Oaxaca, México.- “La admiración por el cuerpo no fue exclusiva de la Grecia antigua, pero ninguna otra civilización como ésta tuvo un gusto ostensible por la desnudez”, señaló el doctor Ian Jenkins, especialista del Museo Británico de Londres, Inglaterra.
Ello, tras explicar que en el arte griego la representación del cuerpo descubierto se centró en las formas masculinas, porque la de tipo femenino “no era socialmente aceptable”, de manera que los escultores se esforzaron por mostrar el cuerpo de la mujer a través de velos y así dotarlas de erotismo.
Durante su estancia en la Ciudad de México, el curador de la exposición Cuerpo y belleza en la Grecia antigua, que se presenta actualmente en el Museo Nacional de Antropología (MNA), dijo que en esta civilización primigenia sólo se representaba a las mujeres desnudas en contextos de culto —como símbolos de fertilidad tanto de la procreación como de los cultivos— o de prostitución.
Al dictar en el MNA la conferencia El cuerpo en la sociedad y arte griego, Jenkins abundó que los artistas buscaron dotar a la figura femenina de un erotismo más patente que la propia desnudez, mediante velos y ropaje vaporoso. “Como ejemplo relevante de ello, está la diosa de identidad desconocida del frontón del lado oeste del Partenón”.
El especialista señaló que no obstante, en la cerámica ateniense “hay escenas de mujeres bañándose y vistiéndose, reservando al espectador varón el papel de ‘mirón furtivo’”. En cambio en la escultura, los griegos de la época clásica (siglo V-IV a. C.) fueron insuperables al representar a diosas (Afrodita) y semidiosas (ninfas) desnudas, como la espléndida copia romana (siglo II d.C.) de la famosa escultura en bronce de Afrodita de Cnido, que forma parte de la exposición Cuerpo y belleza…, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y el recinto inglés.
El Miembro del Museo Británico de Londres —desde 1978— y doctor por la Universidad de Londres, dijo que por el contrario, el desnudo masculino en el arte griego tuvo gran auge. Un ejemplo de ello, citó, es “la representación del héroe triunfador, que aparece desnudo o con alguna pieza de armadura, pero con los genitales a la vista”. Tanto en las escenas de batalla, como en otras de la vida cotidiana como el gimnasio o en el symposium (festividad religiosa para beber), se muestra la desnudez masculina (casi nunca la femenina).
En la guerra, puntualizó Ian Jenkins, se representaba desnudos a los soldados griegos, para diferenciarlos de los persas, para quienes la desnudez era vergonzosa. “Es tal la presencia de la desnudez en el arte griego de cada periodo que cabría pensar que el atuendo normal era ir sin vestimenta, pero ir desnudo no era la norma ni en las batallas ni en la vida cotidiana”.
En este sentido, el curador inglés precisó que en la vida diaria de la Grecia antigua sólo se exhibía el cuerpo desnudo en los gimnasios y los simposios. “En la palestra (escuela de lucha) o en el gimnasio —que deriva del vocablo griego gymnos y significa “desvestidos”— se podía ver a los hombres descubiertos. Dichos gimnasios, a diferencia de los actuales, eran abiertos y espaciosos, se ubicaban fuera de las murallas de la ciudad, y en parajes con corriente de agua y árboles que dieran sombra”.
Jenkins agregó que otra de las circunstancias donde la desnudez masculina era norma era en el symposium, fiesta de varones bastante peculiar donde “todos estaban desnudos, cantaban y bebían vino, y tenían relaciones sexuales con cortesanas y muchachos”.
En su ponencia el experto también se refirió al concepto de opuestos en la filosofía natural de la Grecia antigua y propone que existe “un equilibrio de fuerzas contrarias y complementarias”, como frío y calor, seco y húmedo, que se desarrolló en Mileto en el siglo VI a. C.
Los griegos creían que la naturaleza preserva el equilibrio para el bienestar del mundo, por eso en la medicina griega, que ahora podríamos llamar holística, se consideraba al organismo humano “como un conjunto de principios opuestos que el médico procuraba regular para obtener el equilibro de las partes… equilibrio, ritmo, proporción, armonía y simetría era el léxico común tanto para la medicina como para la representación artística entre los antiguos griegos”, señalo el especialista del Departamento de Grecia y Roma del Museo Británico.
Por otra parte, tras destacar que para los griegos de la antigüedad el cuerpo bello representaba la belleza física y moral, Jenkins explicó algunos de los conceptos que se manejaban en la Grecia antigua para entender su obsesión por el cuerpo.
“En esos tiempos se acuñó el concepto areté (excelencia), que conlleva a la ‘perfección moral y física’, y además estaba kalos thanatos (muerte bella), pues el ciudadano griego no sólo debía cultivar la belleza y el cuerpo atlético, sino demostrar virtud y valentía en el campo de batalla: Defender la ciudad con las armas y, si era necesario, morir en el intento”.
Así el ideal de belleza y honor griegos quedaron encapsulados en un tipo de esculturas, conocido genéricamente como kouros (literalmente “hombre joven”), cuyas formas básicas y proporciones fueron calculadas aritméticamente, y quizás su inspiración provenga del antiguo Egipto.
Aunque los kouros son rígidos y recuerdan un maniquí, ya encierran los elementos esenciales de la madurez ideal: fuerza, cabello largo y peinado, hombros anchos, bíceps desarrollados y pecho musculoso, cintura avispada, vientre plano, muslos y glúteos poderosos. Pero, sobre todo, una sonrisa en el rostro que denota autosatisfacción y serenidad (areté), también dominio virtuoso del espíritu y la palabra.
Finalmente, el especialista destacó la figura del atleta desnudo, elegante y eternamente joven, captado en el momento previo de lanzar el disco, síntesis de equilibrio y ritmo, fuerza y acción, como símbolo perenne del arte griego. Se trata de la escultura del Discóbolo de Mirón o El Lanzador de Disco, una de las 131 piezas de la exposición Cuerpo y belleza en la Grecia Antigua, que concluirá el próximo 12 de febrero, para después ser presentada el Museo Británico de Londres, en el marco de los Juegos Olímpicos de este año.
La muestra se presenta en el Museo Nacional de Antropología (Reforma y Gandhi. Bosque de Chapultepec). Costo: 57 pesos. Horario: martes a domingo de 9:00 a 19:00 horas. Entrada gratis a niños menores de 13 años, estudiantes y maestros con credencial vigente; adultos mayores de 60 años, jubilados y pensionados. Los domingos la entrada es libre para el público nacional y extranjeros residentes en México (con identificación vigente, IFE o FM correspondiente).