanía alimentaria nacional, advirtieron.
Hasta el 5 de octubre, las actividades del Seminario se realizarán en las instalaciones del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) y el Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
En el encuentro, organizado por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de esta casa de estudios y la Asociación Mexicana de Estudios Rurales (AMER), en colaboración con el IIEc y el IIA, participan más de 40 especialistas provenientes de 11 instituciones; representantes de organizaciones civiles y consultores privados.
Panorama incierto
En la apertura del Seminario, Elena Lazos Chavero, investigadora del IIS y coordinadora académica del encuentro, subrayó que la crisis alimentaria es un problema grave, caracterizado por el control de ciertas compañías transnacionales sobre las cadenas agroalimentarias.
Verónica Villarespe, directora del IIEc, señaló que el aumento desmesurado de los precios al consumidor en el mundo confluye en México, con el deterioro del ingreso de amplios sectores de la población, el desempleo y el acceso cada vez más restringido a servicios básicos de salud y alimentación. Tenemos el reto de avanzar en el análisis de esta problemática con el objetivo de proponer soluciones viables.
En la sala de videoconferencias del IIEc, Rosalba Casas Guerrero, directora del IIS, resaltó que la problemática se profundiza por distintos factores, que explican la situación actual. Es un foro para nuevos planteamientos, con el fin de abordar los temas relacionados con la seguridad alimentaria, orientados a la solución de los problemas nacionales.
Escasez, especulación y crisis
En la mesa redonda Especulación financiera en los mercados, bolsas de productos agrícolas y su impacto en la seguridad alimentaria, Blanca Rubio Vega, también del IIS, expuso que al coincidir desastres climáticos y restricciones a las exportaciones de alimentos, con el declive de las ganancias especulativas, se generan condiciones para la crisis en la materia, en la que está inmersa la economía mundial desde 2008. El panorama es incierto, ante la evidente recesión en Estados Unidos y la volatilidad de los precios en los mercados agrícolas, advirtió.
Al respecto, Víctor Suárez Carrera, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo, sostuvo que México requiere recuperar soberanía a través de políticas públicas orientadas a reducir las importaciones, equivalentes a más de 20 mil millones de dólares por año; restablecer las reservas públicas de alimentos, impulsar a pequeños y medianos productores, fomentar sistemas regionales y locales de producción, y eliminar los monopolios. Con recursos propios, la nación podría satisfacer sus necesidades de maíz hasta 2050, ejemplificó.
A su vez, Miguel Meza Castillo, del Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural "Maya", refirió que en 2010, un total de 21 millones de mexicanos padecían condiciones de pobreza alimentaria, lo que muestra las repercusiones de la tendencia a la alza en los mercados agrícolas y la volatilidad en los incrementos. La crisis se profundiza, con impactos negativos en la población de escasos recursos, precisó.
Alternativas energéticas y crisis alimentaria
En la mesa Biocombustibles y competencia con la producción de alimentos, Edit Antal, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, mencionó que el uso de esos energéticos es un fenómeno global, propiciado por la demanda de países industrializados. Como alternativa, sólo ofrecen una solución parcial y limitada en el tiempo, y colocan a la soberanía alimentaria en peligro.
Michelle Chauvet Sánchez Pruneda, de la UAM Azcapotzalco, sostuvo que México carece de una política de generación de energía alternativa. La estrategia nacional en este rubro consiste en un viraje hacia la promoción del biodiésel, sin un análisis integral de la relación compleja de este sector con la producción de alimentos.
Yolanda Massieu Trigo, de la UAM Xochimilco, estableció que ante la expansión reciente de los agrocombustibles, que representa un nuevo vinculo entre el sector agroalimentario, el hambre creciente y la crisis energética, es necesario plantear otro modo de vida, sostenido por un menor consumo energético y la disminución de la desigualdad social.
En su oportunidad, Arcelia González Merino, de la UAM Azcapotzalco, expuso que el monocultivo de cualquier producto agrícola implica la pérdida de biodiversidad, como sucede con la producción de etanol. Por ello, la promoción y el desarrollo de biocombustibles es un riesgo a la sostenibilidad, advirtió.
A su vez, Yolanda Castañeda, de la misma instancia, consideró que México no tiene una política energética integral a largo plazo, sustentada en estrategias que garanticen la seguridad alimentaría del país. No se ha implementado ningún proyecto acorde a la realidad nacional.