Ciudadania Express
Sábado 22 de septiembre, 2012. 10:42 am

Más estudio del candelario maya, reto pendiente: INAH

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Oaxaca, México.- A pesar del gran avance de la epigrafía maya, desde mediados de siglo XX el estudio de los calendarios se quedó rezagado, en razón de que los investigadores concentraron su atención en el conocimiento de las genealogías, por lo que ahora es necesario volver la mirada hacia documentos cronológicos para reconstruir el pensamiento de esta antigua civilización con relación al tiempo. Así lo señaló el arqueólogo Alfredo Barrera Rubio, al anunciar la realización del simposio “El tiempo en el pensamiento maya”, que organiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), a través de su delegación en Yucatán, a desarrollarse el 27 y 28 de septiembre, en el salón Ek Balam del Centro de Convenciones Siglo XXI de la ciudad de Mérida. En conferencia de prensa, Eduardo López Calzada, delegado del INAH en Yucatán, anunció que el encuentro académico se inaugurará el próximo viernes en el Museo del Mundo Maya de la capital yucateca, y en él participarán investigadores del INAH, del Centro de Estudios Mayas y del Instituto de Investigaciones Estéticas, ambos de la UNAM; de las universidades de Nuevo México, California, Illinois y Albany, en Estados Unidos; de la Universidad de Bonn, en Alemania; de la Universidad de Quintana Roo; y del New College de Florida. Barrera Rubio, especialista del Centro INAH-Yucatán y coordinador del simposio, destacó la importancia de retomar el estudio de los calendarios mayas, que tuvo su auge en la segunda mitad del siglo pasado, con investigadores como el estadunidense Sylvanus Griswold Morley y el británico Erick Thompson, quienes consideraban que esta antigua civilización tenía una obsesión por el tiempo, y estudiaron las inscripciones con una interpretación calendárica. “Todas estas aportaciones permitieron ir fechando los sitios prehispánicos de acuerdo con las fechas calendáricas registradas en las estelas, monumentos y otras partes de los asentamientos mayas”, puntualizó. Sin embargo, añadió, a raíz de la contribución del epigrafista ruso Yuri Knorosov, en el desciframiento de la escritura maya, y que tardó en ser aceptada por la oposición que tuvo de Thompson, surgieron una serie de interpretaciones históricas, genealógicas, de alianzas, de dinastías, etcétera, que llegan hasta nuestros días, y que relegaron los estudios sobre los sistemas del conteo del tiempo de esta cultura. El arqueólogo Alfredo Barrera señaló que “actualmente hay más interés de la epigrafía en las sucesiones dinásticas, se aborda el devenir de los mayas más como una historia política, que social o económica, pero para los arqueólogos y antropólogos eso no es suficiente, el estudio de esta antigua sociedad implica procesos sociales y económicos que nos pueden dar más información sobre su desarrollo histórico”. El investigador del INAH añadió que el estudio de los calendarios permite ubicar adecuadamente el pensamiento maya en relación al tiempo, desde un punto de vista científico, académico y antropológico. “El calendario sagrado y sus atributos permitió a los mayas predecir, de alguna manera, epidemias, calamidades o etapas benéficas para la comunidad, porque los mayas sí hicieron profecías pero no en el sentido fatídico, sino sobre eventos que, de acuerdo con su concepción cíclica de la historia, se podían repetir en el futuro”. Al detallar algunos de los temas que se abordarán en el simposio, Barrera Rubio destacó la propuesta del arqueólogo Ángel Góngora Salas, del Centro INAH-Yucatán, quien plantea que no existen dos calendarios, el sagrado y civil, sino que existe uno solo, con base en la revisión de documentos sobre la estructura y funcionamiento de la cronología maya, lo cual permitirá reconstruir una nueva historia del calendario de esta civilización. También se refirió a la conferencia de Alexander Voss, de la Universidad de Quintana Roo, quien en su tesis Tiempo para los dioses-tiempo para los hombres: la estructura del ha’ab durante el Posclásico Tardío, abordará la necesidad de reconsiderar las interpretaciones mecanicistas del calendario maya, como se entiende actualmente, pues este pueblo lo organizó según sus necesidades sociobiológicas y culturales. “Incluso, Voss señala que los periodos que conocemos como katunes de 20 años, también eran de 24 años, y que esta modalidad se puede ver en registros epigráficos. Todos estos planteamientos son muy interesantes porque manejan una perspectiva distinta a lo que ya se ha aceptado casi como dogma respecto de la concepción y medición del tiempo entre los mayas”, aseveró Barrera Rubio. El especialista del INAH comentó que el tiempo para los mayas estaba imbuido en todas sus actividades y se concebía de manera cíclica, alrededor del cual se desarrollaban una serie de eventos que se estarían repitiendo. “Esta concepción la encontramos en su calendario de cuenta larga y también en algunas de sus profecías, porque consideraban que sucesos del pasado volverían a ocurrir. Para ellos era muy importante poder predecir que hubiera buenos periodos de lluvias, que no hubiera epidemias, y para eso usaban los calendarios”. El arqueólogo Alfredo Barrera también participará en el simposio con una ponencia sobre algunos sucesos relativos a la historia social y cultural de Uxmal, mencionados en las primeras fuentes hispanas e indígenas de la Colonia, que requieren una revisión a la luz de investigaciones recientes. Finalmente, señaló que el propósito del simposio es estimular el debate entre los investigadores y enriquecer los estudios sobre el tiempo entre los mayas, principalmente ahora que se han deformado mucho estas concepciones por parte de gente que no es profesional de las ciencias antropológicas. “Luego de la efervescencia de informaciones alarmantes, consideramos que la ciencia es la que prevalecerá”, concluyó.
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