Ciudadania Express
Martes 12 de marzo, 2013. 07:59 pm

Artificios/SECULTA una decisión no tomada

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Oaxaca, México.- La comunidad artística en Oaxaca es activa, participativa, con fuertes y añejos vínculos con creadores reconocidos nacional e internacionalmente, atenta a las acciones del gobierno no sólo en materia cultural sino en un amplio sentido social, con una destacada participación durante el movimiento civil en 2006.

Luego de la renuncia de Andrés Webster Henestrosa a la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (Seculta) por un cargo en el gobierno del Distrito Federal, el 26 de octubre de 2012 –que finalmente no le fue otorgado–, esta comunidad artística, incluidos los dos principales promotores del arte y la cultura en la entidad: Francisco Toledo y la Fundación Alfredo Harp Helú, cada vez con mayor detenimiento y criticidad observan la manera en que el destino de este sector es menospreciado al postergar hasta la incertidumbre la designación de un titular de la dependencia rectora en el ramo, como si de facto se dejara en manos de ellos los mayores proyectos culturales desarrollados en la entidad. El Estado reducido a un espectador, a un televidente de su ausencia.

     

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Un aspecto que incidirá, aunque quizá levemente en la designación del titular de Seculta es la larga lista de funcionarios que han dirigido los caminos de la cultura local –a pesar de que artistas talentosos y la sociedad civil no han esperado determinaciones en la materia para hacer su trabajo con una calidad reconocida internacionalmente y, además, contribuir al desarrollo de la comunidad oaxaqueña.

 

La actual secretaría tiene como antecedentes la Dirección de Cultura y Bienestar Social (1976-1992), el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (1992-1993) y el Instituto Oaxaqueño de las Culturas (1993-2010), y han sido titulares de estas dependencias, a partir del gobierno de Heladio Ramírez López: Rubén Vasconcelos Beltrán, Margarita Dalton Palomo, Ildefonso Zorrilla Cuevas, Emmanuel Toledo Medina, Patricia Zárate de Lara y Andrés Webster Henestrosa.

 

Cada uno de ellos impulsó las acciones que consideró pertinentes de acuerdo al plan de desarrollo en turno: a Dalton Palomo, por ejemplo, amiga de Diódoro Carrasco Altamirano y de Gabino Cué Monteagudo, se debe la transferencia de responsabilidades del gobierno del estado a los gobiernos municipales de las Casas de Cultura y Casas del Pueblo; Toledo Medina, amigo personal de José Murat Casab, creó una serie de festivales culturales que hasta hoy perduran en su vocación; Zárate de Lara, sin experiencia en el sector público y ante el cuestionado ascenso a la gubernatura de Ulises Ruiz Ortiz, intentó conciliar a distintos sectores culturales vagamente identificados a través de tres subsecretarías a cargo de: Jorge Machorro Flores, Sergio Cervantes Quiroz y Andrés Webster Henestrosa. Ya como secretario, Webster Henestrosa impulsó la creación de la Ley para el Desarrollo Cultural del Estado de Oaxaca, aprobada unánimemente por los legisladores oaxaqueños, y la creación de un consejo ciudadano de cultura que ha influido decisivamente en la política y programas culturales del Estado, generando una agenda propia.

     

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Oaxaca y su cultura institucional caminan hacia el quinto mes de rumores, sospechosismo, intrigas periodísticas y autodestapes que afirman la opinión generalizada –local y nacional– de este vodevil: la cultura institucional está en crisis, y al parecer hasta ahora, no existe la voluntad política suficiente para hacer frente a una decisión que debe considerar el trabajo realizado para conciliar los distintos sectores de una comunidad dispuesta a la crítica y a la franca expresión de sus ideas, y en la situación cultural y artística de Oaxaca no sólo actual sino con una visión de futuro. La crisis pareciera iniciar y terminar en el mismo lugar: el Poder Ejecutivo.

  Tomar la decisión no es fácil y cualquiera que ésta sea será cuestionada. La sociedad civil en general y la comunidad artística en particular están ávidas de ver la firmeza y la capacidad de decisión que implica el nombramiento de un titular para la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca, que debe contar con todo el apoyo y confianza del mandatario para ejercer el cargo apegado al actual Plan Estatal de Desarrollo y con la libertad para realizar los cambios necesarios en beneficio del sector. Aún más, si esta decisión no se toma pronta y adecuadamente, la incertidumbre se prolongará y seguirá enrareciéndose el ambiente en este sector tan importante no sólo para el desarrollo de la entidad sino para la construcción de la imagen pública de Oaxaca, e impidiendo la toma de otras decisiones que impactan directamente en el devenir de la cultura local como la cabal continuidad de proyectos trascendentales –y las relaciones culturales y políticas que innerentemente conllevan– como la creación de un sitio adecuado para el Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca, la cineteca, la educación musical integral, el fortalecimiento de centros artísticos públicos de gran envergadura como el Centro de Iniciación Musical de Oaxaca y el Centro de las Artes de San Agustín, la creación de un lugar dedicado a la enseñanza de las artes escénicas, entre otros, no son suceptibles de concretarse por esta indefinición.  

