Oaxaca, México.-Para los que nunca quieren que su perro muera, ahora tienen la opción de pagar más de 1 millón de pesos por un clon que lo sustituya eternamente. El doctor Hwang Woo Suk dirigió el primer equipo en clonar un cachorro en 2005 y desde entonces lo ha hecho con 550 perros más, por lo que la garantía de obtener una criatura exactamente igual a la del perro del cliente es totalmente efectiva. En una sola temporada de clonación, el doctor Hwang Woo Suck puede ganar hasta 5 millones de dólares o a veces, de un sólo proceso puede obtener 2.6 millones como le fue ofrecido por un hombre para copiar un cachorro de raza golden, según la revista Bloomberg Bussiness Week. Entre sus clientes más comunes se encuentran los dueños que tienen o tuvieron perros de razas raras, dueños devotos que tienen mascotas con enfermedades terminales y gente que tiene perros con trabajos especiales como canes policías o detectores de bombas. Aunque la ambición de Hwang Woo va más allá de esta especie, ya que prevé la clonación de vacas para ayudar a China a lidiar con la gran demanda de carne para consumo humano. Hwang usa perras callejeras como madres sustitutas para gestar los clones, ya que tienen vientres más grandes que pueden soportar el estrés de las cirugías, pues los partos por cesáreas son recomendados cuando se trata de razas grandes. El procedimiento de la clonación de un cachorro, según Hwang Woo, consiste en tomar una biopsia de las células somáticas que provienen normalmente del abdomen del perro o la especie que será clonada. Posteriormente conserva las células en nitrógeno líquido, obtiene ovocitos (óvulos sin madurar) de donadores, les remueve los núcleos y luego les inyecta las células somáticas del animal dentro del óvulo sin núcleo. Después fusiona las células y el huevo en un embrión reconstruido con el uso de electricidad y quirúrgicamente implanta el óvulo en la madre sustituta. Esta técnica se conoce como la Transferencia Nuclear de Células Somáticas (SCNT por sus siglas en inglés) y es la misma que se utilizó para crear al clon de la oveja Dolly en 1996 entre especies. Otros científicos usan este mismo proceso, llamado también la “patente Dolly”, para replicar otros animales como vacas, cerdos, cabras. La licencia la otorga una compañía de Estados Unidos llamada ViaGen, que tiene la propiedad intelectual del creador de la oveja, el Doctor Ian Wilmut. Aunque para la clonación de perros se usa la misma técnica que se utilizó para la clonación de la oveja Dolly, tuvo varias modificaciones para adecuarse a los perros. Foto: TIME. Así fue como nació también Snuppy, el primer perro clonado, en las instalaciones de la Universidad de Seúl sólo que se modificaron varios factores genéticos, pues los perros tienen rasgos complicados de su sistema reproductivo que dificultaban la clonación en perros. Varios científicos al ver que tomó más de 120 intentos para que Snuppy naciera, le sugirieron a Hwang Woo que se rindiera en el campo de clonación de mascotas. Pero no sólo mantuvo a Snuppy como prueba, sino que también en el 2007 conoció a un hombre, Lou Hawthorne, que intentó clonar una perrita llamada Missy al final de la década de los noventa en una compañía que ya no existe llamada Genetics Saving & Clone. Los científicos fracasaron en obtener réplicas de Missy después de varios años y millones de dólares perdidos, pero conservaron varias células de la perrita por lo que Hawthorne le pidió a Hwang que lo intentara. Woo Suk no sólo hizo una réplica exitosa de Missy: hizo cuatro. Cualquiera en el mundo de la genética sabe quién es el Doctor Hwang Woo Suk: llegó a la cumbre de su carrera tras publicar dos estudios que comprobaban el éxito de varios experimentos sobre la clonación de un embrión humano. El gremio científico alabó el trabajo que Hwang hizo en la Universidad Nacional de Seúl en Corea del Sur, sobre la extracción de las células del embrión y su posible uso en el tratamiento de todo tipo de enfermedades. La revista TIME lo incluyó en su lista de “Personas que importan” en el año 2004 y en junio del 2005, el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Corea lo nombró el Científico Supremo en la historia del país, por lo que hasta la imagen de su rostro fue usado en estampas postales. Pero todo era demasiado cierto para ser verdad, cuando un investigador estadounidense, coautor de los estudios publicados en la revista Science, desmintió los resultados y probó que algunas mujeres habían sido pagadas por usar sus ovarios, se descubrió una violación ética importante. La Universidad de Seúl dio inicio a un proceso legal al descubrir que no existió tal clonación de embriones y que las fotografías de los resultados de esa investigación eran falsas. El gobierno canceló todos los fondos al doctor, quien ofreció una conferencia de prensa para disculparse por lo que había hecho y explicar que lo había cegado su trabajo y su necesidad de logros. La historia no terminó ahí, el gobierno acusó a Hwang de violaciones bioéticas y de una malversación de 700 mil dólares de fondos públicos de investigación, por lo que revocaron su licencia para practicar investigación celular. La única forma en que pudo evadir dos años de prisión, fue al admitir que no usó los recursos públicos para gastos personales, sino para comprar los óvulos de las mujeres. Y aunque para el 2009 el investigador se encontraba sin nada de dinero y sin licencia para ejercer su profesión, todavía mantenía el apoyo del público coreano que le ayudó monetariamente para que siguiera trabajando y así fue como inició Soaam Biotech, la compañía de investigación. Actualmente Hwang mantiene esa compañía que prevé aliarse con BoyaLife, una empresa china que creció en menos de 10 años al tener 28 subsidiarias y operar en 16 provincias de China. Ambas empresas planean abrir un laboratorio en ese país para operar la primera planta de clonación de animales comercial, pues su objetivo es expandir esta actividad en todo el país.
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