Oaxaca, México.- “El patrimonio es infinito, la cantidad de discursos, vasijas, huipiles y esculturas es infinita y no hay ninguna definición previa, ningún sello en algún objeto que nos indique qué vale más, qué importa más o qué es más relevante”, expuso Pablo Escalante, director del seminario de historia de artes del Centro de Investigación y Docencia en Humanidades del Estado de Morelos (CIDHEM), en la mesa Patrimonio y territorio, del ciclo El Patrimonio Histórico y Cultural de México (1810-2010).
Basado en los tópicos de los seis tomos de la colección El Patrimonio Histórico y Cultural de México (1810-2010), coordinada por Enrique Florescano, la Dirección General Adjunta de Proyectos Históricos de la Dirección General de Publicaciones (DGP) del Conaculta organizó un ciclo de mesas de reflexión.
En la primera, efectuada la noche del 14 de noviembre en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, los investigadores Enrique Florescano, Pablo Escalante, Sandra Rozental, Martha Chávez y Omar Moncada Maya trataron los contenidos en los libros La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural y La formación geográfica de Méxicor.
Pablo Escalante, coordinador del tomo La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural, señaló que para construir la idea de patrimonio se toman decisiones sobre lo importante, lo secundario e indicó que hace falta reflexionar sobre lo que se selecciona como patrimonio.
“Se excavó una ciudad y no otra, una plaza y no otra, un tipo de edifico y no otro. Se ha jerarquizado el patrimonio”, detalló.
El investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM dijo que se debe replantear la selección de jerarquías y prioridades del patrimonio.
“Ahora hay una mirada más crítica, regional, municipal y étnicas que da prioridades y ofrece explicaciones al patrimonio desde perspectivas que no son centrales y autoritarias”.
Dijo que “el patrimonio en México está sacralizado, aislado de la experiencia, la explicación, la reflexión cotidiana del ciudadano, por lo que es difícil ligarlo a la historia debido a su encumbramiento casi mítico pero, sobre todo, es difícil asimilarlo en la vida cotidiana también por su relativa hegemonía.
“El patrimonio de una nación existe cuando se construye como idea y ese es el espíritu de los trabajos del libro La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural; evidentemente no basta con la idea, tampoco con los sujetos, las pirámides, los objetos o la cerámica”.
Sobre la publicación abundó en que ésta ofrece una mirada crítica y reflexión sobre el modo en que se construye, persigue y usa el pasado.
Sandra Rozental habló sobre su trabajo publicado en dicha obra, el cual presenta el estudio en el proceso de extracción del monolito de Tláloc.
Sobre La idea de nuestro patrimonio histórico y cultural, Sandra Rozental comentó que es un intento de crítica en torno al patrimonio y de pensarlo como una serie de prácticas que se pueden utilizar por distintos actores, no sólo por arqueólogos, museógrafos, sino también políticos.
Enrique Florescano destacó que el libro es un esfuerzo de reconstrucción de la idea del pasado prehispánico como patrimonio, como eso que empezó como investigación histórica arqueológica y que hoy es un fundamento histórico e ideológico de lo que entendemos como la nación mexicana.
Omar Moncada, uno de los seis colaboradores del tomo La formación geográfica de México, consideró a la geografía parte del patrimonio y abundó sobre su trabajo.
El investigador del Instituto de Geografía aseguró: “la geografía está presente en todas las culturas, la necesidad del hombre de conocer su entorno es una manera de acercarse a ella”.
Indicó que una rama importante de la geografía es la cartografía, pues la elaboración de un mapa es la manera en la que un ocupante del territorio expresa su supuesto dominio sobre ella, y que en el siglo XIX la disciplina funcionó como una construcción de la identidad nacional, regional y local.
Martha Chávez, investigadora de El Colegio de Michoacán, señaló que La formación geográfica de México, tomo coordinado por Carlos Herrejón, debe ser un texto obligatorio para estudiantes, académicos y cualquier persona interesada en conocer cómo se ha construido el territorio mexicano.
Señaló que Carlos Herrejón tuvo la idea de que la publicación no fuera un libro más de geografía, sino en el que se analizara cómo se construye la idea de nación, partiendo de la territorialidad geográfica.
Previo a la participación de los investigadores, Enrique Florescano, director general adjunto de Proyectos Históricos del Conaculta, explicó que la colección El Patrimonio Histórico y Cultural de México (1810-2010), relata en seis tomos la formación del patrimonio geográfico, arqueológico, histórico y cultural de México.
“La colección se pensó ante la necesidad de analizar a fondo las actividades que fueron decisivas en la idea que hoy tenemos de México, lo cual se debe transmitir a las nuevas generaciones”.
Agregó que las publicaciones son una combinación de autores reconocidos, quienes fungieron como coordinadores, y la nueva generación de creadores y estudiosos de la cultura mexicana, por lo que es un logro colectivo y ejemplo de trabajo en conjunto, así como una expresión de compromiso y dedicación de creadores, coordinadores, editores, artesanos de libro y funcionarios.
Organizado por la Dirección General Adjunta de Proyectos Históricos de la Dirección General de Publicaciones (DGP) del Conaculta, el ciclo incluye otras dos mesas a realizarse los jueves 21 y 28 de noviembre, a las 18:30 horas, en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología.
La mesa dos: Patrimonio intangible. Música y literatura abordará temas de los libros La música en los siglos XIX y XX y La literatura en los siglos XIX y XX.