Guadalajara, México.-(SinEmbargo).- La editora independiente se volteó a ver con cierta sorna y mucho desconcierto a la amiga que tenía al lado. Cuando el presidente de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, Raúl Padilla López, pidió justicia para los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal de Ayotzinapa, Iguala, Guerrero y clamó –textualmente- “por la restitución del estado de derecho en México” fue un poco como si algunos planetas hubieran chocado o la misma Tierra hubiera comenzado a girar en oposición al Sol. Los asistentes a la ceremonia de inauguración, entre ellos la editora independiente, no pudieron ocultar su sorpresa.
Por venir precisamente de un hombre muy cuestionado en Guadalajara, una figura poderosa y ligada a los enclaves de alto rango en la llamada “Perla de Occidente”, la consigna de “vivos se los llevaron, vivos los queremos” cobró una fuerza inusitada y marcó la impronta de lo que se convertiría la edición 28 del encuentro librero más importante del continente y uno de los más relevantes en el mundo.
Estamos a lo que en filosofía se describe como una paradoja: lo inesperado tuvo más efecto que si la consigna hubiera emanado de alguna institución de izquierda o de defensa de los derechos humanos y aunque no se puede hacer futurología en un tema tan difícil y doloroso como el de los 43 estudiantes de Iguala, probablemente si Raúl Padilla no se hubiera pronunciado tan firmemente frente al hecho que ha transformado para siempre la historia de México, la FIL 2014 hubiera sido otra.
LA LUCHA POR LOS DERECHOS HUMANOS EN EL CONTINENTE
Con Argentina como país invitado de honor era previsible que la Feria Internacional del Libro en Guadalajara diera preeminencia al tema de los derechos humanos. Nadie duda de la calidad de los escritores de dicho país sudamericano, mucho menos de su historia futbolística, ni siquiera de lo ricos que son su carne y sus vinos, pero si algo tiene para presumir el país de Cristina Fernández de Kirchner es su osada política en materia de derechos humanos, una obsesión por hacer justicia para las miles de víctimas que dejó la cruenta dictadura que asoló al país entre 1976 y 1983.
Así las cosas, Abuelas de Plaza de Mayo, con su titular Estela de Carlotto a la cabeza, le dieron a la FIL una sensibilidad especial frente al tema, según lo admitió la propia directora del encuentro, Marisol Schulz, en una entrevista previa a la inauguración, que aconteció el pasado 30 de noviembre. “Los avances de Argentina en materia de derechos humanos, con el juicio a los militares involucrados en la represión durante la última dictadura, aportará algo de luz en un momento muy complicado de la vida de México”, afirmaba la funcionaria. Y así fue, efectivamente.
A los 84 años, Estela de Carlotto resultó una presencia más que luminosa en Guadalajara. Dicen los que conocen a esta mujer hermosa, paciente y muy inteligente que la aparición de su nieto, hijo de Laura, la hija que fue asesinada por los militares luego de que diera a luz en condiciones infrahumanas, le duplicó la energía. Lo cierto es que en la FIL estuvo imparable y nunca dejó de expresar su solidaridad con los familiares de los desaparecidos.
Durante su presencia en la FIL se encontró con Rafael López, padre de uno de los normalistas, ante quien aseguró tener “la obligación moral y sentimental de acompañar a los padres, a los jóvenes [de Ayotzinapa] en algo tan tremendo”. Estela de Carlotto, imparable en la FIL, reiteró una y otra vez su solidaridad con las familias de los 43.
Foto: FIL
Como se sabe, las Abuelas de Plaza de Mayo es una organización que busca a los nietos que les fueron arrebatados cuando se llevaron a sus hijos. Familias enteras fueron desaparecidas, los padres fueron asesinados y los hijos repartidos entre familias afines a los militares. “Tenemos una necesidad enorme de que no se olvide la consigna ‘Nunca más’.
Las Abuelas de Plaza de Mayo no le deseamos mal a nadie, pero estamos convencidas de que debe juzgarse a todos y que los que ya están presos no deben salir. Tenemos que confiar en la justicia porque, aunque sea lenta, llega”, dijo Estela en la FIL.Para Carlotto, Ayotzinapa es apenas un episodio de una sucesión de agravios, así como se mostró muy prudente a la hora de evaluar soluciones o dar recetas que sólo deben y pueden encontrar los mexicanos. “No hay una receta, es diferente en cada país.
