Oaxaca, México.- En la música hay que transmitir la intensidad de lo que se quiere hacer. Así lo demostró el violoncehlista chino-estadounidense Yo-Yo Ma en una clase magistral impartida la tarde del lunes 11 de febrero en la sala Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart).
El presidente del Conaculta, Rafael Tovar y de Teresa dio la bienvenida al músico considerado uno de los mejores violonchelistas del mundo, quien estuvo acompañado del maestro mexicano Carlos Prieto.
Celebró que Yo-Yo Ma pudiera transmitir su experiencia a jóvenes artistas, además de hacer hincapié en que con este evento, el Cenart abre un nuevo capítulo en la participación de los grandes artistas del mundo en México.
“Es una oportunidad única para poder recibir su enseñanza, su consejo y sobre todo su presencia como uno de los grandes artistas contemporáneos”.
De muy buen humor y en constante diálogo con los asistentes que abarrotaron casi por completo la sala, Yo-Yo Ma mostró una maestría técnica pero, sobre todo, encanto y versatilidad al compartir sus conocimientos con tres jóvenes estudiantes de chelo del país.
Tomar riesgos, atreverse y transmitir la emotividad y energía a través de una pieza musical, fueron algunos de los consejos del músico a lo largo de dos horas y media en las que el ganador de múltiples premios Grammy bailó, tocó el chelo y bromeó con el público.
Natalia Vilchis de la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey fue la primera en pisar el escenario para interpretar el preludio de la suite No. 4 de Bach.
Yo-Yo Ma destacó la complejidad de la pieza, por lo que felicitó a la joven, además de sugerirle ejercicios para lograr una interpretación más triunfal en su última parte.
“Bach trataba de hacer lo imposible al dar notas que el chelo no tenía, ¿estaría loco?...Uno también tiene que demostrar que físicamente se puede hacer lo imposible mediante patrones y formas locas”.
Luego tocó el turno de Tadeo Hermida, originario de Puebla, quien ejecutó magistralmente una danza irlandesa de Bach que provocó fuertes aplausos.
“Este joven demostró que se puede cambiar la articulación y generar diferentes tonalidades”, explicó Yo-Yo Ma, además de hacer una recomendación: “Pretende que tu instrumento no sólo es un instrumento de cuerdas y arco, sino un instrumento de percusión”.
Por último, Leslie Heliberth Caballero del Conservatorio de Música y Artes de Celaya, demostró su domino técnico en la pieza
Rapsodia Húngara de David Popper, aunque para el reconocido chelista no es lo más importante.
“No me gusta ver a los intérpretes técnicamente, no es acerca de técnica, es acerca de lo que quieras contarnos, de escuchar la música…se trata de lucirse, atreverse, soltarse”.
Ante una pregunta del público, Yo-Yo Ma agregó que el trabajo de un músico es ser capaz de llegar a la esencia de la expresión y reportarla con dignidad: “En la música no basta con saber tocar, tienes éxito hasta que alguien percibe la experiencia que estamos transmitiendo”.
Uno de los momentos más ovacionados del encuentro fue la ejecución de tres movimientos de la
Suite para dos violonchelos a cargo de Prieto y Yo-Yo Ma compuesta especialmente para ellos por el mexicano Samuel Zymann.
Prieto narró la anécdota del origen de la pieza, producto de una visita del músico a la ciudad de México hace varios años y que fue estrenada a nivel mundial en 2003.
Al término de la interpretación, Yo-Yo Ma fue despedido con una gran ovación y el público de pie que agradeció su sencillez y talento.