Oaxaca, México.- Tania Libertad confiesa que su secreto de la eterna juventud ha sido siempre el escenario, el calor del público y el descubrimiento de compositores y canciones que la vinculan con todo aquello que ama en el universo latinoamericano.
“No soy peruana, no soy mexicana, soy de América Latina”, afirma en entrevista con Conaculta, al dar a conocer los pormenores de los dos conciertos que ofrecerá los días 13 y 14 de febrero en el Palacio de Bellas Artes, para celebrar 50 años de carrera artística.
“Desde chica fui muy inquieta, desde los cinco años descubrí mi vocación por el canto y gané mi primer concurso, a los siete obtuve mi primer sueldo y a los nueve mi primer disco. Hay quienes dicen que las cinco décadas son el nuevo comienzo de la vida, pero depende también de la actitud personal para que los cincuenta sean los nuevos 40 o los nuevos 30. Yo me siento de 25”.
La cantante manifiesta su gran emoción de ofrecer dos presentaciones con lo más selecto de su repertorio musical en uno de los escenarios más importantes del país.
“Estoy nerviosa como una debutante, para mí Bellas Artes tiene un significado muy especial, es un teatro vivo, colmado de recuerdos, de presencias, de sonidos e historias, es un lugar que impone al imaginar las emociones que están ahí contenidas, tanto de artistas como del público de muchas generaciones”.
Dice que siempre ha sentido un vínculo muy cercano con las cruzadas culturales emprendidas en México, en especial las que ha respaldado el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
“Cuando llegué a México participé en muchos programas de difusión cultural del INBA, recuerdo que recorrí a lo largo de seis o siete años muchas partes de la ciudad y el país para cantar en centros culturales, en hospitales, reclusorios y espacios populares donde se llevaba una oferta muy importante”.
Mientras mira hacia el jardín por la ventana de madera labrada de su casona al sur de la ciudad, Tania Libertad, evoca con nostalgia esos tiempos en que la promoción cultural comenzó a ser cruzada que abanderaron muchos artistas.
“Yo quise celebrar en el Palacio de Bellas Artes estos cincuenta años porque me siento parte de esa trinchera cultural que se ha mantenido en México y que las instituciones han sabido respaldar de manera muy importante”.
Para estas dos fechas de tanta relevancia, confiesa que la mayor dificultad ha sido seleccionar las canciones del programa entre su gran repertorio de compositores.
“Es difícil decir, esta canción sí, esta no, porque a fin de cuentas todas las he hecho mías, todas han sido importantes en mi carrera y en algún momento personal de mi vida, lo que si puedo adelantar es que interpretaré las obligadas como
Alfonsina y el mar y
Gracias a la vida, sin faltar huapangos, piezas de la música negra peruana, así como una selección de José Alfredo Jiménez y Armando Manzanero”.
Hasta la fecha, comenta, se siente halagada cuando muchos asocian las piezas de numerosos compositores latinoamericanos con su nombre.
“Ya he pasado la etapa de los sonrojos cuando alguien dice: Sí, aquella canción
Alfonsina y el mar de Tania Libertad, creo que a fin de cuentas el intérprete se apropia muchas veces de las canciones a través de las letras y muchas personas captan ese sentir interior”.
Aunque nunca le ha dicho a alguien con despecho “Que te vaya bonito”, ni ha evocado a algún amor diciendo “Como yo te amé”, considera que la pertenencia de sus letras surge de la observación de todo el contexto latinoamericano.
“Me gusta explorar las calles, escuchar a la gente, mirar escenas que me alimentan; mis grandes amigos han sido poetas, pintores, he vivido mucho la bohemia de nuestras naciones, me gusta estar con gente que ha vivido fuerte, que ha aprendido a base de golpes y descalabros y que se ha levantado de nuevo”.
Tania mira las paredes de su casa, colmadas de recuerdos y artesanías de diversas naciones, y dice estar agradecida con la vida por haberla colocado en un senda donde ha podio conocer numerosas culturas.
“Eso es un privilegio para alguien que proviene, como yo, de un ambiente familiar de mucha pobreza, donde siendo pequeña miraba a mis hermanos ganarse el pan como obreros en los ingenios azucareros, para mí el cantar es transmitir también esas raíces con otros y sentirme orgullosa”.
No obstante, su carrera ha sido una travesía de constantes retos, como aquella ocasión cuando dormía con sus músicos a la intemperie en una vivienda sin techo de la sierra mazateca o cuando emprendió un viaje a África sin saber si quiera el lugar donde iba a cantar.
“Son vivencias que a una le forjan el carácter, que te conectan con ese aspecto humano que nunca puede perder un intérprete, porque a fin de cuentas es el representante de una cultura y encarna las experiencias vividas por alguien y plasmadas en una letra”.
En este sentido, menciona la importancia de revalorar la labor del intérprete como puente con la música, más allá de los oropeles del espectáculo.
“Yo he trabajado mucho en la conexión emocional con el público, por eso no hago shows con bailarinas ni efectos especiales ni grandes iluminaciones, mi vínculo con aquellos que escuchan y miran es a un nivel más humano”.
Considera que, en los estándares marcados por la globalización, son las expresiones culturales, la principal línea de defensa para conservar la identidad.
“En lo personal me impresiona mucho cómo los latinoamericanos metemos nuestro corazón en todo, incluso en la tecnología. Estamos usando herramientas como el internet para difundir nuestra cultura y unir lazos entre nosotros, y todo ello en contra de quienes vaticinaban lo peor con la llegada de estos instrumentos”.
De hecho, asegura estar impresionada porque algunas canciones de su repertorio ya cuentan con más de 800 mil descargas en línea e incluso conciertos memorables, como aquel que ofreció hace unos años en Machu Pichu, tienen hasta 40 mil visitas en el principal portal de videos.
“Si a la tecnología le pones sentimiento, cultura y corazón, algo que a los latinoamericanos nos sobra, puede surgir algo muy bueno que humanice a estos medios”.
Tania adelanta que está trabajando en un proyecto en el que ya lleva siete años y que es un tríptico discográfico dedicado al compositor Armando Manzanero, el cual incluirá tanto una parte grabada con música electrónica, como otra más tradicional.
“Pero ya habrá tiempo para abundar más en ello después de la presentación de Bellas Artes, pues, como dije, siento el nerviosismo de una debutante por pisar ese escenario y sin duda será uno de los momentos más memorables de mi vida”, concluyó Tania Libertad.