En nombre del Congreso del Estado, el diputado López Jarquín suscribió este martes el “Acuerdo estatal por una vida libre de violencia de género contra las mujeres, niñas y adolescentes”, en un acto que presidió el gobernador Gabino Cué Monteagudo, en el Jardín Etnobotánico del Centro Cultural Santo Domingo de la Ciudad de Oaxaca.
Ahí estuvieron Lorena Cruz Sánchez, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres; Lía Limón García, subsecretaria de Asuntos Jurídicos de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación; la diputada federal Martha García Miche Camarena, presidenta de la Comisión de Igualdad y Género de la LXII Legislatura del Congreso de la Unión, y el diputado Maximino Vargas Betanzos, presidente de la Mesa Directiva de la LXI Legislatura estatal, entre otros representantes populares.
Ante todos ellos, López Jarquín dijo que en la LXI Legislatura del Estado se han logrado acciones fundamentales que buscan construir una nueva realidad en la sociedad oaxaqueña, atendiendo de manera puntual las necesidades que se viven en las comunidades, donde la discriminación es una realidad.
A dos meses de concluir sus trabajos, también reconoció que las acciones realizadas por los Representantes populares “no son suficientes, porque hay grandes rezagos y temas pendientes en materia de los derechos de las mujeres”.
Por eso, a los diputados electos que integrarán la próxima LXII Legislatura del Estado --presentes en la reunión--, les dijo que “tienen una gran responsabilidad para establecer en la agenda de género una prioridad que debe de ser atendida en los primeros meses de su actividad”.
El diputado López Jarquín sostuvo que “la violencia contra las mujeres de todas las edades es una realidad no reconocida plenamente por la sociedad como un desequilibrio social, a pesar de la lucha incesante de las féminas y de algunos hombres”.
Puntualizó: “Mucho queda por hacer, sobre todo en la construcción de un renovado pensamiento que otorgue la posibilidad a las comunidades de mirar a las mujeres, reconocer su valía, derechos y su aportación a la sociedad en igualdad de circunstancias con los hombres”.
Consideró que la violencia con razón de género, en particular el feminicidio, es el último eslabón de la larga cadena tejida por una visión discriminatoria que coloca a las mujeres en un nivel y en un rol o papel social inferior al que culturalmente ocupa el hombre.
“La violencia contra un mujer es un proceso multifacético tomado de elementos culturales, ideas, creencias, conceptos y símbolos que nos han creado una falsa ideas de jerarquías entre mujeres y hombres”, indicó.
Expuso que al ser un proceso multifacético se requiere para su atención y erradicación de acciones transversales, donde participen todos los integrantes de la sociedad, además de la concurrencia de las esferas de gobierno.
“También de las y los ciudadanos, donde cada quien dentro de sus facultades y capacidades apoye y converja en diversas ideas, conceptos y símbolos que reflejen nuestros pensamientos y nos encaminen a la eliminación de la discriminación que se tiene sobre las mujeres”, subrayó
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