Oaxaca, México.- La obra del filósofo danés Soren Kierkegaard revolucionó el existencialismo y la teología del siglo XIX. El poeta británico Wystan Hugh Auden emprendió la imponente tarea de condensar, sin perder durante este proceso, su sentido original, la majestuosa obra de Kierkegaard. El pensamiento vivo de Kierkegaard, publicado por la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, constituye una brillante selección de la enorme variedad de temas que ocuparon la mente de uno de los más provocativos y radicales filósofos. Con un ensayo introductorio que orienta e ilumina al lector para no perderse en el vasto universo de ideas del filósofo danés, Hugh Auden nos proporciona un paracaídas y una brújula. Mexico Todo hombre vive estética, ética o religiosamente; estas constituyen las tres categorías fundamentales en las que el filósofo ahonda. Para Kierkegaard, la desesperación constituye el sentimiento que atraviesa e iguala la vida de todos los hombres. Sea en un sentido ético, religioso o estético. El hombre se encuentra siempre desesperado por ser, por estar a la altura de, por transformarse. La desesperación, es pues la inevitable condena que aflige al ser humano. La ética, que coloca sobre el hombre el enorme fardo de la responsabilidad, sin más consideraciones ni sentimentalismos, la ética que sólo entiende de categorías puras y exige nada más que la total sumisión a sus designios. La ética que agranda la desesperación.
El hombre ético y ético-religioso entiende la desesperación como una necesaria y merecida condena. La desesperación se vuelve una herramienta de purificación, una inevitable resolución. La desesperación y el sufrimiento son vistas como pruebas de fe, de amor a Dios. “Si el sufrimiento es la característica de la relación con Dios, entonces el individuo puede desear estoicamente, por así decirlo, retar a Dios para que le envíe sufrimiento a fin de demostrar que es capaz de amar a Dios a pesar de todo”. Sin embargo, según Kierkegaard, el verdadero cristianismo no desea el sufrimiento. No está más cercano a Dios quien más sufre. El deseo de sufrimiento de los católicos es visto como un acto de egoísmo que busca medirse con Dios. “Exponernos al sufrimiento por el sufrimiento en sí es una presuntuosa impertinencia personal y un atrevimiento hacia Dios. Sería como retar a Dios a un combate”. El hombre ético y ético-religioso encuentra la fe como instrumento para comprender la desesperación, aunque no para eliminar el sufrimiento que implica. La fe como herramienta que transforma la desesperación de su existencia a su favor. La fe que no es algo racional, sino más bien una intensa pasión fruto de la introspección. Para el hombre ético y ético-religioso la desesperación es un elemento purificador de su existencia, un merecido sufrimiento que bien vale la pena soportar. Por otra parte, para el hombre estético, para el poeta, le es imposible comprender la desesperación. La describe, la sufre pero no logra procesarla y transformarla a su favor. La desesperación para el hombre estético es una batalla perdida, sin otra salida que la honda resignación. Una indescifrable y angustiosa condena que no puede trascender, y sin embargo, tiene la capacidad para describirla con belleza y virtud. El poeta, como Julieta, sucumbe ante la angustia. El poeta inmortaliza el acto de Julieta al momento de quitarse la vida debido a su aflicción. El hombre ético y religioso valoran precisamente lo contrario, la decisión de vivir a pesar de la aflicción. Para Kierkegaard, la existencia es una constante elección. Devuelve al hombre su posición protagónica como sujeto de la vida, contrario a la tendencia que busca perderlo y diluirlo en la objetividad. “El proceso de reflexión objetiva convierte al sujeto en accidente y con ello transforma su existencia en algo indiferente, en algo evanescente.” Desde sus provocadores argumentos contra el aburguesamiento religioso, el deseo de sufrimiento del hombre católico y la incapacidad del hombre religioso de encontrar un terreno común para discutir con el no creyente, Kierkegaard tiene algo que decir a todos. Sus obras predican dentro y fuera del púlpito. Recorriendo los diversos temas que ocuparon el pensamiento del filósofo danés El pensamiento vivo de Kierkegaard, constituye una magnífica y bien confeccionada compilación que facilita el primer contacto con una de las más preclaras mentes del siglo XIX.