Oaxaca, México.- El libro
Silvestre Revueltas en escena y en pantalla. La música de Silvestre Revueltas para el cine y la escena, de Eduardo Contreras Soto, es un viaje por México, así como por varias ciudades de Estados Unidos y Europa con el propósito de mostrar el desarrollo del artista a partir de fuentes documentales revisadas a fondo, muchas de ellas nunca antes consultadas, como partituras manuscritas del compositor, así como la relación que tuvo con otros artistas e intelectuales de distintas disciplinas artísticas.
El texto fue presentado en el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún, del Museo Nacional de Antropología, con los comentarios de Rodolfo Obregón, Luisa Aguilar Payán y del propio autor. Una parte destacada por los participantes es cómo el compositor llevó una vida amena, apasionada y entretenida, relacionada con un momento central en la historia de la cultura mexicana.
Eduardo Contreras Soto dijo que se trata del resultado de más de una década de investigación, “al tiempo de ser la continuación del trabajo que ya había tenido una presentación general en la propia biografía del compositor, titulada
Silvestre Revueltas. Baile, duelo y son (2000). Se trata de una parte muy significativa del catálogo revueltiano, no siempre valorada con justicia, y que interesará seguramente no sólo a los músicos, sino también a la gente de cine, de teatro y de danza”.
En su intervención Rodolfo Obregón, crítico teatral, director y actor, resaltó que la investigación de Eduardo Contreras Soto abarca tanto los aspectos en que Silvestre Revueltas se desarrolló artísticamente como aquellos en los que participó a manera de invitado, para así crear un detallado retrato de los años veinte en el ámbito cultural de México a partir de esa década.
“Tiene el libro un propósito ecuménico en el abordaje que hace de la historia del personaje y me parece fascinante encontrar que son muchas las artes en que se desarrolló. Aunque son sólo cinco las producciones teatrales en las que participó Revueltas, una de ellas es
Troca, un ballet surgido del presupuesto de los Estridentistas, con la participación de German List Arzubide, que fue una propuesta mecánica, un ballet de objetos que finalmente se convirtió en una pantomima coreográfica bajo la dirección de Gloria Campobello.
“Es un ejemplo de cómo los estridentistas y los futuristas intentaron desarrollar un proyecto juntos que incorporara las nuevas herramientas sensoriales como la presencia de la electricidad de la máquina y desde luego de la radio, o como en el caso del futurismo con la exaltación de los valores asociados a los avances tecnológicos, el optimismo y el progreso como elementos liberadores del trabajo del hombre para hacer de su existencia un hecho artístico”.
La segunda obra mencionada por Rodolfo Obregón, fue
El renacuajo paseador, obra integrada a una auténtica cruzada del teatro guiñol en México en los años treinta para resaltar el sentido utilitario del arte en el que participaron artistas tan importantes como Lola y Germán Cueto, así como escritores, pintores, gente de teatro, quienes colaboraron con los proyectos gubernamentales de fomento de la alfabetización y de salud realizadas en el país.
“A través del teatro de muñecos, que conformaron un territorio de la infancia del teatro en México, que vivió momentos de gran optimismo por su pasión por el desarrollo del país. La tercera obra es
Los caballeros, pieza desaparecida musicalmente que Silvestre Revueltas hizo para una puesta en escena de la obra de Aristófanes, que fue dirigida por Julio Bracho que planteaba una idea constructivista del teatro, a la idea de la liberación de la clase obrera a través del arte, que está perfectamente documentada en el libro por su autor, como ocurre a lo largo de todo el texto. Se trata de la exaltación del espacio, al igual que ocurriría en la Alemania de aquellos mismos años.
“Revueltas participó también la revista
Upayapa musical, conocida también como
La Mexicana, promovida por el grupo de los Contemporáneos con Celestino Gorostiza y Xavier Villaurrutia al frente, con la cual hacían su esfuerzo de reconciliar posiciones con el nacionalismo con el que habían tenido algunas batallas. Ellos incorporaron imágenes tradicionales de la cultura mexicana en un espectáculo de variedades para lograr una difusión internacional que cambiara de algún modo la imagen internacional que tenía México frente a la propaganda surgida frente a la nacionalización del petróleo. El espectáculo fue un fracaso en el sentido de que sólo pudo dar una función en México y en Nueva York sólo dio algunas presentación con muy poca aceptación, incluso la crítica ha hecho escarnio de ella. El proyecto significa sin embargo una reunión impresionante de talentos por la cantidad de personas que participaron en ella”.
El último trabajo mencionada por Rodolfo Obregón fue el ballet oratorio
La coronela en el que participa junto con Daniel Fernández Ledezma, y Seki Sano, que muestra también la convicción del arte como transformador del arte que estaba presente en todos los movimientos mencionados.
“Al aporte del libro en ese sentido es que Eduardo Contreras Soto además del hacer un detallado recuento histórico lo presenta de manera actual, al resaltar dónde acabaron los ideales positivistas de los intelectuales de las primeras décadas del siglo XX, cuando se creía que la máquina era un recurso para liberarnos, algo que hoy sabemos que todo intento por dominar a la naturaleza termina por ser un recurso para dominar a los hombres. Por eso este libro ofrece con gran entusiasmo un recuento preciso de esos años, al tiempo de generar una profunda nostalgia por el espíritu positivista que prevaleció entonces”.
Luisa Aguilar Payán, musicóloga e investigadora en universidades de México y Estados Unidos resaltó que es un libro detallista y ameno, en el cual el lector puede entrar en contacto con la cultura que rodeó el desarrollo de Silvestre Revueltas.
“Es una obra que de manera agradable nos lleva a conocer una serie de investigaciones realizadas por el autor, quien justo en el cambio del siglo XX al XXI propuso una metodología de trabajo en la que incursiona en el campo del estudio de la historia de música en México a contracorriente, pues a la fecha no existe un libro que la contenga y que además de necesario establecería un canon a seguir, aunque estuviera plagado de errores.
“Así que el aporte de Eduardo Contreras Soto ha sido muy interesante porque su perspectiva de trabajo echa mano de todo tipo de fuentes y de manifestaciones artísticas, no sólo las musicales como suele ocurrir en el campo de la musicología, para así enfocarse de manera más precisa en el tema al que se dedique a estudiar. En el caso de Silvestre Revueltas el autor ofrece una reflexión especial en torno a una figura fundamental para las composiciones nacionales. El resultado es un texto magnífico con aportes de alto nivel tanto en el recuento historiográfico musical como en el de otras artes, campo en el que mis colegas investigadores siempre consideraron como menor en la producción de este compositor”.
Luisa Aguilar Payán dijo también que se trata de un estudio agudo y crítico, al margen de las modas académicas, por lo que esta publicación adquiere mayor relevancia en el sentido de que ofrece todo el entorno de una figura relevante en la cultura del país.
“Una discusión frecuente en el campo de la musicología es respecto a si la música para cine es importante o no, con esta publicación podemos constatar que sí lo es, e incluso descubrir cómo la alta cultura del siglo XX posee momentos muy brillantes en este terreno, pues se trata de composiciones que responde a otras necesidades artísticas, como el ritmo, la intención y la intensidad de las escenas de una película. Así que el libro constituye un aporte al conocimiento de la producción musical de Silvestre Revueltas y de su época”.