Santiago de Chile.-En aquellos años "lo que más deseaba era un ejemplar de la primera edición del Canto General publicado en México en 1950". Pero 30 años después, Soto tiene entre sus manos una edición única del décimo poemario del premio Nobel, compuesta por los originales corregidos con su característica tinta verde.
Correcciones en verde Pablo Neruda
El 12 de julio de 2005, justo cuando se cumplían 101 años del natalicio del poeta, Soto consigue "Los conquistadores", poema en manos de la familia Perelman con el que logra completar todos los manuscritos del Canto General. Una hazaña que conoció Elena Cruz, la directora de Proyectos de la Corporación Patrimonio, por la prensa.
Alturas de Macchu Picchu
CANTO GENERAL
Compuesto por 15 secciones y 231 poemas, Pablo Neruda comenzó a escribirlo en 1938, pero no fue hasta 1950 cuando se publicó en México. Durante ese período, Neruda entró en el Partido Comunista y fue elegido como Senador por Tarapacá y Antofagasta.
Consiguió "el único permiso que dio la República de Chile para que un poeta empezara a escribir un libro", recuerda Soto. Una obra que terminó, sin embargo, en el exilio, perseguido políticamente tras su "Yo acuso", que también forma parte delCanto General. "Las circunstancias de su vida van definiendo la celeridad de su escritura. Tal vez, si no hubiera tenido problemas políticos, no lo hubiera terminado nunca", conjetura.
Manuscrito Pablo Neruda
La nueva edición "es una manera de conservar, difundir y poner en valor" el legado cultural del "coloso Neruda", explica Cruz. Actualmente, está disponible a través de la Dibam, pero el objetivo es poder digitalizarlo y subirlo a la página web de Patrimonio, para que esté al alcance de cualquier chileno.
"No tiene un valor monetario, sino patrimonial", enfatiza Soto, quien confiesa que algunos capítulos fueron difíciles de conseguir tanto por los montos involucrados, como por las circunstancias que rodeaban a los poemas. Algunos capítulos eran herencia de familias particulares que exigían "conocerme bien a mí", antes de despegarse de sus pequeñas joyas que conformaron el gran tesoro que Soto recopiló recorriendo Chile, España, Inglaterra, Francia y Portugal.
De sus viajes a Europa, consiguió el original de La Argentina, editado por Pedro Crasbeeck en 1602. Era el único que le faltaba a la colección americana del bibliófilo Lehmann que conoció en aquel viaje en 1973. Al enterarse de su nueva adquisición, lo volvió a invitar a Buenos Aires, donde llegaron a un acuerdo: La Argentina por "Que despierte el leñador"; el poema “decisivo” para el coleccionista chileno, pues fue “la génesis de mi colección de manuscritos del Canto general”
Te podría interesar...
Esta conversación es moderada acorde a las reglas de la comunidad “Ciudadanía Express” . Por favor lee las reglas antes de unirte a ella.
Para revisar las reglas da clic aquí