Lo que sí les puedo aconsejar es que hagan cosas en común, que se unan. No hay que bajar los brazos ni creer todo lo que se diga hasta que no se tengan pruebas. Hay que tener confianza en el amor de estas familias, que tienen claro lo que quieren”, dijo en el marco de una conferencia de prensa que hizo llorar a todos los presentes.
Sobre todo cuando tomó la palabra el campesino Rafael López, padre de uno de los normalistas de Ayotzinapa, vistiendo una playera con el rostro de su hijo, Julio César López Patolzin. Debajo del rostro del joven y su nombre, un mensaje: “¡Hasta encontrarte!”. Don Rafael saluda a Estela y le recuerda que se conocieron hace unos días, en la Ciudad de México.
Después, comparte su mensaje: explica que el gobierno miente y que no está buscando a los muchachos; comparte su convicción de “los quieren dar por muertos a la fuerza para que nadie los acuse”; retoma las palabras del presidente Enrique Peña Nieto cuando hace llamados a la no violencia y cuestiona: “Como si lo que hicieron con nuestros hijos no fuera violencia”. Y luego, advierte: “Ahora nos tocó a nosotros, no queremos que les toque a otras escuelas, a otras familias.
Nuestro delito fue mandar a nuestros niños a una normal rural porque no teníamos para pagar la normal privada”. Su rostro luce cansado y, al mismo tiempo, se ve fuerte. Habla con convicción. Agradece a la gente que los ayuda: la sociedad civil, los estudiantes. “Cuando me gritan ‘No están solos’ me dan fuerza, me transmiten energía”.
“¿Cómo va a enfrentar un padre el dolor por la pérdida de un hijo, si es el que le dio la vida? Acá deben preguntarse qué pasó desde que empezó todo esto en el país. Estudiar cuándo comenzaron las desapariciones, cuándo empezó el narco, de dónde vienen las armas, quién se está beneficiando con todo esto”, dijo Carlotto.
“Los chicos de Ayotzinapa son unos niños: no les pueden adjudicar nada, no los pueden hacer pasar por perversos o peligrosos. Lo que impacta tanto es que son unos niños a los que no dejaron vivir. Vivos se los llevaron y vivos los queremos. Tenemos que seguir buscándolos con vida hasta que nos demuestren lo contrario, pero con pruebas”, habló fuerte y claro la dirigente, en un discurso que se repitió a lo largo de toda la Feria Internacional del Libro en Guadalajara.
LA MÁS BELLA MÚSICA
El encargado de abrir la programación musical en la FIL fue el grupo de jazz Escalandrum, comandado por el baterista argentino Daniel Piazzolla, quien ofreció un concierto de homenaje a su abuelo Astor Piazzolla, a quien consideró “el mejor músico que haya dado la Argentina”, en el que participó como invitada nuestra Julieta Venegas. Antes de que los músicos se subieran al escenario y comenzaran con el show, la locutora pidió el conteo de 1 a 43 que había sido sugerido por Juan Villoro.
El resultado: estremecedor. La más bella música fue la numeralia fervorosa de todos los asistentes al concierto y que no dejó pasar el director del grupo: ¿Cómo salimos de esto?, preguntó. Y salió tocando y cantando los famosos temas de su no menos célebre abuelo, mientras los espectadores vibraban con el grito de justicia que atravesaba las paredes de la Expo.
“A los 43 los quemaron como en la Segunda Guerra Mundial”, dijo el historiador. Foto: FIL Desde entonces, todos los shows iniciaron con el conteo estremecedor y que alcanzó su cota máxima el 1 de diciembre, cuando famosos escritores como Paco Ignacio Taibo, Juan Villoro, Armando Vega Gil, Benito Taibo, acompañados por casi toda la delegación argentina, encabezaron la marcha a favor de Ayotzinapa convocada por diversos colectivos.
El contingente conformado por más de mil personas partió de la FIL hacia la glorieta Niños Héroes y la marcha transcurrió de manera pacífica, dando voz al encuentro librero que, según Paco Ignacio Taibo, “no puede permanecer callada cuando hay un país que grita”. Los escritores argentinos firmaron una solicitada en solidaridad con las familias de los estudiantes desaparecidos “porque nos parece imposible estar acá y no opinar.
