Oaxaca, México.- Aprendió a leer en el campo a los nueve años. Recuerda que fue de forma extraña porque ese día se encontraba jugando basquetbol con sus amigos. Era un partido tan emocionante que la pelota se le fue y pegó en una ventana. Angustiado corrió para ver qué había sucedido y se llevó una gran sorpresa: del otro lado del cristal había muchos libros que le llamaron la atención, entonces cuando terminó el partido su curiosidad lo hizo regresar al lugar y descubrir que se trataba de una biblioteca de barrio de la cual desde aquel día que entró a leer se hizo su leal visitante, su usuario frecuente.

Así narra su primer acercamiento al mundo de las letras el escritor sinaloense Élmer Mendoza, quien se encuentra en la Ciudad de México para participar en la sesión del jueves 25 de octubre del Segundo Festival de Poesía y Prosa que se realizará a las 19:00 horas en La Ciudadela: La Ciudad de los Libros y la Imagen.

Crónicas, cuentos y novelas entre las que destacan El amante de Janis Joplin, Efecto Tequila, La prueba del ácido y Balas de plata, merecedora en 2007 del III Premio Tusquets Editores de Novela, que lo consagró como escritor de primera línea en el panorama de la novela hispánica, son algunos de los trabajos realizados por el autor quien obedece a planes “lentos y fríos” para contar historias que describen el contexto, el paisaje de su ciudad natal y el lenguaje que se utiliza en sus calles, casas y centros de diversión.

“No soy un escritor que empecé pronto sino hasta los 28 años y fue por el ejercicio de escribir que me fui poco a poco descubriendo a mi mismo, mis posibilidades, fortalezas y debilidades. Lo que trato de contar es toda la experiencia que tengo como lector; por qué leo, qué pretendemos, qué queremos, qué puede pasar con alguien que lee, es decir, relatar historias reales que se viven en un contexto que a veces resultan ser cosas que yo viví”.

En entrevista con Conaculta el también catedrático de literatura de la Universidad Autónoma de Sinaloa, habló de lo que representa en su vida la poesía y la prosa, dos territorios que siempre están unidos y que no se pueden separar porque son expresiones importantes del quehacer humano y de las personas que se dedican a escribir pero también de las que leen.

“Soy prosista, sin quitarle importancia a la poesía, pero para mí lo más importante es la prosa porque es lo que puedo hacer. Soy lector de poemas que me ayudan a pensar en función de las palabras más que las ideas de lo que tengo que escribir.

“En este sentido, creo que todos tenemos que buscar cuál es nuestro poema, el que nos da fuerza, el que nos incita a la reflexión y a decidir algunas cosas de nuestra vida. Y en el caso de la prosa la utilizó como un registro para enterarme de cómo está el mundo y qué están haciendo los otros”.

El nacido en Culiacán, Sinaloa, en 1949, es considerado el primer narrador mexicano que recoge con acierto el efecto de la cultura del narcotráfico en nuestro país, un tema que para él no es nada difícil de contar.

“He oído muchas veces decir que soy el creador de ese género, que soy el jefe. Para mí no es nada difícil porque el impacto social de los hechos es muy intenso y yo nunca he tenido ningún interés en escapar a ese impacto, entonces eso me induce a escuchar historias y a elegir el lenguaje para expresarlas.

“Es un tema que me interesa porque mi prosa es vertiginosa y  la vida de los delincuentes también. Aunque debo reconocer que también hay otro argumento que me interesa: el terreno de la música ya que es algo que a los delincuentes les gusta y entonces con mis historias trato de descubrir el  por qué de esto a través de experiencias interesantes para el lector”.

El también promotor de lectura que disfruta y se inspira de la obra de diversos escritores, entre ellos, Juan Rulfo, Fernando del Paso, Jorge Luis Borges, Rubem Fonseca, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y particularmente de la escritora israelí  Batya Gur,  comentó que el público que acuda mañana al festival de poesía escuchará una historia “buenísima”, por el lenguaje, las acciones que describe y el estilo.

“De Elmer Mendoza no se inspira nadie. Pasé de ser un niño que vivía en el campo a un escritor que puede ver lo que sucede en el mundo y contarlo. En este sentido, al público presente lo voy a seducir. Para ello he elegido una historia especial que voy a leer, pero que todavía no estoy seguro cuál podría ser, ya que eso lo decidiré cuando vaya en el camión.

“Lo importante será que estaré ahí para compartir un lenguaje con un ritmo narrativo, una historia y un tono. Puede ser que lea algo de mis textos, porque soy fuerte contando historias de esa manera y entonces tendré que mostrar alguna, pero aún no estoy seguro”.

Sobre su participación en el encuentro, el escritor comentó sentirse muy contento y estimulado ya que le permite compartir y conversar con otros escritores. Además porque destacó, es un encuentro que la literatura mexicana y el país requiere para tener proyección y fortalecer su identidad como la de un lugar trabajador que produce bienes y servicios, pero que a su vez tiene un grupo de creadores fuertes.

“El festival permitirá mostrar que soy un novelista que con la imaginación crea una serie de situaciones en la que hay personajes parecidos a las personas y que puedo violar las reglas de lo que viven justamente para establecer diferencias. Verán cómo me gusta caracterizar a un personaje y hacerlo hablar, amar u odiar y de esta forma descubrir las entretelas del discurso literario para aprender y mejorar mis técnicas narrativas”.

Élmer Mendoza participará en el Segundo Festival Internacional de Poesía y Prosa este 25 de octubre en La Ciudadela: La Ciudad de los Libros y la Imagen que se realizará a las 19:00 horas. Entrada Gratuita.