Armando Pérez
Oaxaca, México.-El mural que Rodolfo Morales pintó en 1955 en la sala de cabildos del palacio municipal de este, su pueblo natal, vuelve a mostrar signos de deterioro a doce años de haber sido restaurado.
La humedad que provocan las lluvias y la vegetación que satura en esta época la parte trasera del inmueble, construido con adobe, es la principal amenaza de la obra monumental del artista plástico llamado “El señor de los sueños”.
“Hace como doce años se restauró con el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y se colocaron rejillas el pie de los muros para darles mayor ventilación y atajar la humedad, pero al parecer este sistema ya no está funcionando”, explica Alberto Morales, sobrino del artista y presidente de la Fundación Rodolfo Morales.
El mural del Salón de Cabildo, Morales empezó a pintarlo en 1955 con motivo del IV centenario de la fundación de Ocotlán, cuyo nombre en náhuatl significa tierra de ocote, y realizó a decoración total del espacio en 1980, con la técnica de acrílico.
El muro más amplio está cubierto con un fresco del mercado de Ocotlán y las demás paredes con cuadros como “El paseo de los roseros”, que sirvió para ilustrar algunos libros de texto gratuitos.
Hace unos días, el arquitecto Esteban San Juan, cercano colaborador de Morales en sus diversos proyectos culturales y sociales, convocó a una rueda de prensa para llamar la atención de las autoridades estatales y federales sobre el deterioro del mural, pero a la fecha no ha habido ningún pronunciamiento oficial al respecto.
Dice Alberto Morales, director de la Fundación Rodolfo Morales, que el reconocido restaurador Manuel Serrano visitó el mural y estimó que es necesario aislar con placas de acero el muro para evitar los daños por la humedad, y calculó que el costo de este mecanismo tendría un costo aproximado de 5 millones de pesos.
El legado de Morales
El artista plástico dedicó buena parte de tiempo y cuantiosos recursos para hermosear su tierra con la esperanza de que así llegara más turismo, más actividad económica para sus paisanos.
Así, recuerda Alberto, fue como su tío restauró el ex convento de Santo Domingo de Ocotlán y obtuvo un comodato para instalar sus obras y convertirlo en un museo que hasta la fecha atrae el interés del turismo interesado en la plástica oaxaqueña.
También con el anhelo de dar originalidad y hospitalidad a Ocotlán, consiguió apoyos de fundaciones internacionales como la Rockefeller para sembrar 38 mil 500 jacarandas en los costados de 7 kilómetros de la carretera que conduce a la población.
Otro proyecto encaminado a dotar de empleo a los pobladores del municipio cercano de San Martín Tilcajete, y evitar la migración, se materializó en la siembra de 40 hectáreas de copal, materia prima para la elaboración de los tradicionales alebrijes.
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