Conaculta, en ocasión de su cumpleaños 80, platicó con el artista en su estudio, ubicado en Coyoacán, acerca de su labor e influencias pictóricas las cuales no se detienen ni aminoran, pues considera que las formas elegidas como centro de su producción aún tiene mucho qué decir.
“No pensé que llegaría a esta edad como lo he hecho, con buena salud –confiesa Rojo con una gran sonrisa -, además de que estoy seguro de que voy a cumplir muchos años más trabajando como siempre. Quizá no con la misma energía que tenía pero sí con la vocación que descubrí cuando tenía cuatro años, y que me ha acompañado todo este tiempo… no sé de dónde vino, pero es algo que me gusta mucho hacer.
“Me refiero a que descubrí en las figuras geométricas como el cuadro, el triángulo y el círculo, y posteriormente el cubo, la esfera o el cilindro, una gran riqueza plástica a pesar de su sencillez; el punto de partida de toda mi producción son esas formas y con ellas pienso sostenerme en el futuro; si bien mi pintura es abstracta, pues no hay elementos vegetales o humanos en ella, si persisten las formas reales que son empleadas para crear un discurso con imágenes concretas, a pesar de estar en un contexto de abstracción”.
Otro aspecto que destaca Rojo sobre su producción es el hecho de que la elección de esas formas surgió como un intento por enriquecerlas, algo que reconoce “ha sido un trabajo absolutamente fallido” porque la sencillez de las mismas no se lo ha permitido. Pero aún así lo ha intentado por décadas y el resultado es apreciado y valorado como uno de los más propositivos e influyentes en México.
Para Vicente Rojo otro eje de su producción es trabajar series temáticas abstractas en las cuales, con las figuras geométricas como centro, desarrolla siempre cuadros abstractos provenientes de su propia imaginación, alimentados por su deseo de enriquecer las formas que aparecen en sus cuadros.
“La única ‘tentación’ que he tenido en el contexto de mi carrera es cómo desarrollar mi trabajo a partir de las series que acostumbro pintar. Es decir, hallar la manera de encontrar los suficientes elementos para poder seguir con ese sistema de trabajo seriado que tengo, siempre a partir de las formas geométricas básicas; ellas se han convertido en una especie de alfabeto visual, que empleo para formar frases o grafismos particulares… no sé hasta cuando seguiré produciendo de esa forma, pero mientras tenga fuerza no me voy a detener”.
Actualmente Rojo trabaja en la serie Alfabetos, en particular sobre el contenido del grupo Primeras letras, en particular con la “A” como tema general. En su estudio hay varios lienzos trabajados con esas ideas, algunos más avanzados que otros; las paredes de su propio son como un gran lienzo, pues están pintadas de blanco y sólo una de ellas es distinta. Se trata de un enorme vidrio transparente que deja ver un jardín con árboles y poco pasto.
En ese ambiente ideal para que el pintor trabaje, detalla también los materiales que utiliza invariablemente en cada cuadro: pinturas de aceite, polvo de mármol, acrílico, pegamento, arena o diferentes tipos de tierra.
“Estos materiales son recurrentes en mi carrera porque considero que me permiten desarrollar y plasmar en cada obra lo que me interesa, tanto temáticamente como en términos de texturas o colores. Además, las colaboraciones con otros creadores me han permitido definir este tipo de aspectos en mis obras.
“Por ejemplo, hace muchos años trabajé como diseñador gráfico, lo cual se convirtió en una extensión del pictórico, al igual que la edición de libros; fue un modo de enriquecer una y otra experiencia, un medio para alimentar la imaginación. Siempre lo hice como una manera de estimular las propuestas plásticas que tenía en mente, las cuales se nutren sobre todo por la combinación de luz y sombra, con el uso constante de las formas geométricas”.
Vicente Rojo señaló en la entrevista que la parte editorial es otra constante –fue fundador de editorial Era, por ejemplo-, así que ha tenido la oportunidad de conocer a muchos escritores, con quienes desarrolló proyectos en los que cada uno siguió caminos paralelos.
“Es decir, ni los textos ilustran las imágenes ni las pinturas son complemento de la narración, sino que ambas se complementan y al mismo tiempo son discursos independientes, son ideas poéticas o literarias que ellos plantean a las que se suman los problemas pictóricos que surgen desde mi perspectiva. Todo a partir de un tema elegido por ambos, para así seguir caminos paralelos”.
Para Rojo, el uso de las imágenes y su difusión por medios electrónicos en la actualidad resulta muy atractivo para el público en general. La difusión es inmediata, gracias a la tecnología; así que considera se trata de un camino del conocimiento en general que ha influido tanto a los artistas como a los seres humanos en general.
“Esa situación me parece es muy interesante, porque incluso podemos ver de manera inmediata lo que ocurre a cientos de kilómetros de donde estemos; es una situación muy positiva para estimular la creatividad, no sólo de los artistas sino de las personas en general. Es una situación que ya ocurre desde hace varios años y que seguramente permanecerá por muchos más.
“Conozco de la existencia de ese mundo aunque sigo trabajando ‘encerrado’ en mi estudio, por así decirlo, empleando los mismos recursos de antes. A la antigüita porque así me siento más cómodo. Para mí el trabajo frente al lienzo es el mismo desde hace décadas; el contenido de formas y las temáticas son las que se renuevan, por eso digo que soy un ancianito que está dispuesto a trabajar como si fuera un niño”.