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El drámatico regreso de mujeres migrantes de Oaxaca

Martes 22 de enero, 2013.
02:10 pm
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Citlali LÓPEZ/CIMAC Oaxaca, México.- Plautila Méndez Méndez es originaria de San Sebastian Abasolo en los Valles Centrales de Oaxaca. Ella decidió migrar a Estados Unidos para mejorar su situación económica, pero la enfermedad de su padre la hizo regresar. Plautila ronda los 50 años; nunca se casó ni tuvo hijos. A su natal Abasolo volvió para trabajar una triple jornada: cuidar de su padre enfermo, servir de manera gratuita –porque aquí así se acostumbra en esta comunidad– en la regiduría de Educación; trabajar la parcela donde cultiva ajo y también venderlo para obtener recursos y sobrevivir. Plautila se fue en 1990 a Los Ángeles, California, EU, porque el abaratamiento de los productos del campo dejó a la familia en la quiebra. Ella es dueña de una pequeña parcela en Abasolo y junto con las tierras de sus hermanos apenas completan una hectárea en la que siembran ajo. Decidida a hacer su vida en EU, la mujer, en ese entonces de 45 años, cruzó hacia el vecino país de manera irregular para trabajar como niñera y después en una fábrica de suéteres. Fueron casi dos años en los que Plautila estuvo “del otro lado” antes de verse obligada a regresar. Con la difícil experiencia que vivió al ser migrante sin documentos, la mujer desechó de su mente la idea de volver a salir de su país. La situación en su comunidad no es nada fácil, expresa. Al igual que otros comuneros y comuneras enfrenta una de las peores crisis del campo en la conocida tierra del ajo. Bajo el sombrero de palma que cubre su rostro, Plautila limpia el sudor. Mira hacia la parcela donde otro grupo de comuneros siembra por “guelaguetza”, es decir por ayuda sin paga. Plautila asegura que debido al alto índice de migración, cada vez son más las mujeres que están al frente de las tierras porque cuando el esposo se va, ellas son quienes encabezan la siembra y la cosecha. Según el Registro Agrario Nacional, órgano de la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA), las mujeres representan el 25.95 por ciento del total de sujetos agrarios que hay en el país, el cual es de 5 millones 369 mil 913. Del total de mujeres, 87.93 por ciento son ejidatarias y 12.07 por ciento comuneras. El 68.1 por ciento de esta población se encuentra en sólo 10 entidades: Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Estado de México, Puebla, Guanajuato, Michoacán, Guerrero, Hidalgo y Jalisco. De acuerdo con el Inegi, Veracruz es la entidad donde existe un mayor número de mujeres comuneras o ejidatarias, con un total de 142 mil 346, seguida por el Edomex, con 99 mil 716; Guerrero con 92 mil 755; Oaxaca con 85 mil 955, y Chiapas con 84 mil 436. Plautila señala que si la producción en el campo y las remesas no son capaces de sostener los gastos familiares, las mujeres también emigran y las tierras se quedan al cuidado de algún familiar. El trabajo en el campo es difícil. Plautila explica que cada cuarto de hectárea absorbe 13 mil pesos en costos de producción. Durante el ciclo otoño-invierno, las 400 familias de Abasolo sembraron lo equivalente a 400.6 toneladas; en promedio una tonelada por familia. Cada “rollo de campo”, conformado por 65 cabezas de ajo, tiene un costo real de 25 a 30 pesos, pero por la competencia los de Abasolo se ven obligados a malbaratar el producto en 3 y 5 pesos. Plautila agrega que los productores de Abasolo sólo cuentan con siete metros dentro de la Central de Abasto. “Luego nos quitan y no tenemos dónde vender. Eso no se vale porque lo único que hacemos es buscar una forma honesta de vivir”, acusa.

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31/12/2013 | 09:32 pm | lilia
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