Víctor Echeverría. Oaxaca, México.- El pasado lunes, estuve en un fantástico evento. Fantástico por las personas de quienes se trató, los artesanos y artesanas oaxaqueñas que fueron considerados por primera vez como lo que son, Grandes maestros  del Arte Popular de Oaxaca Me llamaron la atención varias cosas: Los datos del gobernador Gabino Cué en relación con la importancia de los artesanos y el turismo en el Estado; el apoyo del señor Alfredo Harp a las y los artesanos. Se notó como admira su creatividad y reafirmó su apoyo en sus dos personalidades, como Fundación Banamex y como Fundación Alfredo Harp Helú, destacada su opinión y la de su apreciada esposa Isabel Grañen Porrúa. Pero sobre todas las cosas, me llamó la atención un aspecto, más bien socio-económico, la humilde extracción de nuestros artesanos y artesanas.. Me quedé pensando, ¿Será una característica de nuestra población más humilde y marginada? Decididamente en las altas esferas sociales existe la creatividad y el arte, ejemplos nos sobran en Oaxaca y en el país, pero, precisamente los artesanos del libro que se presentó son gente humilde, campesinos, indígenas... Reflexionando un poco, dejando volar la imaginación (que es lo más volátil que tengo), pensé, ¿Será una forma de vencer ese anonimato que produce la pobreza? ¿Será un medio de salir de esa pobreza? Esta sería una reflexión ligera y superficial, apenas lo que se ve por “encimita”. Porque... ¿Qué impulsa a un ser humano a dedicarle tantas horas a una pieza de artesanía?  Si al fin y al cabo no va a ganar más que unos cuántos pesos. Recordé una entrevista del canal once al maestro Rodolfo Morales hace ya algunos años, el entrevistador le preguntó “Maestro, ¿A qué cree usted que se deba que en Oaxaca haya tantos artistas?” el maestro Morales contestó con esa mezcla tan suya de sabiduría, experiencia y sentido del humor que le caracterizaba: “Es que somos muy pobres y no tenemos en que divertirnos”. Mitad en broma, mitad en serio, podemos interpretar al maestro Morales y rescatar el elemento lúdico de la creación, crear, imaginar, transformar una pieza de madera o cuero o papel, es divertido. Pero, realmente qué impulsa a un ser humano a buscar no sólo un pedazo de cualquier madera, de cualquier papel, de cualquier tela... para expresarse, para dejar un testimonio de su existencia, de su inquietud, de su arte. ¿Qué motiva a un artesano? Les transmito pues esta interrogante, esta inquietud. De lo único de lo que estoy seguro es que esto sucede en Oaxaca, en nuestra Oaxaca, más que en ningún otro lugar del país y tal vez, del mundo. ¿Qué se agita dentro del alma de los oaxaqueños? Por cierto, tratándose de artesanos y sobre todo de artesanas oaxaqueñas, la noche se vistió de mil colores, hermosos trajes típicos, hechos con sus propias manos, con su expresión, los colores, las telas, los diseños, iluminaron la noche y nos hicieron sonreír de orgullo, del orgullo de ser oaxaqueños.