Soledad JARQUÍN EDGAR
Oaxaca, México.- En Oaxaca, como en muchas entidades del país seguramente, los rezagos no sólo son económicos y sociales, hay uno muy penoso y es el rezago político. Da vergüenza porque exhibe la calidad de muchas de las personas que se dedican a esta actividad: denota voracidad, cierto grado de fanatismo, cacicazgos y autoritarismo que se deslizan de mayor a menor hasta llegar al último de la fila y, lo peor, la insuficiencia intelectual o analfabetismo funcional que se nota a borbollones, todo esto en nombre de la desconocida democracia.
Lo más grave que se les nota por el uso indebido que hacen de dos aspectos fundamentales: la necesidad de las personas y el empleo de los recursos públicos, dinero que desvían subrepticiamente y a veces con descaro a campañas políticas que la gente de Oaxaca tiene que soportar a lo largo de seis años.
El escenario para el próximo proceso electoral estatal en Oaxaca es grave. Tenemos esos políticos faltos de toda calidad y lo más preocupante es que los tenemos en cantidad, y al mismo tiempo un pueblo en permanente necesidad, combinaciones fatales como el riesgo y la vulnerabilidad que originan un desastre. Ya lo vimos en este 2012, las acusaciones entre unos y otros terminaron muestras de esa corrupción que hace ganar al que más tiene.
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Salomón Jara , ineptitud[/caption]
La imagen es fundamental, sí, pero se confunde buena imagen con aparecer todos los días en los medios locales. “La presencia es indispensable” aunque el contenido de los mensajes sigan careciendo de profundidad, estén vacíos, aún cuando no haya soluciones. Miden su “popularidad” en cuadratines, líneas ágata, golpes de texto y fotografías, en entrevistas radiofónicas, en chispazos mediáticos que se desvanecen más pronto que el vapor de agua debido a la banalidad de sus palabras y falta de hechos concretos que ya pesan en cada familia.
La composición derecha izquierda que se gestó hace dos años, aprendió bien y tras la derrota del PAN en los comicios federales, las “izquierdas” apresuran el paso rumbo al todavía lejano proceso electoral 2016 y hay quienes desde sus oficinas acomodan sus piezas para los comicios del 2013, cada presidencia municipal y diputación designada por ellos será una victoria en la batalla de cuatro años.
Lo inocultable es que el dinero para esas campañas sale del erario público –ya decía subrepticiamente o con descaro-. Gabino Cué lo consiente porque lo sabe y tanto los adelantados como el propio mandatario cometen traición al pueblo de Oaxaca al desviar recursos con fines que nada tienen que ver con la tarea que les fue encomendada.
Por ahora sólo expondremos tres casos: Con un esfuerzo costoso, Salomón Jara tiene un recorrido político que le hace pensar que es el merecedor de la próxima gubernatura estatal. Padece “meladeben”, una enfermedad casi siempre incurable, que por lo general se vuelve mortal. Jara no goza de simpatías de mucha gente, el pasado es el pasado y en él está presente. Es inocultable que se arregló con editores para salir y lo hace bajo el supuesto de su trabajo como servidor público. Toda ocurrencia es digna de un espacio mediático, aunque no sea noticia. En este personaje se notan las ansias que tiene de ser el bueno.
El segundo caso es el Secretario de Finanzas, Gerardo Cajiga Estrada, insufrible servidor público a quien ya le gustaron las ocho columnas y cada vez que puede se saca un as de la manga para mostrar sus potencialidades en las finanzas públicas. La eficiencia ante todo. Aunque nadie se la debe, pero tiene sobre sus hombros el pecado político del nepotismo, pues con el consentimiento de su amigo-jefe Gabino Cué, instaló el Centro Oaxaqueño de Diseño (COD) para que su esposa tuviera trabajo y al mismo tiempo le quitaran el trabajo a los diseñadores independientes. Seguramente las potencialidades de Lizeth Galván Cortés son muchas, pero hacer las cosas de esta manera se llama aquí y en china del mismo modo: nepotismo.
Aunado a ello, es conocida la inconformidad de funcionarios cuyas tareas son vitales, sin embargo, no tienen la suerte de Galván Cortés, pues sus presupuestos son mucho menores a los 7 millones de pesos anuales del COD. Es tan pero tan complaciente Cué, que los envío juntos, cual pareja, a realizar la ceremonia de izamiento de la bandera nacional y como es la costumbre machista, la directora del COD fue como “acompañante”, según se lee en el boletín de prensa. Ahora sí que ella como chinita, “no más milando”, eso sí, mirando con ternura como se puede ver en la foto.
