Oaxaca, México.- La historia del ferrocarril, el medio de transporte más eficiente en el país y en Oaxaca en el siglo XIX, puede ser apreciado en el Museo del Ferrocarril Mexicano del Sur, uno de los sitios emblemáticos de la ciudad de Oaxaca que muestra las locomotoras y los vagones que recorrieron la orografía de la entidad y que comunicaron pueblos y ciudades.
Con nueve años de existencia, el Museo del Ferrocarril Mexicano del Sur se encuentra ubicado en la Calzada Madero número 511, en el barrio del Exmarquesado, en el espacio que albergó la antigua estación de trenes y que en el 2002, en sesión solemne de Cabildo, fue declarado por el Honorable Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez como Monumento Histórico.
El Museo del Ferrocarril Mexicano del Sur fue inaugurado el 12 de octubre de 2003 y actualmente es un espacio multicultural que recibe al año, aproximadamente cuatro mil visitantes.
La antigua estación aún conserva sus muros de cantera sin recubrimiento y su techumbre de madera cubierta de lámina de zinc, que albergaron a miles de pasajeros y pasajeras, desde su inauguración a cargo del presidente de la República Porfirio Díaz Mori, el 13 de noviembre de 1892, hasta el 1999, fecha en que dejó de funcionar.
En el edificio principal del Museo del Ferrocarril Mexicano del Sur, las antiguas oficinas del jefe de estación, la taquilla, la sala de espera, la oficina de exprés, la oficina del telégrafo, el comedor con servicios sanitarios y la cocina, se convirtieron en salas de exposición que guardan piezas museográficas de los ferrocarriles.
Las y los visitantes pueden disfrutar de sus jardines y la frescura que brindan sus árboles, en especial sus dos monumentos naturales: un higo y un ahuehuete que de acuerdo a la tradición oral , el primero es el más antiguo de la ciudad y el segundo tiene 500 años de antigüedad y fue sembrado por Moctezuma Ilhuicamina, el quinto soberano mexica.
Ambos árboles son considerados notables de la ciudad y se encuentran junto a la bodega de carga que mide 80 metros de largo por 10 metros de ancho y que era utilizada para pesar en toneladas los productos que se transportaban con fines comerciales.
Otros atractivos del Museo del Ferrocarril son la casa de máquinas y el tanque elevado, uno de los tres que todavía existen en las estaciones de ferrocarril del país. El tanque elevado tiene una altura de aproximadamente ocho metros y una capacidad para 100 mil litros de agua; era utilizado para abastecer a las locomotoras de vapor y llevar el vital líquido a las comunidades que lo carecían.
La casa de las máquinas era el taller mecánico de los trenes, ahí se reparaban o se cambiaban las piezas de las locomotoras, los vagones o el cabús, que es el último vehículo de un tren de carga.
El edificio principal y sus salas de exposición
El Museo del Ferrocarril Mexicano del Sur, tiene cinco salas de exposición permanente: de Relojes, de Taquilla, Exprés, de Telégrafos y la Sala de Exposición Permanente, así como una de exposición temporal.
El recorrido inicia en la sala de Relojes que fue la oficina del jefe de estación y la cual exhibe la exposición permanente “El coloso de hierro y las vías del progreso”. En ella se conoce la historia del ferrocarril y su importancia en el siglo XIX, sobre todo en el crecimiento económico de los sectores primarios como el cultivo y la exportación de maíz, tabaco, caña de azúcar, café, entre otros.
La sala de Taquilla, el lugar donde se vendían los boletos de tren para primera y segunda clase, así como para clase
pullman, es otro espacio y exhibe los materiales de oficina que se utilizaban para realizar sus labores administrativas, como la taquillera, las boleteras, los fechadores de golpe, las perforadoras de tres orificios, los conmutadores, los teléfonos de baquelita e inclusive un reloj checador que funcionaba con cuerda.
Otra de las salas de exposición permanente del Museo del Ferrocarril es la sala de Exprés, el lugar donde se documentaba el equipaje de las y los viajeros y que además ofrecía el servicio de paquetería. En este lugar aun se puede ver la prensa de copiado manual, las básculas que pesaban el equipaje, el cual no debía exceder los 25 kilogramos, los diablitos y las carretas que servían para transportar el equipaje hasta los vagones.
