Copelia MALLÉ
Oaxaca, México.-
Cuevas de Yagul y Mitla: El paisaje cultural eterno es la exposición que el fotógrafo mexicano Rafael Doniz, presentará al publico oaxaqueño en 1 de abril.
En agosto del 2010, el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO tuvo a bien incluir elsitio Cuevas Prehistóricas de Yagul y Mitla en los Valles Centrales de Oaxaca, México en la Lista dePatrimonioMundial, reconociendo así, el conjunto de valores culturales y naturales de estepaisaje cultural y su estrecha relación con los grupos humanos de cazadores-recolectoresque habitaron esta región.
Estudios realizados en el área desde la década de los años setenta,confirman la evidencia del origen de las sociedades organizadas a través deldesarrollo de una naciente actividad agrícola. Está área, cuenta además conla presencia de importantes vestigios arqueológicos de la cultura zapoteca,así como del establecimiento de la arquitectura hispánica.
A casi dos años de este hecho, el Instituto Nacional de Antropologíae Historia se congratula en presentar la exposición fotográfica Cuevas de Yagul y Mitla: El paisaje cultural eterno en las instalaciones del Centro Cultural Santo Domingo en la ciudad de Oaxaca.
Esta muestra, reúne una magnífica selección de fotografías de la autoría de Rafael Doniz, incansable artista mexicano de reconocida trayectoria, quién quedó prendado de la belleza delos parajes y cuevas cercanos a Yagul.
Arquitectura y naturaleza, paisajes y microcosmos, colores, formas ytexturas caprichosas han quedado registradas por Doniz en la composiciónde las fotografías que integran esta exposición. A través la alquimia de sucaja de luz podremos recorrer, conocer y apreciar algunos de los muchossecretos que guarda celosamente este bien patrimonial de México.
Al respecto de esta muestra, Claudia Canales escribió:
“Rafael Doniz se halla bien en estos lugares. Conoce Oaxaca. En realidad, conoce bien muchas geografíasdel país. En su trashumancia de años ha aprendido a leer los signos del paisaje igual que un cazadorrecolector, a percibir el más mínimo movimiento en la inmensidad al parecer estática. Bordea un cerropara ver su otra cara porque sabe que allí, en el lado oculto a la mirada, está emboscado el hallazgo. Y durante el trayecto extenuante, a veces una prueba para su resistencia física, una fugaz conflagraciónde nubes lo detiene unos momentos para fotografiar el cielo. En el espacio abierto cualquier lugar esun posible punto de mira; sin embargo, la visión de Doniz, su concepción del paisaje, va descartandomentalmente infinidad de alternativas para disparar sólo allí donde la experiencia y el instinto adivinanun tiro certero. Desde luego no siempre lo es, pero el trabajo en el laboratorio, tan exhaustivo comolos recorridos a cielo raso, desecha los errores, elimina las redundancias y depura hasta la perfección.
En el acto de sustraer lo accesorio subyace algo más que un mero sentido estético: está la voluntadde hacer de la fotografía la huella fosilizada del tiempo silencioso.”