Guadalupe CRUZ J. /CIMAC
Oaxaca, México.- Más que por el ejercicio de la maternidad, las trabajadoras en América Latina (AL) y el Caribe abandonan sus empleos al contraer matrimonio o unirse con sus parejas sentimentales, reveló un estudio del Banco Mundial (BM).
Con el matrimonio o la unión libre, una proporción importante de trabajadoras renuncian a su empleo, mientras que las solteras se mantienen ocupadas, señaló el BM en el documento “Trabajo y Familia. Mujeres de América Latina y el Caribe en busca de un nuevo equilibrio”, editado en 2011.
El organismo multilateral señaló que esa tendencia se registra en AL desde los años 60. Destacó que a pesar del aumento en las últimas tres décadas de 36 a 42 por ciento de la fuerza laboral femenina en la región, la condición marital de las mujeres determina su permanencia en el mundo del trabajo hasta tres veces más que el cuidado de las y los hijos.
La vigencia de esta dicotomía –explicó el BM– se debe, entre otras razones, a que las ideas sobre los roles tradicionales de mujeres y hombres en el hogar se han mantenido “estables”.
Aunque esta tendencia “se ha suavizado”, aclaró, la unión en pareja sigue asociada con el “abandono significativo” de las mujeres de la fuerza laboral hasta tres veces más que por el inicio o ejercicio de la maternidad.
Tener hijas e hijos también se asocia con su salida del mercado laboral en menor medida, pero esta condición influye en el tipo de ocupación, por ejemplo trabajar en el sector público o privado, llegar a acuerdos laborales informales, así como en la intensidad de la actividad (a tiempo completo o parcial).
“Incluso las mujeres con un alto nivel educativo cuentan con el apoyo económico del cónyuge para ajustarse a la reducción de su aporte laboral cuando comienzan una familia y/o para decidirse por sectores o empleos donde se renuncia a los beneficios de antigüedad laboral a cambio de una mayor flexibilidad”, abundó el BM.
“CULPABILIDAD DE MADRE”
En su estudio, el organismo apuntó que las mujeres que continúan con la valoración tradicional del cuidado del hogar, intensifican su lucha para alcanzar el equilibrio entre la familia y carrera.
La búsqueda de ese equilibrio refleja la tensión en que las mujeres ejercen las identidades de madres y trabajadoras, a la que se ha denominado “culpabilidad de la madre”.
En AL y el Caribe, las mujeres y los hombres –cuyas ideas acerca de los roles de género permanecen iguales desde 1990– consideran que las y los niños sufrirán si sus mamás trabajan, pero las más jóvenes con mayor nivel educativo opinan que su identidad trasciende su rol como ama de casa, y que pueden tener relaciones igual de sanas con sus descendientes, que quienes no trabajan.
En este último grupo de mujeres se concentran los grandes avances en la participación laboral femenina; ellas son quienes permanecen cada vez más en sus empleos después de casarse o unirse con su pareja, destacó el BM.
Concluyó que ellas enfrentan el desafío de la conciliación del empleo, la carrera y la familia, una tarea que debe ser atendida por los responsables de las políticas públicas. Sin embargo, el mecanismo observó que las políticas de igualdad de género en materia de derechos y servicios en la región no se han aplicado de manera uniforme.