Mejor habría sido que le fundara su propia empresa, pero su lógica es no arriesgar el capital propio si se tiene todo el acceso del mundo a las arcas estatales. En fin, sin duda aquí dinero mata carita, a Cajiga Estrada le gusta estar en el top ten de las preferencias mediáticas, fue incapaz de resistir la tentación. Queda claro que en Oaxaca hay un gobernador de buenas intenciones, un “gober buenito” con sus amigos y amigotes, lo que no le alcanzará nunca para abatir el rezago.
El tercero y más notable, notable por visible no por valioso, es Benjamín Robles, hoy senador de la república, a quien la magia del poder político le abre las puertas de los medios de comunicación, si se trata de medios electrónicos no importa si son concesionados o permisionados el abre todas las puertas. Es el único político –fuera del Ejecutivo- que aparece cada tercer día en la “televisión integral de Oaxaca” y en los medios a modo. Robles, por increíble que parezca, está en campaña buscando ser el próximo gobernador de Oaxaca y aplicar aquello de que “nadie es profeta en su propia tierra”, recordando que viene de otros lares lo que es una estocada para los xenofóbicos.
El fiel amigo de Cué, es el que más terreno ha ganado porque tiene permiso para gastar lo necesario en su campaña permanente que empezó justo el 1 de diciembre de 2010, el día en que tomó posesión Gabino. Su campaña para senador la hizo literalmente por aire y tierra. Un exceso sin duda alguna en un pueblo empobrecido –cuatro de cada 10 personas de Oaxaca viven en pobreza extrema, ha dicho Cajiga Estrada-.
Es claro el sentido que está administración ha querido dar al sexenio del cambio, que no está basada en políticas públicas sino en verdaderos actos de caridad o asistencialismo, en golpes mediáticos que no dan más resultado aunque los estiren al máximo como las audiencias públicas que empiezan a ser contraproducentes frente a la demanda, y donde el funcionariato se convierte en “hermanito de la caridad”, con sus programas asistencialistas que no resuelven la pobreza. Pero no son los únicos, copiaron modelitos que aplican priistas como pasaba en Coahuila y Chihuahua, y los perredistas en el Distrito Federal, donde tendríamos que decir, las condiciones son diferentes. Resultaron incapaces de poner en prácticas nuevas formas de gobierno, porque están acostumbrados a dar diezmos, hacer desayunos, comidas, cenas y bailes para recaudar fondos para los pobres, así creció buena parte del gabinete.
En campaña permanente, como caballos de carreras esperan a ver quien llega mejor a la recta final y no es para menos, la coalición que llevó al gobierno a Gabino Cué está frente a una encrucijada porque ven necesario conservar el poder (nadie sabe exactamente para qué, porque el cambio tiene en los gobernantes una connotación diferente a lo que esperan los gobernados), pero ellos derecha-izquierda –como seguramente irán a las próximas elecciones- harán lo necesario para no dejar la silla suelta. Apretarán el paso porque la llegada del priista Enrique Peña Nieto a los Pinos les obliga a dar un viraje, pero se equivocan en gastar la pólvora en infiernitos que después se convertirán en una dantesca escena ante la falta de resultados. Gabino debe dejar de ser “el buenito” para exigir que cumplan y como lo pide el pueblo, en caso necesario, que se vayan. Gabino debe exigir que los funcionarios empresarios vean más por Oaxaca que por sus intereses y empresas personales. Gabino debe cuidar el dinero que hará falta más adelante y frenar el entusiasmo de sus colaboradores que ven una rendija para colarse frente al desastre priista.
Hay otros servidores públicos que se hacen notar todos los días, inventan actos, entregan algo, se mueven y reacomodan en sus sillas, conceden entrevistas, son amables con la prensa porque muchos quieren cambiar de domicilio, dejar los edificios de San Bartolo Coyotepec y de Tlalixtac donde se concentran las oficinas del Ejecutivo para ir a San Raymundo Jalpan, para mis lectores que no viven en Oaxaca, esto quiere decir que van por una curul en el Congreso local. Una historia que nos recuerda el pasado inmediato, la misma historia que cansó a una parte importante de la ciudadanía en 2006, cuyos líderes por cierto son hoy diputados locales, federales y funcionarios públicos.
Desastre priísta
El desastre priista cuyo reflejo fundamental se vio en el pasado proceso electoral al perder 10 de las 11 diputaciones federales en disputa y que dejaron atrás aquellos festejos del “carro completo”, no tiene principio ni tiene fin. Y cuando los borregos necesitan de un líder, a parecen varios. Algunos vivillos conocidos y otros engañabobos en potencia. Algunos de sus integrantes se muestran preocupados, pero poco se puede hacer frente a los cacicazgos, la prepotencia con que se conducen quienes sienten tener poder y ser los guías.
