Oaxaca, México.- Visiones del mundo cotidiano y fenómenos efímeros son las fuentes de inspiración para la música de Paulina y el buscapié, agrupación conformada en el 2007 por Paulina Tenorio, Emiliano López y Eduardo Farrés con el objetivo de hacer nueva música tradicional.
Desde su primer disco, titulado
Pájaro Turquí, han ido incorporando elementos modernos a los típicos, lo cual dio como resultado un sonido más ecléctico en su último trabajo:
Ventanas a la calle.
Este segundo disco fue realizado con apoyo del Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales del Fonca, cuenta con 12 temas, en su mayoría canciones propias, exceptuando dos de dominio público que son
El torito de la Costa y
El aguanieve, además de incluir una versión de
Flores en mi puerta, del grupo argentino Vecina Canciones.
En entrevista con Conaculta, los miembros de esta agrupación originaria de Oaxaca comentaron que las imágenes que plasman en sus canciones van “desde una despedida hasta la floración de una azucena en el valle de Oaxaca”.
“A veces el disparador puede ser una imagen, un sonido o una vivencia pero creemos que esa chispa debe tener un tratamiento y evolucionar hasta llegar a ser una canción. Podría pensar que nosotros tenemos la obsesión por lo efímero, por lo cotidiano, por un resplandor en la calle, por un sonido que va pasando, por un instante en un viaje. Esos son los elementos tan sutiles con los que construimos la poética de este disco”, precisó Eduardo Farrés, originario de Cuba pero radicado en México desde hace más de 10 años.
En cuanto a la música, Emiliano López explicó que cada canción dicta cuales son los elementos instrumentales, armónicos o melódicos que necesita. “Todos tocamos varios instrumentos y tenemos esa posibilidad para decir esta canción lo que requiere es un cajón o una batería o un clarinete o guitarra eléctrica”.
Asimismo, explicó que durante el proceso de grabación trataron de llevar a cada instrumento a su límite, ya que cada uno de los arreglos trataba de hacer hincapié en las cualidades de los mismos para que brillaran más sus sonidos y registros.
“En
El Torito de la costa hay arreglos que aparentemente son fáciles de escuchar pero llevan al límite los instrumentos, el tubista al terminar tenía reventada la boca porque tocó mucho en esa parte”.
Estas posibilidades musicales les han abierto la puerta para llegar a diversos públicos, como lo notaron durante los conciertos que han ofrecido promocionando su trabajo.
“Hemos tenido muy buena aceptación, pensábamos que nos estábamos dirigiendo a los jóvenes pero nos sorprendimos ver que era mucho más amplio el público que tenemos, desde personas grandes hasta niños que se prenden con el sonido”, explicó Paulina Tenorio, quien aprendió a cantar a través de la música tradicional y más adelante perfeccionó su labor en escuelas de música de La Habana y de Buenos Aires.
Mezclar elementos tradicionales y modernos, aparte de otorgar una personalidad muy marcada a la música que crean, les ha permitido trazar puentes y abolir fronteras imaginarias.
“Normalmente suelen pensarse como mundos muy separados, sin embargo encontramos que éstos no están peleados, pueden ser complementarios. Encontramos que se plantea la diferencia entre música escrita y la de tradición oral… sin embargo, estas técnicas solamente son una herramienta, un complemento para alcanzar nuestros fines musicales”, comentó Emiliano.
Es así que esta segunda producción les permitió incorporar nuevas sonoridades, lo cual les requirió un año de trabajo que los llevó a hacer una residencia de un mes en Francia, en la región de Auvergne. Durante este proceso depuraron y precisaron los arreglos con lo que “en estas canciones hay mucho de nosotros y de las convenciones, de los pactos, de las amistades que hemos desarrollado”, precisó Eduardo Farrés.
Agregó que existe un aspecto humano muy tangible en el producto final, ya que también contaron con algunos amigos músicos además de afianzar la confianza que existe entre ellos como músicos. Entre las colaboraciones presentes se están Guajiro López, Evelyn Carlton, Luis González, Fernando García de Stefani, Oscar Pascual Aquino, Facundo “Kunt” Vargas y Flaviano de Jesús Martínez.
Durante su viaje a Francia también realizaron intervenciones en escuelas, trabajando con niños desde maternal hasta la secundaria. “Fue muy rica la interacción con la gente, estaban interesados no solo en la música sino en toda la cultura, la música fue un puente para comunicarnos con ellos. Al final de la residencia tuvimos un concierto con todas las escuelas, algunos niños fueron a tocar algunos sones que les habíamos enseñados”, narró Paulina Tenorio.
Asimismo durante esta experiencia descubrieron que la música tradicional francesa no es tan lejana a la latinoamericana ya que había ritmos muy familiares en la música de Oaxaca como el ritmo de las polcas.
Por otra parte, el arte del disco fue realizado por el Colectivo La Pistola, quienes trabajaron el esténcil y llevaron el pensamiento de lo efímero para completar
Ventanas a la calle.
Actualmente, Paulina y el buscapié continúa con la promoción de Ventanas a la calle y piensan realizar un tercer disco para el año que viene. “Aún no vislumbramos el tipo de personalidad que tendrá este trabajo pero no queremos repetirnos”, concluyeron.
Puedes conocer más de Paulina y el buscapié en su sitio de Internet:
http://www.paulinayelbuscapie.com/ así como en sus redes sociales.