"Los símbolos de nuestra cultura nos alimentan y nos dan fuerza" : Lila

Oaxaca, México.- Dolor y esperanza. Rabia y compasión. El ser humano, capaz de lo mejor y lo peor, se pierde y se encuentra, se cae y se levanta, e intenta resistir y encarar la vida agarrándose a algún asidero. Para la oaxaqueña Lila Downs la fe y la celebración de la vida en su país son el fiel reflejo de las contradicciones del hombre, que retrata en este Pecados y milagros, que presenta esta noche en Cádiz, en el Gran Teatro Falla, dentro de la exitosa gira por España de una de las voces mexicanas contemporáneas más consolidadas. "Estamos en un momento muy difícil, y todos esos momentos difíciles nos hacen pensar en dios, en la fe y en cuestionarnos a nosotros mismos", explica la artista que con su último trabajo trata de dar respuesta a una complicada pregunta: "Qué significa en este momento ser mexicano, ser mexicana, en mi caso". Si logra o no contestarla "musicalmente", dice, "lo juzgará el público".   "Yo te puedo echar mucho rollo, como decimos en México, pero la música debe de hablar por sí misma", ríe. El interrogante desemboca en catorce réplicas, catorce canciones -seis temas compuestos por ella y su marido Paul Cohen y ocho entre otros autores y versiones de canciones tradicionales- impregnadas de la interpretación mexicana del milagro y el pecado.   "Es muy curioso porque en México la interpretación de nuestra fe es muy cómica, alegre, interesante y trágica, todo a la vez. Además creo que llegará mucho al público de aquí, de España, porque compartimos muchas cosas, entre ellas, ese sentido del humor que sin no existiera haría al mundo más triste". Una percepción alegre, casi anecdótica y ancestral, que se basa en la tradición de los exvotos -ofrendas a base de ilustraciones sobre lámina de hojalata-, en general, y en la obra del artista Alfredo Vilchis, en particular. "Yo me enamoré de una de las imágenes que Alfredo hizo sobre la infidelidad, de un señor que, de pronto, entró el marido y los encontró al sancho, como decimos nosotros, con la mujer y él agradecía a la virgen de Guadalupe porque el marido no llegó a más, no lo mató, ni le hizo nada y fue para él el milagro de su vida", relata la voz dulce de Lila a la que le parece "muy cómico y muy real" este tipo de diálogo "con dios y con los santos".   "Pero, a la vez, también representa la locura que nos ha llevado hasta donde estamos, la locura de la violencia, de situaciones en la que estamos con una pistola en la mano y un porte que dice lo contrario. Así que si queremos cambiar nos va a costar mucho porque somos lo que somos...", reflexiona. Por ello, en Pecados y milagros caben temas oscuros, como Reina del inframundo, donde las muertes violentas "de jovencitas que se meten en la mafia" se conjuga con la tradición ya que la compositora lo hizo "a la manera de la calavera, que se acostumbra el Día de los Muertos en México". Pero también la brillantez y la alegría del homenaje a las molienderas, las mujeres que muelen el sagrado maíz, en Palomo del comalito. "Ahora en México no se llora por tristeza, se llora, como dice José Alfredo Jiménez, por coraje y por rabia, pero esta canción es el milagro, es la que nos lleva a las cosas positivas de la vida y en estos momentos vale la pena mirar los símbolos de nuestra cultura que nos alimentan y nos dan fuerza". Coraje y arrestos que Lila Downs reconoce a la mujer. "Las mujeres de mi país son un ejemplo de fortaleza". Por eso son las protagonistas de muchos de estos temas al igual que su tierra, "ya que también es un motivo de celebración que las tradiciones de mi tierra hayan sobrevivido hasta hoy en día y lo intento decir cuando canto y cuando compongo".