Lo grave es que la mayoría vive somatizado y con miedo, hacen como que no ven lo que está pasando, pero el priismo sabe que uno de los titiriteros es quien más daño les ha provocado, se llama Ulises Ruiz Ortiz, quien a través de Alejandro Avilés ha empezado a moverse para ofrecer “paquetes” completos al paradisiaco San Raymundo Jalpan o cruceros por los municipios que por partidos políticos serán renovados el próximo año. El costo de estos paquetes va desde tres millones de pesos, pero si se trata de los distritos I y XXII cuestan ocho millones de pesos. El secreto a voces del priismo oaxaqueño es que se paga por ser ¿Así cuando? Se preguntan militantes priistas que no ven llegar la suya, porque el requisito elemental es el billete, sin billete no hay felicidad. Lo que explica la clase de candidatos que normalmente presenta el PRI, salvo raras excepciones.
Pero Avilés no es el único, otro de los vivillos en apuros es el metrosexual Héctor Pablo Ramírez Leyva quien a pesar de enfatizar que el hombre cercano al futuro presidente, Luis Videgaray es su amigo, no quedó en el equipo de transición y, sus allegados, dicen que está desesperado tanto que para bajarle a su estrés ahora hace ejercicio “en el gym”. A pesar de todo no deja de moverse y acompañado de sus fieles Jorge González Ilescas y Elpidio Concha organizaron una reunión en la capital del país donde, como Avilés en su oficina de Oaxaca, también reparte a diestra y siniestra, cabildea y dice que será quién parta el pastel.
Hay un tercer grupo, compuesto por perdedores lo comandan Adolfo Toledo y Sofía Castro, y en el que están Elizabeth Acosta, Zory Ziga Martínez, Guadalupe Ruiz, Carmelita Ricárdez, otros y otras más, quienes pidieron hablar con el dirigente nacional del PRI esta semana, no los recibió. Fueron atendidos por Cristina Díaz. El PRI, dicen quienes saben, se convirtió en un muro de lamentaciones de ex candidatos perdedores oaxaqueños. Al final su objetivo era “cobrar” una promesa hecha, en privado habría hecho el entonces candidato –no se sabemos si es cierta o falsa-, Enrique Peña ofreció que en caso de que perdieran tendrían una delegación federal. Pregunto a EPN ¿qué culpa tenemos en Oaxaca para que nos castiguen de esa manera?
Así que fieles a su devoción acudieron al “señor de los milagros” a ver si les va a cumplir: Sofía Castro tiene asegurada –dicen- una delegación de la CDI (de verdad esperamos que sea en Chihuahua), pero ella lo que quiere es la dirigencia del PRI estatal, por lo que ha dicho que su plan son poner a un “propio” en la dependencia y refinanciar al malherido PRI y reponerse de los gastos que hizo en campaña.
Elizabeth Acosta, quien también perdió, busca ser premiada con la delegación de Turismo, ante esta noticia Pepe Zorrilla y su rancio abolengo ha de estar que no aguanta la idea, y no lo consuela ni siquiera ser parte de la estadística del escándalo rosa que durante décadas ha existido entre política y farándula.
Otro ilusionista es Omar Acevedo, quien compró su candidatura pero tampoco triunfó. Como constructor este priista derrotado en las pasadas elecciones, pide la delegación de la SCT. Eso sí, habría que decir, no tiene un pelo de tonto y vivillo sí es. Lo que quiere es cobrar los dos millones que pagó a una dirigente priista para obtener la candidatura.
Estás son apenas pinceladas de cómo se las gastan en el PRI estatal, mientras se escuchan algunas voces que reclaman cambios profundos y dirigencias verdaderas en el tricolor, única vía para recuperarse. Por lo pronto si tiene unos millones de sobra y quiere ser candidato busque a Alejandro Avilés, quien lo pondrá al habla con el capo de capos, es decir, Ulises Ruiz y asunto arreglado. Si no le convence el PRI, vaya con los “franeleros” del PRD, también cobran por acomodar diputaciones.
Los males aquejan al priismo, el principal es la soberbia, algunos de ellos solo interesados en recuperarse económicamente, no importa que se lleven entre las patas a quien tengan enfrente.
Lo cierto es que todo esto es ilusionismo de quienes se adelantan y de quienes, sin merecerlo, quieren seguir pegaditos al sistema para evitar vivir en el error.
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