EL UNIVERSAL
Oaxaca, México.- Los problemas que aquejan localmente al igual que el balance de gobierno que el mandatario saliente deje serán las variables que tendrán mayor impacto en las elecciones estatales que se celebrarán este año, y no el efecto de presidenciables por los comicios federales, coincidieron especialistas.
Temas como la violencia particular en cada región, así como los problemas económicos y de desempleo, son los que podrían influir en la decisión del voto, mencionaron.
En seis estados las cartas están en el aire este año para el cambio de administración local con miras al próximo proceso electoral del 1 de julio, mientras que en esos mismos y en ocho entidades más habrá comicios para elegir presidentes municipales y diputados locales.
Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco y Yucatán tendrán cambio de mandatario estatal, ayuntamientos y Congreso local. Elecciones intermedias también habrá en Colima, Campeche, Estado de México, Guerrero, Querétaro, Nuevo León, Sonora, y San Luis Potosí.
Sólo en Jalisco han iniciado formalmente las campañas para gobernador —el pasado 30 de marzo—, mientras que el próximo 6 de abril empezarán en Yucatán; el 14 de abril en Guanajuato y el 28 de abril en Morelos. En Tabasco será el 14 de mayo y en Chiapas el 29 de ese mismo mes. Todas terminarán el próximo 27 de junio.
Los gobiernos salientes
Agustín Basave, director de posgrado de la Universidad Iberoamericana, señaló que en las seis entidades que elegirán gobernador y las que renovarán presidencias municipales y congresos locales, los resultados dependerán de “una lógica electoral distinta en cada caso”, en la que el impacto de los aspirantes presidenciales es menor que el que tienen en las elecciones federales a diputados y senadores, puntualizó el especialista político.
De las seis entidades que tendrán cambio de administración, en tres casos los mandatarios salientes son panistas (Jalisco, Emilio González; Guanajuato, Juan Manuel Oliva; y en Morelos, Marco Antonio Adame). Dos son de extracción priísta (Andrés Granier Melo, en Tabasco; e Ivonne Ortega, en Yucatán), y uno es del PRD-PT (Juan José Sabines Guerrero, en Chiapas).
“Las gubernaturas se definen por temas locales. A veces, cuando son comicios concurrentes con la elección presidencial puede haber un efecto a favor o en contra, porque al candidato presidencial de un partido o de otro le vaya muy bien o le vaya muy mal, y eso afecta o perjudica al candidato local de ese partido o de esos partidos”, detalló.
Sin embargo, se trata de un fenómeno poco común. “No es como en el caso de las elecciones legislativas, cuando, por ejemplo, hay un candidato muy popular que gana muchos votos a nivel presidencial. Ahí sí puede lograr que ganen muchos aspirantes a diputados federales y a senadores de su partido”, indicó.
El factor que será importante en los procesos para elegir gobernador es la que tiene que ver con el mandatario saliente en cada estado.
“En estos tiempos —no de federalismo sino de feuderalismo— en México tenemos señores feudales que gobiernan los estados sin contrapesos. Yo les llamo no ‘señores de horca y cuchillo’, sino ‘señores de arca y cuchillo’, que deciden todo en sus estados y tiene un enorme poder. Eso sí influye, ese sí es el gran factor”, explicó Agustín Basave.
Apoyo a los “delfines”
Una de las grandes ventajas para los candidatos vendrá del apoyo que el gobernador saliente dé a su “delfín”, “si es que se logró imponerlo, como lo hacen la mayoría de las veces [...] ese sí es un factor muy importante, porque los gobernadores tienen un poder incontrastable en sus estados, controlan prácticamente todo”.
Recalcó que aunque es difícil hacer generalizaciones, habrá temas locales que repercutirán en el resultado que arrojen las urnas en las elecciones, entre ellos, “qué imagen tiene el gobernador que sale; qué fracturas hubo en los partidos a la hora de definir las candidaturas; cómo se reagruparon esas fuerzas políticas; cuál es la correlación de fuerzas reinante y los escándalos locales de corrupción o de cualquier tipo”.
A nivel nacional, “puede haber cosas en común. El problema de la inseguridad, por ejemplo, ese sí nos afecta a casi todos los habitantes de todas las entidades federativas, y ese es un factor que probablemente se repita. Pero fuera de eso, son cosas totalmente diferentes, son historias distintas”, señaló el académico.
En relación con los partidos políticos, consideró que el PRI tiene probabilidades de llevarse varios estados en juego, “pero no porque haya una línea de continuidad o un hilo conductor”, sino porque administra la mayoría de las entidades y “tiene mano en la sucesión gubernatorial en donde gobierna”.
“La imagen de que el PRI está volviendo a ser el partido mayoritario en la intensión del voto no se da en ciertos estados como Guanajuato, donde el candidato panista está muy arriba en las encuestas”, añadió.
Y hay entidades donde “el desgaste es parejo”, dijo, como Nuevo León, un estado importante por su poderío empresarial, donde “el desgaste del gobernador, Rodrigo Medina, que es priísta, es grande por el problema de la inseguridad” y, por otro lado, “los escándalos de corrupción del alcalde de Monterrey, que es panista, Fernando Larrazabal, generaron una división en el PAN a tal grado que renunciaron varias figuras del panismo nuevoleonés”.
El DF, una excepción
En el mismo sentido sobre que los problemas locales influirán en el voto de los electores para comicios se expresó el especialista y politólogo Gabriel Guerra Castellanos, quien enfatizó que la gente se fija más en el candidato que en el partido.
Destacó que derivado de las alianzas tan “particulares” que se han dado en distinto estados, donde además los candidatos han pasado de un partido a otro, el elector tiende a tomar más atención en la trayectoria y perfil del personaje, que en el organismo político que lo respalda.
Puso como ejemplo el caso de Chiapas, donde la candidata a gobernadora del PRD se perfila que sea Elena Orantes, quien se salió del PRI días antes de aparecer en las encuestas de precandidatos del sol azteca.
Gabriel Guerra, quien está al frente de la consultora Guerra Castellanos, mencionó que en ningún estado se observa un caso como el del Distrito Federal, donde el Partido de la Revolución Democrática tiene un “clientelismo” marcado y el voto está influido por el organismo político y no tanto por el candidato.