Sabemos que hay una ley mexicana que prohíbe que los extranjeros opinen sobre los temas nacionales, pero no nos van a poder llevar a la cárcel porque tantos argentinos juntos en un mismo lugar nadie los soporta”, dijo la escritora Claudia Piñeiro. La periodista Pilar del Río, viuda de José Saramago, mostró su horror “por los 43 estudiantes desaparecidos, pero después el horror por la cantidad de fosas comunes llenas de cadáveres de personas cuyas desapariciones no fueron denunciadas”.
“No son 43, ni mil, son 100 mil, 150 mil, y eso me aterra. Me resuena el grito de Elena Poniatowska en el sentido de qué se puede esperar de un país que tiene cadáveres por todo su territorio. Si siembras cadáveres recogerás muerte. José Saramago, en una situación similar en Colombia, dijo que Colombia tenía que vomitar a sus muertos, porque si ellos no sabían por qué habían muerto nosotros teníamos que saber por qué habían vivido y por qué habían sido asesinados.
Cuáles eran sus nombres, sus señas de identidad. ¿Cómo es posible que un país tan culto como México permita esto?”, se preguntó Pilar en una entrevista que publicamos hoy en SinEmbargo.
Al presentar su versión light de El Quijote, acompañado por funcionarios de la Real Academia Española, Arturo Pérez Reverte hizo hincapié en la prudencia que hace falta en todas las luchas sociales si lo que se busca es el éxito de las consignas, pues tiene miedo de que “en este mundo vacío de ideologías no haya valores morales detrás de ese joven que quema un contenedor en México o en España”.
“Al mundo que viene le deseo muchos Quijotes, para que ese fuego tenga reflejos de nobleza y no sólo destruya, sino también construya”, afirmó el autor de Las aventuras del Capitán Alatriste. “Todas las batallas deben pelearse, pero es importante saber cómo hacerlo, porque no todas deben pelearse a cañonazos. El ser humano vino a luchar.
Lo peor del mundo no son los malos, sino los cobardes”, agregó. En el marco de la FIL, el historiador Enrique Krauze advirtió sobre el peligro que corre la democracia mexicana si no se resuelve el caso de los 43 estudiantes desaparecidos. El escritor español pidió prudencia en las luchas sociales.
Foto:FIL
“Del caso Ayotzinapa depende la supervivencia de la democracia mexicana. La frágil, la joven, la imperfecta democracia mexicana, depende de la resolución del caso de los normalistas. Lo dije cuando inició el caso y lo repito aquí. Sigo pensando lo mismo”, afirmó Krauze en una conferencia de prensa donde intentó presentar la edición de bolsillo de su Colección Histórica, pero en donde el tema de los desaparecidos de iguala fue el gran referente y referido.
“Ese crimen se multiplicó porque fue informado en tiempo real por las redes sociales y afectó a la médula de la sociedad mexicana al tratarse de estudiantes. En este país, en 1968, el gobierno masacró a un número indeterminado de estudiantes, así que este hecho tocó un punto muy sensible de la imaginación política mexicana”, afirmó el también director de Letras Libres.
NO MAMES, PEÑA NIETO
En silla de ruedas y vestido con una playera que llevaba la leyenda “No mames, Peña Nieto”, el legendario Fernando del Paso expresó su solidaridad con las familias de los 43 normalistas desaparecidos, antes de participar en el homenaje a Octavio Paz por el centenario de su nacimiento. El miércoles 3 la organización de estudiantes Ecos del Pasado realizó un ‘flashmob’ en la FIL para exigir la aparición de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala.
La acción coordinada se llevó a cabo en el pabellón de Argentina de la FIL. Carmen Aristegui, Lydia Cacho y Juan Villoro tomaron lista de los 43 estudiantes desaparecidos en una ceremonia conmovedora que hizo también llorar a los presentes. Se derramaron muchas más de 43 lágrimas y la Feria Internacional del Libro 2014 será recordada por los 43 ausentes cuyo regreso espera todo México. “No porque mañana pueda ser yo, sino porque hoy no puedo ni quiero ser sin ustedes”, tal como decía uno de los tantos carteles que vistieron las paredes de la Expo Guadalajara.