Oaxaca, México.- En el marco de la 34 edición de la Feria Internacional del Libro Oaxaca (FILO), en Casa de la Ciudad se encuentra la exposición fotográfica Nereo López, un contador de historias, la cual se inauguró el domingo pasado con la participación del artista.
El día de la inauguración, aunque el salón para la plática estaba listo, el artista prefirió hacer un recorrido a pie y explicar algunas de las fotografías que ha tomado en diferentes partes del mundo durante su carrera, además de conversar con el público.
Los pasillos de Casa de la Ciudad fueron testigos de los relatos y descripciones que Nereo compartió con los asistentes. A través de sus gráficas sumergió a los asistentes en un recorrido del siglo XX al actual.
Contador de historias
Sus “fracasos eróticos” son algunas de las anécdotas que guardan las imágenes de la exposición, contó el artista de 94 años. Una de esas historias es la de una muchacha que creyó haber conquistado y días después descubrió que la dirección que había obtenido era de un convento.
En su obra es evidente el disgusto por los paisajes, atendiendo cada una de las capturas al lema que mantiene: “Las fotografías deben retratar gente o acciones”, ya que de lo contrario, para él, son imágenes sin vida.
La libertad en cada encuadre hace visible parte de su personalidad. Él retrata lo que es de su gusto, por lo que rechaza hacer trabajos y proyectos por encargo, argumentando que no lo hace por una cuestión económica.
Cada imagen representa su recorrido por el mundo, sin embargo, para Nereo López ver su trabajo no le causa melancolía, pues ya ha visto mucho y eso es satisfactorio.
¿Quién es Nereo López?
Fotógrafo viajero dedicado a contar historias, cronista y cartógrafo a la vez, practicante de ese género hibrido entre la poesía visual y el documento que es el fotoensayo.
De acuerdo con su biografía, su trabajo cumplió la importante función de ayudar a “abrir los ojos” a la Colombia urbana, aquella que habitaba los valles y las cordilleras andinas y las costas del Caribe, unida entre sí por pocas vías de transporte, un país que desconocía la vida de otras comunidades que habitaban su territorio.
En la actualidad, vive en Nueva York, está jubilado y, según lo relató durante la plática en Casa de la Ciudad, la edad no lo intimida, ni siquiera para dejar de atraerles a las mujeres que lo contactan e intentan cortejar, pero dejó claro que después de cuatro matrimonios prefiere su soledad, aunque él nunca ha estado ni está solo.
En el presente trabaja en una serie de imágenes sobre la orejas, nacida de la inquietud de poder retratar las diferentes formas de esta parte del cuerpo humano.
A sus 94 años afirma sentirse bien y continúa haciendo lo que es su más grande pasión, la fotografía.
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