MILENIO
Oaxaca, México.- En Oaxaca habrá ayuntamientos regidos por el sistema de usos y costumbres que no acatarán el Horario de Verano; tampoco lo respetarán en 13 mil escuelas, donde acuden un millón 126 mil alumnos.
Los poblados advierten que solo harán respetar el
horario de Dios, mientras los alcaldes piden al gobierno respetar el tiempo que les fue legado por sus ancestros.
Mientras, profesores del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) explicaron que su oposición al cambio de horario es parte de su lucha histórica contra el estado.
En San Juan Mixtepec, Juxtlahuaca, pese a que el reloj de la iglesia define y marca las horas, los lugareños rigen su tiempo con la salida del Sol.
“El astro rey salen por el oriente y se oculta por el poniente. Cuando apenas se asoma se escucha el puntual cantar de los gallos, es la hora del trabajo”, explicó Gregorio Santos, campesino que rige su jornada laboral en la medida que empieza a hacer calor y se ilumina el día. “Yo no tengo reloj, eso es solo para la gente pudiente”, dijo
Ernesto Santos, profesor de una primaria, manifestó que en las zonas rurales “no podemos obligar a nadie adelantar sus tiempos, pues el reloj que da el tiempo a los lugareños es el biológico”.
Manuel Martínez, alcalde de Juxtlahuaca, justificó: “La postura de la gente no refleja una rebeldía, sino un respeto a sus propios derechos, mismos que no tienen que ver con los que deciden los de arriba, porque nuestra fuerza es la voluntad del pueblo”.
Sin embargo, para el subsecretario de fortalecimiento municipal, Fausto Diaz Montes, la decisión asumida por varias alcaldías contra el Horario de Verano, refleja la plena la autonomía con que cuentan los pueblos indígenas de Oaxaca, mismos que pueden decidir y resolver bajo sus propios cánones.
“No creemos que Oaxaca asuma una posición de unilateralidad, sino solo hace valer su complementariedad con base en su propia diversidad cultural”, afirmó.
Aclaró, sin embargo, que buscan un acoplamiento a sus resoluciones para evitar trastornos que afecten aún más la gobernabilidad y paz social de la entidad.
En otro municipio donde el horario de verano no existe es en el San Bartolomé Ayautla, un poblado enclavado en la Sierra Mazateca, donde el tiempo lo define la naturaleza.
Quirino Bravo, un agricultor, admitió que la gente sabe cuándo tiene que salir a trabajar al campo, sin importarle tener un reloj en la muñeca,
“Desde mi abuelo hasta hoy yo entiendo el tiempo por instinto más que manecillas y horarios. Eso del Horario de Verano que se ejerza en la ciudad, aquí manda nuestro tata y nuestras normas”.