Oaxaca, México.-
“Ya se escuchan los acordes, de música sin igual, y una feria de colores, el atavío regional, que lucen bellas mujeres, de mi rincón tropical…”
La voz de Felipe Matías Velasco causó emoción y algarabía entre el público que día a día disfruta de la Fiesta de la Cultura Oaxaqueña, al escuchar “Flor de Piña”, poema de su autoría, que desde hace más de 40 años se declama durante la presentación de la Delegación del Papaloapan, en la fiesta de la Guelaguetza.
Con 73 años, Felipe Matías –cuyos padres nacieron en los Valles Centrales y Tuxtepec- se reconoce como tuxtepecano, oaxaqueño, jarocho y sotaventino.
El artesano, cronista costumbrista, narrador y filántropo fue reconocido por su trabajo en favor del fortalecimiento y promoción de la cultura por el Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca.
Antes de recibir el reconocimiento -en una entrevista- el poeta reconoce con humildad que muy joven se dio cuenta que se estaba perdiendo la autenticidad de los trajes típicos de la región, sobre todo los de las mujeres, por lo que decidió dibujar cada uno de los trajes de los grupos étnicos chinanteco y mazateco, sobre pequeñas piedras de río, trozos de bambú y madera, dando comienzo a una artesanía que ha recorrido el mundo mostrando cómo son los huipiles cuenqueños.
“Yo no sabía que podía escribir poesía, fue cuando estaba velando a mi mamá que tuvo cáncer, y para no dormir, escribí lo que se me venía a la mente, después mi papá me lo entregó y al leerlo sólo pude pensar que Dios me dio la inspiración. En el poema Tiempo malo protesté por la suerte que nos estaba tocando vivir, y a la vez pedía clemencia, para ella y nosotros”.
“De ahí comencé a escribir, mi poesía y crónicas que gustan en mi región porque escribo con el lenguaje coloquial nuestro”… “Escribo sobre la gente, los pueblos, la comida y los barrios”, señala Matías Velasco.
“En Tuxtepec me dieron el título de cronista costumbrista en sesión de Cabildo, pero yo no me declaro cronista”, admite con humildad el poeta, quien creó el saludo original para la presentación de la Delegación Flor de Piña, en la Guelaguetza.
Cientos de miles de turistas nacionales y extranjeros al escuchar: “
Ya se escuchan los acordes de música sin igual, y una feria de colores el atavío regional, que lucen bellas mujeres de mi rincón tropical”, rompen en aplausos al ver la belleza de las mujeres y la hermosura de su indumentaria.
Al escuchar la sencillez con la que se expresa el cronista es difícil suponer que sus poemarios como “Minucias” son conocidos en gran parte de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Posee una colección de 500 esculturas en piedra de río que se han expuesto en diversas galerías, además de una permanente en la casa de la Cultura de Tuxtepec.
En el Jardín el Pañuelito, se dieron cita decenas de paisanos de la región del Papaloapan, quienes acompañaron a Felipe Matías en este emotivo momento, quienes se saludaban entre si con el tradicional: ¿qué pasó pariente?
La diosa Centéotl, que este año recayó en la Loma Bonitense, Evelyn Acosta López, fue una de las invitadas de honor para entregar el reconocimiento otorgado por la SECULTA.
Además, se presentaron los grupos “Los jaraneros de Papaloapan”, “Las iguanitas del Papaloapan”, y “Son Tapacaminos”, quienes con sus versos y alegría contagiaron al público que por más de cinco horas disfrutó de la Fiesta de la Cultura Oaxaqueña.
En el poema “Flor de piña” se describe brevemente cada una de los huipiles de la región y los rasgos de las mujeres que lo portan. El poema es declamado al inicio del baile por una de las señoritas que conforma la delegación.
“Baila con garbo morena, baila la danza mi niña, que las notas ya resuenan ¡Baila! ¡Baila! Flor de piña”.