Y si bien la comunidad artística residente ha sabido definir y conducir ella misma sus rumbos creativos, de difusión y formación, hasta llegar a posicionar a la entidad como un polo cultural en el país, la participación del Estado para propiciar las condiciones adecuadas para que los artistas realicen su trabajo es cada vez más importante en Oaxaca. Los vínculos entre los creadores, la iniciativa privada, las asociaciones civiles y el Estado son necesarios para continuar el desarrollo de una cultura que oscila entre lo prehispánico y lo contemporáneo, que al mismo tiempo enfrenta problemas ancestrales y se abre a las nuevas formas de comunicación y expresiones audiovisuales, factor que se suma a la riqueza y diversidad cultural de la entidad, y al contexto nacional y mundial en el cual se desenvuelve el arte hecho en Oaxaca.

      Tras el nombramiento en Seculta   De manera inusitada no sólo para la dependencia estatal del ramo sino para cualquier secretaría de este gobierno, hace al menos tres meses iniciaron una serie de rumores sobre quién ocupará la titularidad de Seculta. Varios han sido los nombres mencionados.  

                Bernardo Vásquez Guzmán fue la primera persona de quien se dijo debido a su cercanía personal con el gobernador, que podría ocupar el cargo, pero algunas semanas después, otros, alentados por el escritor Leonardo da Jandra y el político Flavio Sosa Villavicencio, vieron en el joven empresario Guillermo Quijas una oportunidad para quienes se sintierion marginados con la asignación de recursos y proyectos de la dependencia cultural estatal desde la administración de Ruiz Ortiz, e incluso, a propósito del Foro para la Revisión de la Política Cultural, fue comentado el rumor que contaban con el apoyo de Francisco Toledo, cuestión que desmintió el propio artista. El foro aún no ha presentado sus conclusiones, y estuvo lejos de generar consensos o discutir temas sustanciales para la entidad.

  Identificados con las artes plásticas y visuales, también Fernando Gálvez de Aguinaga, antiguo colaborador de Francisco Toledo y ahora vinculado al Centro Cultural La Telaraña y al artista plástico Alejandro Santiago; Gabriela Guzmán Velázquez, directora del Museo de los Pintores Oaxaqueños  así como Jorge Contreras, exdirector del MACO y candidateado por Fe María Abad, han sido propuestos para recibir el nombramiento.  

De manera más reciente y evidente, el cantante y compositor Raúl Martell ha ocupado el espacio radiofónico concedido por Rubén Vasconcelos Beltrán, además de otros medios de comunicación y plataformas como volantes, conferencias de prensa, redes sociales, para realizar un abierto proselitismo y ocupar la titularidad de Seculta. Personajes como el cantante José José y el compositor Armando Manzanero, que tienen una nula intervención en la cultura local, lo respaldan, y cuenta con el apoyo de Israel Gallegos, identificado con el grupo MORENA-Oaxaca.

  Al interior del gabinete aliancista, el Secretario de Gobierno, Jesús Martínez Álvarez, sugirió a Juan Arturo López Ramos, actual Coordinador Técnico de la Secretaría General de Gobierno, o a Guillermo Marín Ruiz, coordinador de asesores de la Comisión Estatal para la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana, que Martínez Álvarez encabezó durante el sexenio de Ulises Ruiz Ortiz.   También, fue propuesta para el cargo la aún directora del Centro de las Artes de San Agustín, Lourdes Báez Meza, totalmente desarraigada del ambiente, el sentimiento y la calidad de la cultura de Oaxaca, pero no por ello, con una trayectoria importante en el ámito cultural. Sin embargo, Báez Meza propuso a Amparo Sevilla, actual directora de Fomento a la Investigación en el Instituto Nacional de Antropología e Historia.   Con el paso de los meses, ya casi cinco, los grupos culturales en Oaxaca, los actores políticos, se han reagrupado, por ejemplo, Sosa Villavicencio, arrastando a Da Jadra, ha decidido apoyar a Jorge Mejía, ex director del CIMO y Secretario Técnico de la Comisión de Cultura de la cámara de diputados local; y Quijas, confiando en los vínculos de Rigoberto Perezcano, ha optado por promover a Paula Astorga, actual directora de la Cineteca Nacional, comprometida laboralmente con Tovar y de Teresa y alejada de todo lo que implica la cultura local.  

¿Un cantante amiguero, un diputado a quien se le acaba el tiempo, funcionarias públicas desarraigadas de Oaxaca, un empresario joven, políticos alejados de la cultura…? El nuevo titular de Seculta, quien sea, debe tener la suficiente solvencia intelectual y moral para no perder los vínculos ya existentes entre el sector público, la comunidad artística y las asociaciones civiles, la capacidad para sortear los embates que vendrán luego de la designación, la humildad para escuchar a la comunidad artística local y paciencia, para esperar la decisión que únicamente corresponde al Poder Ejecutivo, pero que debe responder a las necesidades de la comunidad artística y cultural.

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