“Fue un hombre significativo en mi vida. Él es el responsable y el culpable de mi amor hacia la lectura. Lo conocí por la novela Aura. Me gustó la forma en que te envuelve en la historia con detalles sutiles que te pueden hacer reír o llorar. De hecho estaba leyendo su libro Inquieta compañía cuando en las noticias me enteré de su fallecimiento y me impactó mucho”, comentó Cristian Vázquez, estudiante de 21 años que decidió acudir al homenaje de cuerpo presente cargando cuatro libros de Fuentes.
Johanna Montoya es de Colombia. Aprovechó que regresaba al Distrito Federal luego de una excursión en Cancún para despedir al autor de La región más transparente.
“Decidí venir porque me parece un hecho histórico. En ferias del libro en Bogotá tuve la oportunidad de verlo, creo que Carlos Fuentes es para los mexicanos lo que García Márquez para los colombianos”, explicó.
Entre gritos y aplausos, el féretro llegó a las 12:00 horas al Palacio de Bellas Artes, donde fue recibido por el presidente de la República, Felipe Calderón; el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrad; la presidenta del Conaculta, Consuelo Sáizar, y Silvia Lemus, viuda de Fuentes.
Luego de que pasaran las primeras guardias de honor, la gente comenzó a ingresar al vestíbulo del recinto de mármol para darle el último adiós a Carlos Fuentes. Ante su féretro se podían observar miradas atónitas y pancartas en las que se leía: ¡Carlos, mientras exista vida en la región más transparente, abrevaremos tu fuente!
El escritor Hernán Lara Zavala consideró que era un hombre inquieto que seguía leyendo a los escritores mexicanos y latinoamericanos y de varias generaciones, que gozó de una gran creatividad y producción.
“Un gran mexicano, con su muerte se acaba una época de oro en la literatura mexicana, que se inició con Alfonso Reyes, Rulfo, Arreola y Paz. Él da el punto final y cierra con broche de oro ese pasaje”.
Para el escritor José Gordon hay personajes que tocan las venas de nuestro país y sin duda Carlos Fuentes fue uno de esos autores al explorar las raíces de la cultura mexicana a través de sus ensayos, novelas y cuentos, pero también en sus opiniones políticas. “Cuando tuve la oportunidad de hablar con él, le dije que quería hacer un ejercicio de esencialización para saber cuáles eran las cuatro palabras que lo marcan o el ADN de Carlos Fuentes que atrapa una vida y una obra. Se puso muy serio, cerró los ojos, cruzó las palmas de las manos a la altura de los labios y, de repente, me empezó a decir: Puse atención, vi crecer una flor, vi morir a un niño, leí un poema. “Lo que me estaba diciendo de esas palabras era que la atención, vida, muerte y literatura signaron su dedicación y su eje de contar una vida. La atención fue una de las palabras clave que lo marcó y nos marcó a nosotros en el sentido de la generosidad con las que abrió sus mapas del mundo para que los compartiéramos, un hombre de una memoria sensibilidad a la belleza y la inteligencia con un resplandor e inclusión como pocas veces he visto en las páginas de una novela, eso marca a Carlos Fuentes y esas imágenes son tan fuertes que por eso nos tocan”. La escritora Mónica Lavín mencionó que Fuentes nos devolvió un México con vigor, esa vena de un lenguaje que abreva de un mundo prehispánico, de una modernidad narrativa y de una manera de pensar liberal, progresista y crítica que, dice, nos hará mucha falta. “Es este escritor inalcanzable que, para fortuna de muchos, seguía escribiendo poco antes de su muerte para seguir comprendiendo el mundo a través de la palabra. Una generación del México que arrancó en los años cincuenta se nos ha ido, nos estamos quedando huérfanos de estas voces, de esta maneras de entender el mundo, vamos a ver qué pasa con las nuevas generaciones”.
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