Ciudadania Express
Lunes 24 de junio, 2013. 09:25 am

“Carlos Monsiváis, formidable personaje de historieta”

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Oaxaca, Mexico.- Al participar  en la mesa redonda titulada Ese personaje de historieta: Carlos Monsiváis, los caricaturistas Rafael Barajas El Fisgón, Antonio Helguera y José Hernández, coincidieron en que el autor de Días de guardar, fue un monero de hueso colorado que sin dibujos, pero sí con palabras, retrató la realidad de nuestro país.
n la terraza del Museo del Estanquillo, donde fue colocado un “árbol de las letras” del que el público podía desprender hojas con extractos de la obra del célebre Sansimonsi, como lo rebautizó El Fisgón, los participantes hablaron de la manera como Carlos Monsiváis igualaba con sus palabras y su personalidad la gracia de las historietas y las caricaturas políticas.
“Carlos sí fue un personaje de historieta que tenía superpoderes, comenzando por una súper-memoria, una súper-capacidad de trabajo, pero además era un tipo super-chistoso”, dijo Rafael Barajas.
Recordó cuando conoció a Carlos Monsiváis en una convención de historietas, donde se juntaron varios amigos que en ese momento eran fans de las publicaciones de la época.
“Cuando salimos de la convención –evocó Barajas– nos regresamos juntos y todos nos sentimos acorralados porque Monsi, quien comenzó a hacernos examen sobre los personajes de historieta, las tramas, hasta el detalle de los dibujos de cierto número. Apenas entre los seis amigos le dimos batalla".
El Fisgón confesó que siempre trató de explicarse cómo Monsiváis podía dominar tantos temas, entre ellos el cine, donde podía saber hasta los nombres de los actores secundarios o los diálogos y títulos de películas desconocidas.
“Recuerdo que una vez vino Francis Ford Coppola a buscar locaciones para la películaCalígula que quería filmar y se reunió con Carlos Monsiváis, quien comenzó a hablarle sobre lo que sabia acerca de ese personaje, aportando temas que incluso el propio director de El Padrino no había escuchado de los expertos”.
Rafael Barajas mencionó que ese característico humor de Monsiváis aprovechaba cualquier situación, como la vez que comenzaban los escándalos del Padre Maciel, acusado de pederastia y en una conferencia surgió el tema.
“Una señora se paró indignada entre el público y gritó: Oiga yo soy de Los Legionarios de Cristo, a lo que Monsi respondió: ‘Mis más sentidas condolencias, señora’”.
El caricaturista aseguró que Monsiváis no dormía, o al menos eso aparentaba, pues a menudo se pasaba las noches en vela o charlando con amigos, a quienes incluso improvisaba versos y canciones.
“Era una cabeza fantástica. En una ocasión le pedimos que ilustrara para La Jornada un especial de Calaveras, por el Día de Muertos. Recuerdo que fui a su casa a tomarle dictado y no daba crédito a lo que escuchaba, pues se echó todos los textos de una sentada, sin ningún error, sin ningún titubeo, todo perfecto".
Entre otras anécdotas de la memoria prodigiosa de Monsiváis y su talento para la improvisación, El Fisgón rememoró cuando lo contrataron de una estación de radio para que leyera cuentos en una especie de cápsulas.
“Pero lo fantástico era que Carlos no leyó los cuentos, los improvisó al aire, y las historias eran fantásticas, eran increíbles, entre ellas recuerdo la de un judicial paranoico o la de un fan del futbol que piensa en suicidarse después de que México falla un gol en el partido contra Honduras”.
Finalmente, Rafael Barajas El Fisgón, dijo que otro de los talentos casi desconocidos de Carlos Monsiváis era el de imitador, copiando la voz y personalidad perfecta de figuras como Octavio Paz y Alfonso Reyes, pero además de su propia madre, pues Monsi solía contestar el teléfono con la voz de una ancianita cuando deseaba salvarse de un compromiso.
“Quizá como ironía, en una ocasión en un café, un parroquiano se acercó a nuestra mesa y nos dijo: Oigan, ¿ese señor escribe verdad? A lo que todos asentimos; Oigan, ¿es un escritor famoso, verdad?; movimos la cabeza afirmativamente; Ah, ¡ya me acordé!, exclamó el hombre, es el escritor Enrique Krauze!".
Finalmente, Rafael Barajas afirmó: “Carlos Monsiváis sí fue un tipo con súper-poderes, sí fue un personaje de historieta, pero creo que ninguna historieta le podría hacer justicia... la verdad, lo extraño un chingo.
Antonio Helguera confesó que conoció a Monsiváis desde que era niño a través de una historieta en la que el escritor aparecía como personaje del Chanoc, de Ángel Mora.
“En esa historieta lo mismo se hablaba de Futbol, que de temas científicos, pero a momentos aparecía el Sabio Monsiváis, quien sabia todos los temas y era una suerte de científico loco con gafas y bata blanca, y quien a menudo construía artefactos para descubrir, por ejemplo, el reino perdido de la Atlántida".
Confesó que cuando conoció en persona a Monsiváis se dio cuenta de que el personaje real superaba al de ficción, siendo una suerte de científico loco de las letras cuya sapiencia intimidaba.
 

“Yo tenia miedo cuando lo veía que los personajes de Chanoc se aparecieran y que de pronto me viera rodeado de Puc y Zuc o jugando una cascarita de futbol en medio de la selva, con aquel mico que Chanoc había traído de Borneo para ser portero”.
Y agregó: "Seguimos echando de menos a Monsiváis, recordamos sus historias, y en mi caso, gracias al personaje del Sabio Monsiváis, de Chanoc, crecí con el sueño de volverme monero".
José Hernández expresó que Carlos Monsiváis fue el mejor caricaturista de México y recordó que siempre le sorprendió cómo encontraba la palabra exacta para decir lo que pensaba.
“Todos sabemos que era una enciclopedia andando y que a cada momento nos obsequiaba una serie de trivias con las que uno se la pasaba horas y horas tratando de encontrar la respuesta. Recuerdo que en los 15 años que lo traté, solamente una vez le respondí una trivia”.
   Rememoró que los sábados a mediodía era común encontrar a Monsiváis cazando objetos curiosos en Plaza del Ángel, donde con ojo minucioso pasaba revista a los tesoros que ahí ofrecían.
“Después de comprar objetos era común que Monsi tomara el café con los amigos en el café Euseba, donde a menudo las charlas de café se convertían en verdaderos tratados sobre todo tema posible, haciendo que los comensales y escuchas pasaran tardes inolvidables, ese fue nuestro gran personaje de historieta Carlos Monsiváis".
 
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