Vidal PINEDA
Oaxaca, México.- El año 2006 será uno de los más recordados para México, pero sobre todo para los oaxaqueños, porque después de la represión que elementos de la Policía Federal Preventiva de México y la Agencia de Seguridad Estatal del Estado de México hicieron sobre los habitantes de San Salvador Atenco, militantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y otros adherentes a La Otra Campaña del EZLN, en Oaxaca, el 14 de Junio, el entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz, mandó a la policía a desalojar a los maestros que se encontraban en huelga en el zócalo de la capital y sus calles aledañas, acto que desató una de las más grandes revueltas sociales del país que dio como origen a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).
El joven escritor Trino Maldonado (Zacateca, 1997), quien en estos tiempos llegó a Oaxaca, recuerda que fue un tiempo de desobediencia civil que hoy se está volviendo a vivir en Michoacán, porque “vemos cómo a partir de acciones de desobediencia civil el estado está respondiendo, y además un gobierno priista está respondiendo con acciones de violencia, y lo que demuestra esto es que puedes medir el grado de democracia de un gobierno a partir de que si son capaces de entablar el diálogo y el debate a partir de acciones como esta desobediencia y nos damos cuenta que no, estamos viviendo el mismo régimen de hace seis años y de hace 50 años, parece que no hemos aprendido la lección todavía”.
Hoy, hablar del conflicto magisterial y social del 2006 no es casualidad para Maldonado, pues es justo seis años después cuando la Editorial Alfaguara hace la publicación de su libro
Teoría de las catástrofes, una novela protagonizada por Mariana y Anselmo, una joven pareja de profesores que sufren un violento encuentro con un comando de paramilitares durante una violenta crisis que dejó cuatro muertos, entre ellos el periodista estadounidense Brad Will y el maestro Emilio Alonso Fabián, quienes perdieron la vida por disparos de arma de fuego, novela que fue presentado este miércoles en el foro “José Emilio Pacheco” de la XXXII Feria Internacional de Libro de Oaxaca.
En entrevista previa a la presentación el joven zacatecano que llegó a Oaxaca en marzo del 2006 y por azares del destino se quedó a vivir y trabajar en esta capital, afirma que el génesis de su novela no fue planeado, ni mucho menos quería hacer algo como la “gran novela del 2006”, para él todo se dio de una manera natural pues fue en ese año cuando le encargaron escribir un cuento y como el conflicto social acababa de pasar, se le ocurrió escribir un cuento en el que hacía una metáfora donde comparaba a las cucarachas con Felipe Calderón Hinojosa, quien en julio de ese año fue electo, de manera todavía truculenta, como el nuevo presidente de México.
Aunque el cuento fue censurado por la Gaceta del Fondo de Cultura Económica, quizá por la coyuntura política de ese entonces, Maldonado se dio cuenta que el tema daba para más y que el contexto que había elegido para plasmar la historia de Mariana y Anselmo, dejó de ser un pretexto y se convirtió en una cualidad narrativa muy importante que creció, creció y creció hasta que logró concluir una novela de más de 400 páginas en las que plasmó las vivencias, y las de sus amigos, que tuvo durante el conflicto en Oaxaca.
Estas vivencias se metieron poco a poco en la novela, “un poco hacia los personajes, que siendo muy domésticos, muy individualistas; de pronto no pueden extraerse de la crisis que estaba sucediendo en la ciudad, no fue algo deliberado, por eso creo que fue una novela muy honesta porque está contado desde la perspectiva de un grupo de individuo que transita, un poco sin querer, en un conflicto social muy grande”.
Autor de
Temporada de caza para el león negro, Maldonado enriqueció su narrativa a partir de lo vivido en carne propia, de lo que vio, por ejemplo de la sensación de que (en el 2006) la ciudadanía toma las obligaciones del estado, lo que se vivía todos los días, de cómo la seguridad que es obligación estatal de pronto te das cuenta de que los topiles la asumían, en vez de que hubiera una economía como tal, había un economía moral de truques y talleres, todas esas cosas que es lo que los anarquistas buscan, después de derrocar al estado, en Oaxaca se vivió por un momento lo que sigue al anarquismo, la utopía y alguna de esas cosas, transitar en las barricadas, balaceras.
Una de las cosas más interesante que logró el narrador en su novela fue aterrizar y convertir en literatura las vivencias de otras personas, para él fue encontrarse con un reto de la literatura que tiene que ver con el autor y con el lector porque “al momento que te pones a leer un libro o crear un mundo, una de las virtudes de la buena literatura es que te hace transitar en una experiencia humana distinta a la tuya o ponerte en los zapatos de otras personas sin necesidad de transitarla”.
Para explicar lo anterior el escritor toma como referencia
La edad de hierro de J. M. Coetzee, y de cómo logra contar la historia de una mujer con cáncer en la Sudáfrica convulsa en los años inmediatamente anteriores y posteriores a la abolición del apartheid, cuando el racismo estaba legalizado.
“Nosotros difícilmente podemos vivir esa experiencia tan fuerte, pero a través de los libros de Coetzee y él mismo poniéndose en esta mujer con cáncer que vive un conflicto racial, logra hacer un ejercicio de ficción, creo que busco en la literatura eso, en vez de libros que te evadan y te hagan salirte del mundo en el que vives, que te confronten a la realidad que estás viviendo, me gustan autores como esos.
El reto más grande - continuó - fue poner una balanza ese dilema de si ser congruente con lo meramente literario, con la estructura de la novela o ser congruentes de las ideas que yo tenía formada de los hechos históricos, que era muy fácil caer del otro lado y convertirlo en un panfleto. Tenía como referencia a Hemingway, en Por quién doblan las campanas, que a pesar de que su narrador pudo ser abiertamente republicano y en contra de Franco, lo que elige Hemingway es no tomar partido y eso hace que su novela la podamos leer tan vigente como entonces, es como el dilema más grande al momento de hacer una novela de estas características, no sé si me salió, pero me costó.
Tryno Maldonado vive en Oaxaca, ha dejado su natal Zacatecas quizá porque lo gobierna el PRI, o quizá porque en Oaxaca encontró la biblioteca del Instituto de artes Gráficas de Oaxaca, uno de los sitios que más le gusta por todo el material literario que posee en sus estantes.
La teoría de las catástrofes, puede conseguirse en las librerías del estado.