La sala de Telégrafos, guarda gran importancia dentro del Museo ya que era el centro de comunicación con otras estaciones del ferrocarril en la República Mexicana. Aquí se pueden apreciar los resonadores, las magnetos telegráficos, un telegráfono fijo y uno portátil, las máquinas de escribir, una pichonera o papelera y una taquillera para vender boletos de tren.
La antigua sala de espera se convirtió en la sala de exposición permanente y está dividida en tres áreas: trenes, vías y talleres.
En el área de trenes las personas podrán conocer parte del uniforme que utilizaban los ferrocarrileros y los tipos de gorras que distinguían a los maquinistas de los auditores y de los garroteros.
También se exhiben los manómetros que medían la presión de las locomotoras de vapor, las linternas de aceite que utilizaban los garroteros para comunicarse a distancia con los maquinistas, los detonadores y las luces de bengala. También se exhibe un tablero con los botones y palancas que operaban los maquinistas.
El área de vías expone piezas museográficas de los trenes como los rieles de distintos calibres, los gatos hidráulicos, los taladros manuales, las encarriladeras, los clavos para ensamblar las vías y las herramientas manuales que utilizaban los garroteros como el martillo de vías, las tenazas, barretas y llaves de vías, entre otros.
En el área de talleres se pueden apreciar las llaves españolas, las morras y pinzas, entre otras herramientas, que se utilizaban para fabricar las piezas de acero de las vías o de los ferrocarriles.
Por último, la sala de exposición temporal, que anteriormente era el comedor de los trabajadores, permite la presentación de expresiones artísticas contemporáneas con temática ferrocarrilera. Actualmente se presenta la exposición “El mar es vasto, la vida es breve” del artista Arnoldo Pérez y que estará hasta el 31 de mayo.
La bodega de carga y los vagones, espacios multiculturales
El Museo del Ferrocarril Mexicano del Sur, desde su inauguración en 2003, se convirtió en un espacio multidisciplinario; en el peine de las vías del tren y en los andenes se llevan a cabo actividades escénicas y exposiciones.
La antigua bodega de carga se ha convertido en escenario de manifestaciones artísticas como el
performance, teatro, danza y conciertos; también se han impartido talleres en esa área.
El vagón de pasajeros de primera clase El Oaxaqueño, que formaba parte del último tren que cubría la ruta México-Oaxaca, actualmente está equipado con televisores y sirve para proyectar películas los viernes a las 18 horas y los domingos a las 11 horas.
Para los niños y las niñas entre los tres y los 12 años de edad, se cuenta con una ludoteca instalada en tres vagones.
En el primer vagón se encuentra un supermercado donde se aplican diversos juegos para que las y los pequeños incrementen su conocimiento sobre este tipo de área comercial. En el segundo espacio, el Vagón de la Ciencia, hay 10 computadoras equipadas con internet y con juegos interactivos; en el tercer vagón, el Aula de la Expresión es para que las y los niños de tres a seis años desarrollen la psicomotricidad.
El Museo del Ferrocarril también cuenta con otros cuatro vagones, tres de ellos ambientados por la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) para usos múltiples, y otro equipado como biblioteca infantil, con un acervo de mil libros y en donde se imparten talleres de lectura los lunes y viernes de 16 a 18 horas.
Entre los servicios que ofrece el Museo del Ferrocarril están las visitas escolares guiadas en todos los niveles, incluyendo el preescolar, que se dan de manera gratuita de lunes a viernes a partir de las 10 horas.
También se imparten talleres de danza, guitarra, ajedrez y artes plásticas, y los usuarios incluso pueden hacer uso de unas balsas ferroviarias acondicionadas en el peine de las vías del tren para leer, descansar o hacer uso del internet inalámbrico.
Los martes, viernes y domingos, en el jardín principal se colocan los vendedores del tianguis ecológico La Estación, que ofrecen productos naturales con la finalidad de promover el consumo de alimentos libres de químicos que generen una mejor calidad de vida.