Milenio
Oaxaca, México.- Los primeros años de Picasso en París, impregnados de bohemia, mujeres, tragedia y pinceles, llegan a las librerías francesas con una serie de cuatro volúmenes de cómics firmados por el dibujante Clément Oubrerie y la guionista Julie Birmant.
La novela gráfica, que edita Dargaud y recrea las vivencias del pintor entre 1900 y 1912, debuta con "Pablo 1. Max Jacob" y recupera los recuerdos de Fernande Oliver, una modelo que posaba para algunos de los artistas instalados en París a inicios del siglo XX y que se convirtió en el primer gran amor de Pablo Picasso (1881-1973).
Se trata también de la reconstrucción de una ciudad en una época de esplendor y del célebre barrio de Monmartre, la colina donde se ubica la basílica del Sagrado Corazón y donde buscaban cobijo muchos de los artistas que desfilaron por París hace ahora un siglo, explicó a Efe Birmant, que vive desde que nació hace 38 años a escasos metros de donde Picasso tenía su estudio.
"Cada mañana paso por la que fue su casa para llevar a mi hija al colegio y por el café donde se reunían los anarquistas españoles", comentó la guionista e impulsora del proyecto, que eligió a Oubrerie como compañero creativo porque sus dibujos tenían "una especie de desnudez" que encajaba con la historia que quería publicar.
Las viñetas componen el perfil de un Picasso enérgico y ambicioso, fascinado por el París de las exposiciones universales y por las mujeres de la "Belle Époque".
"Era complicado evocar a Picasso en historieta porque está prohibido retomar sus obras. Finalmente, esa limitación me permitió encontrar una vía paralela y trabajar cada viñeta como un pequeño cuadro", resume Oubrerie.
En 87 páginas de viñetas llenas de ímpetu y trazos nerviosos y con una tirada de 37.000 ejemplares, el volumen inaugural de la serie relata la llegada del genio malagueño a París, con apenas veinte años y acompañado de su íntimo amigo y también pintor Carlos Casagemas, con quien compartiría un estudio en el número 49 de la rue Gabrielle.
Un año después, un Casagemas atormentado se quitaría la vida de un tiro en la cabeza, después de haber intentado asesinar a Germain, la bailarina del cabaré "Le Moulin Rouge" con quien mantenía una relación.
Aquel drama marcó profundamente al genio cubista, quien derivó entonces su escala cromática e inauguró el "período azul", que se extendería hasta 1904.
El cómic, que no se priva de ilustrar los incontables romances de Picasso, detalla cómo la muerte de Casagemas desquició al artista, que pintaba obsesivamente mientras erraba entre amantes y botellas de alcohol.
"En Picasso me gusta su capacidad de cambiar de registro y he hecho lo mismo, utilizando tanto el lápiz como el carboncillo, la tinta o la acuarela. Le representé de manera un poco iconoclasta, pero a la vez abstracto, siempre haciendo que de alguna forma fuese reconocible", añadió Oubrerie.
Pero el talento de Picasso le llevó a asombrar al público desde su primera exposición, en la galería que regentaba el prestigioso Ambroise Vollard, pocos meses después de la muerte de su amigo, recoge el cómic.
Aquella muestra del 25 de junio de 1901, para la que el pintor terminó un centenar de cuadros en un mes, supuso además el inicio de su relación con el crítico de arte Max Jacob.
Jacob, que da nombre al primer tomo de la novela gráfica, dio además refugio a Picasso cuando se granjeó una fama de "poeta maldito" que generaba lienzos llenos de aflicción y soledad.
Será entonces, en 1904, cuando el amor de Fernanda entre en la vida del malagueño, instalado ya en su célebre estudio Bateau-Lavoir de Montmartre.
Es también el momento en el que concluye "Pablo 1. Max Jacob", que continuará con tres tomos dedicados a otros tres grandes amigos del artista, el literato Guillaume Apollinaire, la escritora Gertrude Stein y el pintor Henri Matisse.
La novela gráfica de Picasso, que se publicará en español en 2013, no es la única biografía en cómic con la que el 2012 ha inaugurado la temporada literaria en Francia, donde las librerías también han visto llegar "Virginia Woolf", de Michèle Gazier y Bernard Ciccolini, "Freud", de Corinne Maier, Anne Simon.