Oaxaca.- México ocupa el primer lugar en violencia escolar entre los 34 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En días recientes se ha informado de casos registrados en distintos estados con graves consecuencias.
Las medidas orientadas a su atención deben privilegiar la educación y la cultura, factores claves para consolidar una convivencia basada en el diálogo y el respeto en todos los niveles educativos, aseguró Javier Carreón Guillén, académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
La violencia no se combate con más violencia. Los programas deben ofrecer a infantes y jóvenes espacios adecuados para convivir, ejercitarse y aprender música, entre otras actividades. Sólo las estrategias públicas amplias e integrales en la materia podrán erradicar las agresiones, puntualizó en ocasión del Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión, que se conmemora el 4 de junio.
Estudio de caso
Al exponer los resultados de un estudio realizado entre más de 260 estudiantes de un plantel universitario en Chimalhuacán, Estado de México, explicó que las agresiones de todo tipo en el ámbito escolar se enmarcan en el concepto de violencia formativa organizacional.
Es física, psicológica y moral;inhibe el diálogo, los acuerdos y las responsabilidades orientados a la construcción de una identidad ciudadana frente a su relación con el Estado, detalló.
Identificamos indicadores como prejuicio, hostigamiento, subyugación, cosificación, estigma, acoso y benevolencia, y es esta última la de mayor incidencia en la investigación, pues tiene un lado negativo al impedir el desarrollo personal de los alumnos y no promover la creatividad, iniciativa e innovación en las aulas. Representa una agresión psicológica porque disminuye las capacidades de niños y jóvenes, sintetizó.
Violencia en las aulas
Respecto a los casos en escuelas del país, el académico expuso que las agresiones registradas entre pares es síntoma de la violencia formativa, porque detrás de los golpes y las burlas está la cultura de la benevolencia que permite estas acciones.
Para erradicar estas actitudes es prioritario fomentar el diálogo y la participación en todos los niveles educativos. En este sentido, la promoción de los derechos es un área de intervención del trabajo social que coadyuva a la construcción de una identidad sociopolítica con valores cívicos y estilos de vida orientados a la paz pública, concluyó.