Ciudadania Express
Jueves 19 de diciembre, 2013. 07:31 am

Realizan estudio sobre Las "chilenas" de la Costa Chica"

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Oaxaca, México.- La chilena de la Costa Chica de Guerrero “desparrama alegría, sensualidad, atrevimiento, audacia”, afirma el maestro Benjamín Muratalla, quien con su participación cerrará el ciclo “Conversaciones musicales”, organizado por la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). chilena Se dice que la chilena llegó en el barco de la Armada chilena que venía a apoyar la lucha independentista, ahora se sabe que el ritmo arraigó mucho antes en el gusto de la gente de la Costa Chica y la Montaña de Guerrero, pero también en zonas costeras y en la Mixteca de Oaxaca. Con el tema Chilenas de la Costa Chica, Benjamín Muratalla hablará del impacto de esta música que ha permanecido durante más de 200 años en la costa guerrerense. “Es un baile alegre y sensual que antaño se tocaba con banda de viento y ahora se hace con instrumentos amplificados; se caracteriza por el zapateado y la versada”, explicó. El subdirector de la Fonoteca del INAH, ha dedicado varios años de investigación a la chilena y fue motivo de su tesis de maestría; ha hecho trabajo de campo para documentar “las letras de la chilena, usando el método estructuralista, para identificar elementos del machismo”. La chilena guerrerense, dijo, al igual que la cueca de Chile, imita los bailes de cortejo de algunas aves de corral. De ahí su baile seductor y sus versos pícaros. En cambio, “la manera en que la bailan en la Mixteca Alta de Oaxaca es mucho más conservadora, si se compara con la gente de la Costa Chica, que es muy abierta. Si oyes una banda serrana, la escuchas con alegría e ímpetu, pero la manera de bailar es más recatada”, explicó. El investigador del INAH destacó que actualmente todas las variantes de la chilena se agrupan dentro de los sones de paño, que a su vez forman parte de ese macrogénero que identificamos como son mexicano. Antaño, dijo, los que decían los versos eran los mismos bailadores, aunque ahora hay gente que tiene más pericia, gracia e inventiva, y es muy solicitada a los copleros, versadores o “repentistas”, como también se les conoce. "Las coplas son un género establecido, que emplea formas recurrentes de todos conocidas. Las investigué desde Acapulco hasta Río Verde, Oaxaca, y encontré que la chilena está en todas las celebraciones: bodas, XV años, fiestas patronales, familiares y sociales, y en todas ellas se bailaba la chilena”. Respecto a la instrumentación, Muratalla comentó que, principalmente en Oaxaca, la banda de viento desplazó a otras dotaciones musicales, sobre todo desde la época de don Porfirio Díaz, quien gustaba de este tipo de agrupación musical e impulsó la música de banda. El lado negativo, dijo, es que la banda se impuso a otras dotaciones que venían de las épocas prehispánica y colonial. Desde hace varias décadas las grandes bandas de viento están siendo desplazadas por conjuntos de electrófonos (guitarra, bajo, batería, etcétera, amplificados), que interpretan música tropical, pero también chilenas. El más famoso de estos grupos es la Furia Oaxaqueña. Su éxito radica en que se oye más fuerte, sobre todo en espacios abiertos como plazas o calles. El día de la conferencia, se presentará la banda Mixanteña de Santa Cecilia, “que es de la zona de La Montaña, de Guerrero, una región interétnica, donde conviven mixtecos, tlapanecos, chatitos y amuzgos, pero interpretan la chilena con influencia de la Costa”. Origen de la chilena El subdirector de la Fonoteca del INAH comentó que la chilena viene del Cono Sur, precisamente de Chile, y fue traída a México a través de las rutas marítimas por las costas del Pacífico. En Chile, sin embargo, no se llama chilena sino cueca o zamacueca, que a su vez está influida por la samba. Dijo que por muchos años se creyó la leyenda de que llegó al Puerto de Acapulco, con unos marineros de la Armada chilena, quienes llegaron en 1822 para apoyar el movimiento de Independencia de México. Esta versión la transmitió Moisés Ochoa Campos (1917-1985), escritor, historiador y político guerrerense, en el libro La chilena guerrerense (Gobierno del Estado de Guerrero, 1987), y por muchos años prevaleció esta explicación. Muratalla refirió que actualmente, gracias a los estudios de musicólogos e investigadores de la música popular, ahora se sabe del intenso intercambio oceánico —comercial y cultural— entre el Cono Sur y América del Norte durante la época colonial, cuando los puertos mexicanos de Acapulco y Huatulco eran muy importantes. Por eso es probable que la chilena llegara antes a costas mexicanas, incluso durante el periodo novohispano. El investigador Carlos Ruiz Rodríguez, en su texto Hacia una Mar del Sur extensa: la costa musical afro-pacífica, señaló que Vicente T. Mendoza fue el primero en hacer notar “este contacto musical entre el Pacífico mexicano y la costa de Sudamérica, al observar que la chilena llegó a México desde Valparaíso, gracias a la enorme afluencia de embarcaciones que provocó la `fiebre del oro` de California, a mediados del siglo XIX”. Ruiz Rodríguez acotó lo siguiente: “La chilena ha tenido presencia no sólo en la región de la Costa Chica, sino en la Costa Grande, Tierra Caliente de Guerrero y Michoacán, la región de Occidente, y hasta en Sinaloa y Sonora; inclusive se ha encontrado tierra adentro, hacia el Altiplano, hasta los rumbos de Tlaxcala. Es difícil creer que una sola escuadra de barcos militares durante su breve estadía en el país haya podido tener tal repercusión cultural y tal alcance geográfico”. Las chilenas de la Costa Chica será presentado en la última sesión de 2013 del ciclo “Conversaciones musicales”, el viernes 20 de diciembre, a partir de las 17:00 horas, en la Fonoteca del INAH (Córdoba 47, Colonia Roma). Entrada libre.
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